El crecimiento económico bajo una serie de principios y acciones sostenibles abren una puerta para que países emergentes, como Costa Rica, tomen la delantera y recuperen a un ritmo más acelerado.
Pese a que la COVID-19 dejó una huella imborrable en las economías mundiales y principalmente en aquellas que ya presentaban problemas financieros estructurales, el presidente del Banco Mundial, David Malpass aseguró que a través de una estrategia integrada y políticas públicas que enfaticen el desarrollo verde, resiliente e inclusivo, será posible observar un ritmo de recuperación más rápido y eficaz.
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“Esto debe estar alineado con la necesidad de políticas que ayuden a los países a aumentar la alfabetización, reducir el retraso en el crecimiento y la desnutrición, garantizar el acceso a agua potable y energía, y brindar una mejor atención médica. Necesitamos trabajar para mejorar y expandir las cadenas de suministro locales y fortalecer la biodiversidad y los ecosistemas”, agregó Malpass.
Para economías como la costarricense dependiente de la importación de materias primas y el turismo son fundamentales para el funcionamiento del país, seguir una estrategia exportadora para generar puestos de trabajo, crecimiento sostenible y cerrar la brecha de ingreso con los países ricos, será primordial en el camino a la estabilidad económica.
Emmanuel Agüero, economista y gestor de Inversiones de Mercado de Valores, explicó que Costa Rica tiene muchos años enfocado en el saneamiento de las finanzas públicas de manera que no se ha prestado atención al desarrollo de políticas donde se mejore el crecimiento sostenible y se aprovechen los recursos. Al sacar provecho de estos recursos los países podrán ver los resultados en el mediano y largo plazo.
“Quizás mucho responda por ese agotamiento hacia la discusión fiscal, hemos tenido tres o cuatro años hablando de finanzas públicas y eso no nos ha dado el espacio para poner en debate aspectos de largo plazo como la parte ambiental que Costa Rica tiene mucho espacio para explotar”, explicó Agüero.
Un reciente estudio del Banco Mundial sobre Costa Rica publicado el pasado 17 de junio destaca la necesidad del país para la diversificación económica, la cual requiere el traslado de la producción y el comercio hacia una estructura productiva más amplia con el fin de elevar la productividad, generar puestos de trabajo y fomentar el crecimiento sostenible para reducir la pobreza.
Por otra parte, el presidente de la entidad aseguró que es responsabilidad de los gobiernos en alianza con el sector privado -siempre que sea posible-promulgar reformas de política sostenible para estimular la inversión privada, incluida la IED.
En Costa Rica, por ejemplo, el acceso a la electricidad abarca el 99% de la población, lo cual representa el mismo nivel que en los países de ingreso alto en América Latina.
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Asimismo dadas las ventajas geográficas y niveles favorables de precipitación, la generación hidroeléctrica representa tres cuartas partes de la producción total de energía.
“Si bien esta alta dependencia en la generación hidroeléctrica puede acarrear ciertos riesgos debido a la posibilidad de variaciones en los patrones de lluvia como resultado del cambio climático, el notable avance costarricense en términos de energía renovable representa una base sólida para un suministro de energía sostenible y respetuoso con el medio ambiente a futuro”, advierte el informe del Banco Mundial.
Pese a que ese resultado en términos de electricidad es positivo, no es posible ver el mismo comportamiento en otros aspectos del país como infraestructura vial y diversificación de exportaciones donde se observa un rezago importante.
Ofertas sostenibles
Cada vez hay más avances hacia la ruta sostenible como un método para evitar la dependencia de importación de materias primas y a su vez conseguir un mayor crecimiento económico.
Aguero explicó que el aprovechamiento de los recursos verdes es un factor diferenciador que pone a Costa Rica en el mapa con una buena imagen para empresas interesadas en invertir en países con principios y prácticas similares a los de su firma.
Además aseguró que desde su experiencia cada vez son más las empresas interesadas en hacer inversiones que cumplan con una serie de criterios sociales y ambientales, pero principalmente que tengan un impacto global positivo.
El interés por inversiones sostenibles son un poco más evidentes que años atrás. Por ejemplo, en mayo del 2021, la desarrolladora y propietaria de proyectos de energía limpia BMR Energy anunció que inició la construcción de su más novedoso proyecto solar fotovoltaico en Costa Rica.
Además la industria del hidrógeno ‘verde’ intenta abrirse camino en el país, debido a la alta disponibilidad de fuentes de energía limpias y de agua en el país; pero que también tiene obstáculos para su impulso, por cuestiones como el costo de la electricidad.
Finalmente la Bolsa Nacional de Valores promueve cada vez más la colocación de bonos verde como un método para obtener mejores rendimientos y mayor impacto ambiental; no obstante, en lo que va del año solamente se ha colocado una emisión bajo esta modalidad.