El precio del dólar roza los ¢700. Este es un número que antes de la pandemia habría sido difícil de imaginar, pero que, según dio a entender Róger Madrigal, presidente del Banco Central de Costa Rica, es un alza que el país deberá sobrellevar.
“Esa es la característica de un país pequeño y abierto. Esa es la realidad”, dijo el jerarca al medio La Nación el pasado miércoles 1°. de junio después de una comparecencia en la comisión de Económicos de la Asamblea Legislativa.
En entrevista con EF, Madrigal ya había mencionado el 24 de mayo que la política del Central seguirá permitiendo que el tipo de cambio responda a las fuerzas del mercado, sin embargo, el 2 de junio la entidad realizó una intervención de venta de $45 millones para evitar que el precio del dólar se disparara más. Una operación de estabilización de ese tamaño no se realizaba desde octubre del 2020.
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El 2 de junio del 2021, el banco CMB (Citi) tenía su precio de venta en ¢700, mientras que en el resto de las ventanillas de bancos, financieras, mutuales de vivienda y cooperativas costarricenses andaba entre ¢697 y ¢699.
¿Cómo llegó el colón a devaluarse tanto después de haber pasado gran parte de estas décadas apenas por encima de los ¢500? La respuesta es multifactorial y apunta hacia una serie de condiciones que han aumentado la demanda de dólares y que han tirado hacia arriba su precio. Obviamente la pandemia y sus daños colaterales tienen una alta incidencia en el desarrollo de las condiciones actuales.
La pandemia como detonante
Lo primero que hay que entender es que esta presión alcista se originó con el inicio de la pandemia en marzo de 2020. De hecho el colón venía de un 2019 donde su apreciación fue la tendencia: el promedio ponderado del dólar bajó de ¢612 el 31 de enero del 2019 a ¢573 para el final de diciembre de ese mismo año; en noviembre de 2020 bajó incluso hasta los ¢563.
Entre enero y abril de 2020 el valor del dólar se mantuvo entre los ¢579 y ¢569, sin embargo a partir de mayo empezó una cuesta alcista que a la fecha todavía no se ha detenido. Desde el 6 de marzo del 2020 —cuando se presentó el primer caso de COVID-19 en Costa Rica—, hasta el 1° de junio del 2022, el precio del dólar subió de ¢569,87 a ¢692,24, según el promedio ponderado en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).
Las presiones de la pandemia vinieron desde varios frentes, como la paralización del comercio y el incremento en los costos del transporte, pero tal vez la más evidente fue la caída del turismo que se aprecia en el siguiente gráfico:
Temporada cero
Durante gran parte del 2020 y 2021 se vivió lo que expertos llamaron la temporada cero del turismo en Costa Rica. El desplome fue una consecuencia del cierre de fronteras y aeropuertos, a nivel global, a raíz de la pandemia.
Como se puede observar en el gráfico, la cantidad de divisas que ingresaron al país en 2020 cayó a una tercera parte de lo reportado en 2019, y en 2021 apenas aumentó en un 15% en comparación al año que lo antecedió. Este bajón no solo tuvo un impacto en la cantidad de dólares que ingresaron a Costa Rica, sino que también causó una gran destrucción en la industria turística, la cual ramifica el flujo de dólares a través de los muchos servicios que dinamiza como los hoteles, restaurantes, transporte y tiendas.
Adriana Rodríguez, gerente general de Acobo Puesto de Bolsa, lo ejemplifica de la siguiente manera: “Si yo tengo un hotel también tengo un número X de meseros, mucamas, cocineros, etc. y a todos les pago con dólares, entonces en el momento en que entró la ‘temporada cero’, hubo una destrucción de la industria, una destrucción de puestos de trabajo y de dólares que se convertían en colones para hacer pagos quincenales y eso frenó toda esa oferta de dólares”.
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En 2022 se vivió una recuperación del turismo y los hoteles, sin embargo, aún se mantienen 15,5 puntos porcentuales por debajo de los niveles prepandemia, según cálculos del Banco Central en su último Informe de Política Monetaria. Proyecciones hechas por el Central apuntan a que será hasta el 2024 cuando el país logre recuperar la cantidad de visitantes e ingresos del turismo.
Demandas del sector público
Otra presión clave en el precio del dólar fue el aumento de la demanda de divisas por parte del Sector Público no Bancario (SPNB), la cual subió un 152,94% entre el primer trimestre del 2020 y el primer trimestre del 2022. Según explica el Banco Central, la mayor demanda de divisas se relaciona con el aumento en la factura petrolera —debido al alza registrada en el precio internacional del petróleo— y con los pagos de la deuda externa efectuados por el Ministerio de Hacienda.
El SPNB no negocia directamente los dólares en el Monex, sino que el Banco Central se los vende y después los restituye en el mercado. Sin embargo, frente a la mayor demanda, el Central no pudo restituir en Monex todas las divisas vendidas al SPNB, lo que llevó a una reducción de sus reservas internacionales netas.
Aumento en la factura petrolera
El aumento en la factura petrolera responde al precio internacional del petróleo, el cual se disparó debido a las sanciones impuestas por algunos países a Rusia, uno de los principales países productores de la materia prima.
Este incremento tiene consecuencias por dos lados: primero aumenta la demanda del SPNB, como se vio en el gráfico anterior, pero también tiene un fuerte impacto sobre la inflación del país al ser un bien que requiere prácticamente todo el comercio para funcionar. En abril pasado el país registró una inflación interanual del 7,15%, la más alta desde junio del 2009.
Además, hay que recordar que el precio del petróleo no solo sube en el país, sino que en todo el mundo, esto causa una inflación mundial que presiona el valor del dólar hacia arriba conforme crece su demanda junto con un incremento en la factura de las importaciones, las cuales se pagan en dólares, normalmente.
Bajos incentivos
Las bajas tasas en colones hacen que sea poco atractivo invertir en la moneda local por encima del dólar, menos aún en un contexto inflacionario en el que la tendencia es buscar refugio en una moneda fuerte como lo es esta divisa.
Según diagnostica el Central, esos bajos niveles del premio son consecuencia tanto del comportamiento de las tasas de interés pasivas en colones, que pese a haber aumentado se mantienen bajas, como de las expectativas de la variación del tipo de cambio del dólar, que continúan altas.
En ese contexto, desde inversores pequeños, como personas particulares, hasta grandes, como las operadoras de pensiones, prefieren dolarizar sus carteras, lo cual sube la demanda y pone presión hacia el alza en el precio del dólar.
Precisamente, las operadores de pensiones han sido protagonistas en la demanda de divisas, pues por diversificación y para encontrar mejores rendimientos incrementaron el ritmo de inversiones en el exterior.
El Banco Central, tanto en la pasada gestión de Rodrigo Cubero como en la actual de Róger Madrigal, ha subrayado el aumento en la demanda de dólares por parte de las operadoras de pensiones como un factor interno importante en el alza de la divisa.