Hace poco más de un año, en mayo del 2023, compré bitcoin (BTC) por primera vez en mi vida. Desde entonces los dejé en mi billetera digital y me desentendí por completo de ellos. 18 meses después ingresé de nuevo a la aplicación para darme cuenta que triplicaron su valor (230%).
No fue precisamente una sorpresa: cubro finanzas en EF, así que, aunque las criptomonedas no son una tarea diaria en mis quehaceres, sabía que el precio del bitcoin venía haciendo ruido en el último año.
Sin embargo, sí puedo admitir que fue inesperado o, más bien, no solicitado. La compra de BTC fue baja; el equivalente a ¢15.000 (unos $27 de entonces) y su fin nunca fue el de una inversión: los compré porque estaba redactando una guía para este medio sobre cómo se puede comprar bitcoin en Costa Rica siendo un inexperto.
Mi intención nunca fue que se multiplicaran. Si bien creo que no satanizo a las criptomonedas, definitivamente estoy en el espectro de los escépticos; como prensa incluso pienso que debo serlo. De hecho, en la misma guía que escribí hace más de un año lo menciono: la compra no fue un consejo financiero ni un manual de cuánto y cuándo comprar, fue simplemente un paso a paso de cómo fue la experiencia de adquirir la criptomoneda.
También aclaro que los adquirí con la mentalidad de darlos por perdidos. Esa incluso fue una recomendación que me dio la persona que me ayudó con las bases de la compra, Daniel Rojas, consultor en criptomonedas costarricense. “Nunca invierta más de lo que está dispuesto a perder”, fue el consejo de Rojas.
Este artículo sigue una línea similar: no les vengo a contar que mis BTC pasaron de valer $27 a prácticamente $90 en menos de dos años como una forma de incentivar la adquisición de la criptomoneda ni como una motivación para usarla como reserva de valor ni nada por el estilo. Se trata más bien de una excusa para ejemplificar qué es lo que está pasando con el bitcoin.
El subibaja
Cuando compré esa fracción de bitcoin en 2023 la criptomoneda estaba valorada en alrededor de unos $27.000. En ese entonces venía de una recuperación luego de haber estado en valores tan bajos como $16.000 hacia finales del 2022.
Sin embargo, esos $27.000 se sentían pocos cuando menos de dos años atrás, en 2021, el BTC se tasaba en casi $70.000. Hoy, al 21 de noviembre, el bitcoin está en su techo histórico de unos $98.500.
Esa es la volatilidad de este criptoactivo: en cuestión de tres años perdió un 75% de su valor y luego ganó más de un 400%. Estos subibajas se han intensificado en los últimos años, pero no son nuevos: las criptos suelen estar marcadas por fuertes mercados bajistas y alcistas. Aún así, la tendencia a largo plazo ha sido de aumento, por lo menos en el BTC.
Alcanzar una tasa de crecimiento por encima del 200% en 18 meses es muy improbable en otro tipo de instrumentos. Según reportó El Financiero en abril del 2023, un certificado de depósito a plazo del Banco Nacional pagaba a un año una tasa del 8,14% —hoy son muchos más bajas—. Es decir, mis ¢15.000 en BTC hubiesen crecido a ¢16.221 si los hubiese depositado allí. Con el tipo de cambio actual y gracias a la subida en el bitcoin, hoy valen unos ¢45.000 (no me atrevo a ponerle el número completo por la misma volatilidad que hora tras hora tiene la criptomoneda).
Evidentemente, no hay punto de comparación entre ambos instrumentos: uno es un certificado a tasa fija en un un banco con garantía ilimitada del Estado y otro es un activo altamente especulativo en el que absolutamente nadie va a responder por posibles pérdidas y que debo vender —es decir, alguien tiene que estar dispuesto a comprarlo— para materializar su plusvalía, pero sirve para ilustrar lo inusual que es ver un crecimiento de este tipo en el mercado tradicional.
Las que más se podrían acercar a un premio de esa magnitud son las acciones, tomando en cuenta que una empresa dispare su valor de mercado en poco tiempo. Nvidia y su meteórico ascenso es un ejemplo.
Razones de la subida
Los elementos que influyen sobre el precio de la criptomoneda son variados, pero me tomaré la libertad de reducirlo —con el riesgo de sobresimplificarlo— a dos hitos: la aprobación de fondos cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) de bitcoin y la elección de Donald Trump como presidente, ambos sucesos en Estados Unidos.
La aprobación de los ETF se dio a principio de año por el regulador estadounidense (SEC) y significó el ingreso del bitcoin a un mercado más tradicional, lo que amplió el horizonte de posibles inversionistas.
Un ETF es una canasta de activos que se dividen en participaciones que los inversores pueden vender o comprar en el mercado de valores. El valor de dicha canasta está amarrado al valor de algún índice financiero o activo. En el caso de los de bitcoin, el ETF está indexado al precio de la criptomoneda.
Además, tuvo el espaldarazo de Black Rock, la gestora de inversiones más grande del mundo, que entró en el negocio de los ETF criptos.
El otro impulso, el más vertical del año, lo trajo Trump. Quien primero fue un crítico de ellas y ahora tiene sus propias inversiones en el mercado, prometió en campaña convertir a Estados Unidos en “la capital mundial de las criptomonedas”.
Según reportó The Washington Post, el magnate comenzó a buscar perfiles de colaboradores partidarios de las criptomonedas para puestos clave de su futuro gobierno apenas fue elegido.
Además, prometió la salida de Gary Gensler del SEC, un fuerte crítico de los criptoactivos, para colocar a alguien más cercano con el sector. Gensler confirmó este 21 de noviembre que abandonará la institución cuando entre a presidir Trump, en enero del próximo año.
Esto emocionó al mercado cripto, ya que ahora ve más probable que la regulación sea más amistosa.
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Lo interesante es que estos dos elementos —los ETF y el ánimo por Trump— se unen entre sí. Según reportó la firma de investigación cripto, Kaiko, los ETF de BTC registraron un volumen de negociación de $6.000 millones después de las elecciones de Estados Unidos. El IBIT —ETF de bitcoin de Black Rock— vio casi $2.000 millones en la semana posterior a las elecciones y sus activos totales bajo gestión aumentaron a más de $40.000 millones, lo que lo coloca en el 1% superior de todos los ETF de acciones del mundo, según Kaiko.
Cuánto más puede subir siempre es complicado de describir, lo cierto es que hoy el mercado se ve más favorable que un año atrás, en especial si Trump mantiene su interés por políticas amigables con las criptomonedas.
De momento, dejaré mi fracción de bitcoin sin tocar a ver qué pasa. De por sí, como ya mencioné, la compré con la idea de darla por perdida.