Los países productores de petróleo firmantes del acuerdo OPEP+, liderados por Arabia Saudita y Rusia, se reúnen el jueves en un encuentro ministerial para decidir la producción futura, por tercera vez en lo que va de año.
El mercado "espera que este grupo mantenga el mismo nivel de producción en mayo, dada la debilidad actual del mercado físico del petróleo", vaticina Bjarne Schieldrop, analista de la Seb.
El cartel integrado por los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y de sus diez aliados se comprometieron a una reducción drástica de su producción de petróleo crudo, dejando cada día unos 7 millones de barriles bajo tierra.
El objetivo es no inundar el mercado con una producción que no puede absorber debido a los estragos económicos de la pandemia de COVID-19.
Sin una decisión así, los riesgos de saturación de la capacidad de almacenamiento, limitada, y de la caída de precios, que se sitúan en torno a los 60 dólares el barril pero que sigue siendo frágiles, son muy reales.
Los dos contratos de referencia, el Brent europeo y el WTI estadounidense, han sufrido en las últimas semanas una fuerte corrección y están viviendo los últimos días una fuerte volatilidad, síntomas de la incertidumbre de los inversores en este momento.
Despertar difícil
El inicio del año dejaba entrever el fin de una larga pesadilla para el cartel ampliado.
La disponibilidad de vacunas auguraba el final de los confinamientos y otras restricciones a los desplazamientos de bienes y personas tras el desplome del consumo.
Pero la eclosión de una tercera ola de covid-19 en Europa y un virus que se propaga a gran velocidad en mercados como el de India o Brasil han cortado de raíz el optimismo.
Por ello, los "gobiernos se han precipitado a extender las medidas anticovid, que hacen mecánicamente bajar el consumo de carburantes", subraya Stephen Brennock, de PVM.
La lentitud de las campañas de vacunación, en particular en Europa, han echado un jarro de agua fría a las esperanzas de una recuperación rápida y han alejado una hipotética "vuelta a la normalidad".
En su último informe de mediados de marzo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) presentó estimaciones poco halagüeñas: tras el impacto sanitario, la demanda mundial de petróleo tardará dos años en recuperar los niveles de antes de la crisis, según sus pronósticos.
“Regalo” saudita
Pese a las fuertes divergencias de opinión en su seno, la OPEP+ ha mantenido el rumbo de una política de reapertura muy progresiva del grifo de oro negro basado en la “prudencia”, uno de los términos favoritos del ministro saudita de Energía y líder de la alianza, Abdelaziz bin Salmán.
Para dar ejemplo, Riad decidió retirar un millón de barriles diarios de su producción desde febrero. El futuro de este "regalo" saudita que "no durará eternamente" recuerda Louise Dickson, de Rystad, será escrutado con atención por el mercado el jueves.
Al mismo tiempo, es "probable" que Rusia y Kazajastán "aumenten todavía su producción ligeramente pero que el grupo en su conjunto se acomode", asegura el analista de Seb.
Ante esta situación incierta, el grupo de OPEP+ se reúne ahora casi todos los meses para ajustar su nivel de producción para el mes siguiente, en vez de dos veces por año como solía hacer antes de la pandemia.
También es una oportunidad para vigilar otros asuntos espinosos, como el estricto cumplimiento de cada uno de los miembros de sus cuotas de producción o el volumen de barriles que han producido los tres miembros de la alianza que están exentos de límites, como Venezuela, Libia e Irán.
El miércoles, el club de productores intercambiará por videoconferencia sus puntos de vista en el ahora mensual Comité de Seguimiento del Acuerdo en vigor de Reducción de la Producción del grupo (JMMC).