El tipo de cambio ha caído alrededor de un 19% en poco más de seis meses, un comportamiento inusual en la historia cambiaria reciente del país. Estas disminuciones han causado que un grupo que normalmente convive con un dólar que tiende a apreciarse con el tiempo ahora tenga que enfrentarse a que sus ingresos cada vez les alcancen para menos.
¿Quiénes son los afectados? Las personas y empresas que reciben ingresos en dólares pero tienen gastos u obligaciones en colones. Los sectores que han sido más vocales ante esta coyuntura han sido los de exportación y turismo, altamente dolarizados y que su merma, si se agudiza demasiado, podría afectar el mercado costarricense al ser sectores de alto encadenamiento.
Para estos grupos el impacto no ha sido ligero: por ejemplo, un ingreso de $1.000 les significaban cerca de ¢700.000 para compras en moneda nacional a finales de junio del 2022, siete meses después, en enero del 2023, esos mismos $1.000 les alcanzan para alrededor ¢566.000, con el tipo de cambio promedio del Monex del 25 de enero. Básicamente, un 19% de su poder adquisitivo expresado en moneda costarricense se borró en menos de un año únicamente por efecto cambiario, sin tomar en cuenta la inflación.
Ante golpes como estos, ¿cómo pueden los afectados minimizar los daños? Aunque no suene alentador, es poco el margen de maniobra que se tiene desde la trinchera de cada uno, por lo menos así lo considera Germán Morales, vicepresidente de la Cámara Costarricense de Exportadores (Cadexco), uno de los grupos más afectados.
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En el caso de los exportadores, Morales dice que subir el precio de sus productos no es una alternativa viable, especialmente cuando es probable que el precio se haya fijado meses atrás. El sector turismo, menciona Rubén Acón, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), sufre de una situación similar: los paquetes turísticos de hoy se pactaron, en parte, con meses de anticipación.
Para Morales, este fenómeno les deja tres alternativas: la primera es tratar de mantener sus gastos, en la mayor medida posible, en la moneda en la que generan sus ingresos. Esto significaría negociar con sus proveedores costarricenses los pagos en dólares para disminuir, aunque sea parcialmente, el efecto cambiario. Aquí tiene que tomar en cuenta que esto funciona siempre y cuando el precio dolarizado sea relativamente fijo sobre el tiempo y no varíe al mismo ritmo que el tipo de cambio.
La segunda opción es acudir a la entidad que les garantice el mejor precio posible por la colonización de los dólares. Tanto Josué Rodríguez, director de Sirú Financiero, como Morales, consideran que ir directo al Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), el cual organiza el Banco Central de Costa Rica (BCCR), es una buena opción para conseguir el mejor precio de colones por dólar en lugar de las ventanillas tradicionales.
En el Monex pueden participar tanto las personas físicas como jurídicas que posean firma digital y una cuenta IBAN en cualquier entidad financiera. Sin embargo tiene ciertas reglas especiales como un monto mínimo de negociación de $1.000 y en múltiplos de esta misma cifra, un horario de negociación de apenas una hora, de 12:00 p. m. a 1:00 p. m. y una comisión del 0,2% del monto negociado, es decir, $2 por cada $1.000.
Cuánto se beneficiará del Monex dependerá de cómo se comporte el mercado cada día. En esta plataforma no hay un precio definido y son los participantes los que se ponen de acuerdo según la oferta y la demanda. El cliente puede establecer una serie de medidas de control que lo protegen como, por ejemplo, los topes de negociación y los tipos de cambio máximos y mínimos de compra y venta que esté dispuesto a asumir.
Róger Madrigal, presidente del BCCR, ha insistido en varias ocasiones que su deseo es que más personas acudan al Monex. “Queremos mayor participación del Monex, que más gente vaya, que haya más volumen de transacción. En general a la población le diríamos, traten de usar el Monex, entiendan qué es el Monex (...) para darle profundidad al mercado”, dijo el jerarca en junio del 2022, seis meses después, en diciembre de ese mismo año y entrevista exclusiva con EF, reiteró ese deseo: “lo mejor que le puede pasar al mercado cambiario es que mucha, mucha, pero mucha gente use el Monex. Eso es eficiencia”.
En este enlace podrá encontrar una guía para participar en el Monex.
La tercera opción sobre la mesa es la adquisición de coberturas cambiarias, las cuales son un instrumento financiero que se utiliza para protegerse de posibles pérdidas derivadas de las fluctuaciones en el tipo de cambio de una divisa frente a otra. En ellas el cliente pacta un tipo de cambio a futuro (ya sea de compra o de venta) y la entidad que ofrece la cobertura se compromete a cumplir con ese precio cuando llegue el momento, independientemente de en cuánto se cotice la moneda para entonces.
Este es un arma de doble filo ya que, dependiendo de cómo esté el valor del dólar en el momento de efectuar la compra o la venta, puede resultar en una ganancia o una pérdida. La ventaja es que permite al usuario planificar sus movimientos teniendo en cuenta aproximadamente cuánto va a pagar o recibir por los dólares pactados. Sin embargo, en Costa Rica las coberturas cambiarias tienen un mercado pequeño y de poca demanda.
En el marco de las finanzas personales de quienes reciben su salario en dólares y mantienen gastos en colones, el margen de maniobra tampoco es amplio. Kimberly Quesada, jefa de asesoría y seguridad financiera de Coopenae, recomienda replantear el plan de gastos ante la caída en los ingresos por efecto cambiario. “Es sumamente importante que puedan revisar su presupuesto y eliminar aquellos gastos prescindibles que les pueden ayudar a mejorar la liquidez”, dice Quesada.
La asesora de Coopenae también recomienda, en la medida de lo posible, convertir a colones la mayor cantidad de dólares que ingresen, siempre y cuando sea evidente que el tipo de cambio se encuentre en medio de una fuerte tendencia hacia la baja. Esto lo que busca es materializar la menor pérdida posible: cambiar los dólares antes de que bajen más. Sin embargo, tiene que tomar en cuenta que esta medida conlleva un riesgo: se está vendiendo una moneda históricamente fuerte (el dólar) por una débil (el colón) y , de revertirse la tendencia, tendría pérdidas cambiarias.