¿Le dijeron que tiene el récord crediticio “manchado”? Esto quiere decir que, por no atender las deudas a tiempo, su historial de pago en el sistema financiero es débil. Dicha marca, además, es imborrable en el corto plazo.
La posibilidad de recuperar la calificación del mejor pagador en tan solo unos días no existe. Sin embargo, con paciencia puede mejorar su perfil como deudor.
El gran disparador del deterioro en el historial de crédito son los días de atraso en el pago de los préstamos. La única opción para mejorar su nota es estar al día; con el tiempo, esa mancha se limpiará.
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Si su historial se deterioró en el último año, forma parte de un importante grupo de deudores que enfrentó dificultades para pagar a tiempo durante ese período.
El alto nivel de desempleo, la desaceleración económica, la subida –tanto de las tasas de interés como del tipo de cambio en 2018– y algunas condiciones climáticas impactaron a personas físicas y a pequeños negocios, principalmente. El conjunto de estos factores hizo que la porción de las deudas con menor riesgo se redujera.
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¿Cómo limpiar la mancha de mal pagador?
El historial de pago es el elemento que muchas veces les juega una mala pasada a los clientes. Una “mancha” puede limitar el acceso a un crédito o bien significar una tasa de interés más elevada.
Antes de cuestionar por qué su récord de pago está manchado, deberá preguntarse cuántas veces y cuántos días se atrasó en los últimos cuatro años.
Aunque puede sonar como un período extenso, ese es el lapso en el que quedan registrados los atrasos de pago en el historial del deudor. No es sino hasta haberse cumplido esos 48 meses cuando se eliminan las deudas que están en cobro judicial; así lo define la jurisprudencia constitucional.
Si, por ejemplo, estuvo desempleado, pero luego de conseguir trabajo se ha puesto al día con las cuotas de los préstamos y mantenido un comportamiento impecable, logrará limpiar esa mancha, poco a poco, hasta transcurrir 48 meses desde que saldó la deuda.
¿Cómo lograrlo? Recientemente, la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) envió a consulta un cambio que permitiría recalificar a miles de personas que hoy tienen la peor nota.
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De este grupo de 78.000 individuos, gran parte mostró un buen comportamiento de pago en esos cuatro años; fue solo en los últimos meses cuando enfrentó problemas.
Un total de 38.000 personas presentó la mejor calificación en los últimos cuatro años, pero un pequeño atraso causó que se les otorgara la peor nota. Otras 25.000 pasarían a la calificación intermedia.
Esto impactaría, por ejemplo, a un deudor que tiene un préstamo de vivienda, uno de consumo y una tarjeta de crédito, quien pagó sin contratiempos los dos primeros, pero se atrasó 60 días en el plástico.
Si no forma parte de este grupo, la banca ofrece opciones de refinanciamiento y reestructuración de deudas en una época en la que existe especial interés en prevenir un deterioro de sus carteras.
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Si tiene un presupuesto ajustado, considere que el tamaño de la deuda es lo que más pesa en la calificación. Si se atrasó en una deuda pequeña de tarjeta de crédito, le afectará menos en comparación con el pago de una hipoteca. El crédito más grande es el que debe atender con prioridad.
Cuando enfrente dificultades para pagar, la mejor opción es acudir a la entidad financiera en busca de un arreglo de pago, una renegociación o una refundición de deudas. Así evitará la morosidad, condición que implicaría mayores costos, intereses moratorios y hasta costos administrativos por las llamadas de cobro.
Por ahora, la única opción para no manchar el historial es hacer un arreglo de pago antes de caer en un mes de morosidad, explicó Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF).
Recuerde que el historial de pago será su carta de presentación en el momento de necesitar un crédito.
¿Cómo está compuesta la calificación del deudor?
La calificación de un deudor está regulada por la Sugef y en ella todo cuenta: la situación financiera, los ingresos que percibe y la estabilidad de esas fuentes de dinero.
Por lo anterior, usualmente las entidades financieras solicitan cierto tiempo mínimo de laboral en la misma empresa, además de documentos, como constancia salarial y otros, para conocer el detalle de sus ingresos.
Esa nota incorpora la revisión de los antecedentes del deudor y del negocio. Se analizan, asimismo, las variables que puedan afectar la capacidad de pago y la vulnerabilidad ante cambios en las tasas de interés y el tipo de cambio.
Bajo esos criterios, el deudor es clasificado según ocho categorías, que van desde la de menor riesgo (A1) hasta la de mayor nivel de riesgo (E).
Según la capacidad de pago de la persona, se la sitúa en alguno de los cuatro niveles. En general, el nivel 1 es el de un buen deudor que nunca se atrasó o que lo hizo muy pocos días. La persona en el nivel 2 tuvo épocas en las que se atrasó 120 días en esos cuatro años, mientras que quien está en el nivel 3 tiene un comportamiento de pago bien complicado; si está en el nivel 4, aún más, explicó Bernardo Alfaro, jerarca de Sugef.
La calificación de cada deudor se registra en la Central de Información Crediticia (CIC). Este dato se puede consultar de manera gratuita en el sitio web de Sugef, si cuenta con firma digital, o en cualquier entidad financiera.