Hacer compras “innecesarias” pero que satisfacen “caprichos” que tenemos es una conducta natural y, hasta cierto punto, saludable. El estribillo de “para eso trabajo” lo repiten miles de personas a diario, cuando deciden pagar por algo que no necesitan en términos estrictos, pero que sí es un objeto de su deseo y que les hace más felices.
El problema con este tipo de gastos surge solo cuando se realizan de forma desordenada y sin medir sus consecuencias. No es lo mismo realizar un gasto para darse un “gusto” cuando se tiene dinero para afrontarlo que cuando hacer el pago se hace en medio de estrecheces de presupuesto, que dificultará hacer frente a facturas esenciales en las próximas semanas o días.
¿Cómo satisfacer esos “caprichos” de forma responsable?, EF le consultó a la economista y profesora universitaria, Estefany Alfaro; así como a la gerente de Educación Financiera de Coopenae, Cindy Rivera, sobre el tema.
Esta es una guía para que se dé sus “gustos” sin remordimiento.
Saber distinguir
El primer paso para actuar de manera responsable a la hora de satisfacer “gustos” personales es saber distinguir entre necesidades esenciales y necesidades no esenciales o “caprichos”.
En ese sentido, Rivera explicó que entre los gastos necesarios esenciales están todos aquellos que “se requieren para la supervivencia y bienestar”, como la compra de alimentos, el pago de vivienda y de servicios públicos, la atención médica, los medios de entretenimiento básico, y similares; mientras que los gastos innecesarios u opcionales son aquellos que se pueden posponer o delimitar según la disponibilidad o no de recursos, como cambiar de celular, comprar un vehículo o renovar el guardarropa.
Hacer esta distinción, señaló la especialista, permite a la persona “priorizar necesidades” y “asegurarse de que que las necesidades básicas estén cubiertas antes de gastar en deseos”.
Establecer un presupuesto
Una vez hecha la distinción, se debe hacer un presupuesto con base en los ingresos mensuales de la persona o familia.
De esta manera, se puede determinar cuál es el nivel de los ingresos y de los gastos esenciales totales, de modo que se pueda determinar cuál es el monto restante (cuando lo hay) que se puede usar como medio de ahorro o para pagar gastos no esenciales.
Esta cifra debe ser fijada con mucho detalle, para que sea realista y sostenible en el tiempo, recordó Rivera.
¿Utilidad o impulso?
Una vez que sepa distinguir entre gastos esenciales y no esenciales, y que además tenga su presupuesto definido, la recomendación es que analice cada “capricho” que tenga en mente o que le salte a la vista, para que primero defina si realmente es una cuestión que mejorará su vida o si solo se trata de una intención de compra “impulsiva”.
En palabras de Alfaro, “la frase típica de “para eso trabajo”, si la repetimos demasiadas veces, puede convertirse en una suma muy alta de nuestro presupuesto” y si bien “no tenemos que dejar de gastar dinero”, sí es indispensable preguntarse “si nuestras compras realmente mejoran nuestra calidad de vida”.
Este paso parece obvio, pero no siempre se hace.
Para ello, lo mejor es que planifique sus “caprichos” y que analice sus potenciales compras en el corto y mediano plazo, de modo que no se acumulen muchas compras en un solo momento y que sepa de antemano que tiene el dinero para costearlos.
Evite gastar de más (o lo que no tiene)
Otra recomendación es que, si ya decidió darse un “gusto” personal, dedique el tiempo necesario para hacer compras inteligentes. Por ejemplo, si lo que quiere es viajar entonces puede revisar en qué fechas y condiciones puede pagar menos por sus boletos aéreos; o que si quiere comprar ropa, visite varias tiendas hasta encontrar la mejor opción que se acople a su gusto.
“Si aún se decide que el gasto no esencial vale la pena, hay que investigar y comparar precios en diferentes lugares y aprovechar ofertas y descuentos, si están disponibles”, explicó Rivera.
El dinero no siempre es sencillo de ganar y por eso es importante que saque el máximo provecho del que ahorra.
También se debe limitar el uso de dinero que todavía no tiene. Según añadió la especialista, el uso de tarjetas de crédito para el pago de “caprichos” es poco recomendable, pues si se manejan de forma irresponsable pueden generar más estrés y dolores de cabeza que beneficios en el largo plazo.
Existen opciones atractivas de pagos a plazos (y pueden ser importantes cuando se trata de una necesidad o un gusto que del todo no podría costearse de otra manera), pero para realizar este tipo de gastos de forma responsable debe tomar en cuenta que posiblemente tenga que restringir sus gastos en el futuro y que termine pagando de más por la compra, con algunas excepciones, recordó Alfaro.
Ahorre siempre que pueda
Por último, una recomendación especial es que ahorre siempre que pueda, principalmente cuando tenga remanentes de dinero y no visualice un “capricho” suficientemente importante para mejorar su vida todavía.
Esto no solo le ayudará a enfrentar cualquier imprevisto en el futuro sino que, además, le puede servir para costear un nuevo “gusto”, cuando aparezca, sin sentir mayor culpa.
El ahorro se debe realizar para atender emergencias, pero también se puede hacer espacio para otros fines, como financiar compras inesperadas de objetos o servicios deseados cuando aparecen en condiciones que se estiman provechosas.
Si, por el contrario, le es muy difícil ahorrar por su cuenta, existen opciones financieras de “ahorro automático”. El mejor escenario sería que logre disciplinarse por sí mismo; sin embargo, también puede emplear estas herramientas para evitar que todos sus ingresos desaparezcan sin control alguno.
¿Y en momentos de aguinaldo?
José Pablo Jiménez, gerente regional de planificación financiera de Instacredit, añadió que es aún más importante extremar todas estas medidas en momentos de alta oferta comercial como fin de año, cuando coinciden la época navideña y de regalos con el pago de aguinaldos en un amplio sector de la economía.
“Estamos en la época en la que se requiere más análisis por parte de los consumidores”, anotó.
En medio de ofertas y alta cantidad de productos en el mercado, “es de suma importancia estudiar los descuentos y las condiciones que se ofrecen para tomar una decisión adecuada”.
“No necesariamente por estar en rebaja en ese momento sea el mejor artículo o realmente el que se necesite”, subrayó.
A fin de cuentas, lo más es importante no dejarse llevar por las emociones en cuestiones de dinero. Pagar para satisfacer un “capricho” puede ser algo que mejore su vida o que la empeore. Todo depende de qué tan estructurados o no tenga a su mente y su presupuesto.