Costa Rica ha tenido problemas para cumplir su meta de inflación del 3%: en 27 de los últimos 28 meses ha estado fuera del rango que busca el Banco Central de Costa Rica (BCCR). Lo curioso es que en ese periodo ha estado tanto por arriba de la meta, como por debajo, un fenómeno poco común en la coyuntura mundial y que podría deteriorar la confianza de los agentes económicos.
La última vez que el país estuvo dentro del rango de tolerancia de ±1 punto porcentual alrededor de la meta fue en abril del 2023, pero solo estuvo de paso, mientras cambiaba su tendencia de inflación a deflación. Para encontrar el último periodo en el que se estuviera por al menos dos meses consecutivos dentro del objetivo hay que ir a enero del 2022.
Además, el retorno a la meta se ha ido aplazando. Por ejemplo, en enero del 2023 —cuando la inflación seguía alta— los modelos de proyección del Banco Central apuntaban a que se regresaría a la meta a finales de ese mismo año. Ahora, en junio del 2024, se proyecta un retorno hasta el primer trimestre del 2025. Es decir, el país podría acumular nueve meses más de incumplimiento.
Riesgos del incumplimiento
La meta no es una cifra antojadiza, se calcula tomando en cuenta la inflación de los socios comerciales más cercanos al país. Tampoco es opcional, el Banco Central trabaja con prioridad para cumplirla porque la meta es una especie de promesa que la entidad le hace a los agentes económicos de que creará el espacio propicio para mantener una inflación baja y estable. De esta manera crea una convergencia entre la forma en la que el mercado espera que se comporten los precios (su expectativa de inflación) y los objetivos macroeconómicos del BCCR.
Al incumplirla por periodos prolongados se puede agrietar esa confianza y desanclar las expectativas de la meta. En este caso, al estar por debajo, cuanto más difieran las expectativas más complicado se va a volver subir los precios al rango deseado. Lo contrario sucede cuando se incumple por arriba del margen de tolerancia.
“Si gente empieza a esperar que la inflación se mantenga muy baja o negativa, eso le dificultará al Banco Central el hacer retornar la inflación a su meta. A medida que la gente espere una inflación muy baja, así va a alimentar sus expectativas de precios y, consecuentemente, sus contratos y sus transacciones”, explica Rodrigo Cubero, expresidente del BCCR.
Esto también podría causar una espiral deflacionaria en la que los agentes económicos posponen sus decisiones de inversión y consumo pues piensan que en el futuro los precios serán más bajos. Un fenómeno como ese crea un círculo vicioso en el que se contrata menos, se consume menos, se crece menos, se recolectan menos impuestos y la economía empieza a mostrar síntomas de recesión.
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Cubero cree que todavía se está lejos de caer en dicha espiral, pero advierte que el riesgo sigue ahí.
Además, el incumplimiento también le resta credibilidad a las autoridades y podría jugar en su contra en futuras crisis inflacionarias.
Quedar fuera de la meta no es un problema único de los últimos dos años. En los 101 meses (desde 2016) que han pasado desde que tenemos la meta actual del 3%, solo en 28 el país ha estado dentro del rango de tolerancia. Es decir, se ha incumplido en un 78% del tiempo.
Esto responde en buena parte a un periodo turbulento: en esos ocho años hubo una crisis fiscal, una pandemia y una ola inflacionaria mundial. Todos estos son elementos que no solo tienden a influir con movimientos abruptos en los precios, sino también a exacerbar las expectativas de inflación de las personas y empresas, haciendo que sea más difícil acercarlas a la meta.
Un fenómeno mundial
En lo que respecta a los últimos dos años, Costa Rica no ha estado sola: a la gran mayoría de socios comerciales del país les ha costado retornar la inflación a la meta. Ni siquiera Estados Unidos lo ha logrado todavía.
“Me ha sorprendido la duración del choque inflacionario en los países avanzados. Eso ha sido más duradero, más persistente de lo que se esperaba inicialmente”, menciona Cubero, quien presidió el BCCR cuando la inflación internacional comenzó a gestarse.
Sin embargo, el caso de Costa Rica es diferente: mientras el resto del mundo está tratando de bajar sus precios, todavía por encima de la meta, el país tiene que subirlos para salir de una deflación que acumula 12 meses consecutivos.
“La sorpresa es más bien opuesta: una inflación que se mantiene por un tiempo muy prolongado por debajo de la meta del Banco Central en un contexto en el que sus socios comerciales están batallando con el problema contrario”, dice el expresidente del Central.
Róger Madrigal, presidente del BCCR, también se ha visto sorprendido por la longitud y la magnitud de las variaciones de precios hacia el alza y la baja.
“No esperábamos que la inflación se nos fuera a 12,13% en un periodo tan corto en el 2022 y también hubo un grado de sorpresa en algún momento con lo rápido que se devolvió y su persistencia”, mencionó Madrigal en la conferencia posterior a la última reunión de política monetaria del 20 de junio.
Subir los precios
Subir los precios hacia la meta es un fenómeno relativamente poco común para Costa Rica, país que, por el contrario, suele luchar contra inflaciones altas. De hecho, solo ha tenido deflación por doce meses consecutivos en una ocasión en los últimos cuarenta años: entre julio de 2015 y junio del 2016.
Además, como ya se mencionó, es la excepción ya que el resto del mundo está tratando de bajar los últimos puntos de inflación. Cubero explica que se debe principalmente a la combinación de la caída en el tipo de cambio con la vulnerabilidad del país a los precios internacionales (cotizados en dólares).
“Si bien es cierto que Costa Rica no es el único país en el que ha habido una apreciación cambiaria, sí es un país donde el efecto traspaso del tipo cambio sobre los precios es mucho más alto. Esto es porque tenemos un componente importado del índice de precios del consumidor (con lo que se calcula la inflación) más alto que el promedio de los países latinoamericanos. Eso significa que cuando el tipo cambio se mueve a la baja, los precios en Costa Rica tienden a bajar más que en otros países”, explica Cubero.
Las proyecciones del Central apuntan a que la inflación regresaría a valores positivos en el segundo semestre del año, pero entraría al rango de tolerancia hasta el primer trimestre del 2025. Además, la valoración de riesgos inflacionarios es hacia el alza.
Entre los riesgos hacia el alza están los choques de oferta por fragmentación del comercio global (conflictos geopolíticos y fenómenos climatológicos) y la dolarización desordenada de los portafolios de inversión producto del diferencial entre tasas en colones y dólares. Los riesgos a la baja provienen de un crecimiento económico menor al esperado en los socios comerciales y el lento traslado de los ajustes de la Tasa de Política Monetaria hacia las tasas de interés activas (préstamos).
A mayo, las expectativas de inflación a 12 meses medidas por el BCCR están dentro del rango de tolerancia: las de mercado apuntan a una variación del 3,72%, mientras que las de encuestas están en un 2%, apenas en el límite del margen inferior.