La capacidad de ahorro de los hogares en Costa Rica se disipa, al tiempo que aumenta la preferencia por la moneda extranjera en depósitos y bonos, según datos preliminares de riqueza financiera del Banco Central.
La riqueza financiera del sector privado, que es un conjunto de agregados que envía señales de ‘salud’ de la economía del país, comenzó el año con una reducción de 1,13 % en la riqueza en moneda nacional y mostró un ligero aumento en el caso de dólares.
La explicación de este cambio se debe a que, dado que los hogares tienen poca certeza sobre el porvenir del país (por realidades asociadas al aumento del desempleo, poca capacidad para ahorrar e incertidumbre fiscal) prefieren mantener sus recursos en dólares, una moneda más fuerte que el colón, con mayores posibilidades de apreciación.
Según los datos de riqueza financiera de los hogares y empresas calculados por la autoridad monetaria, en el último año la capacidad financiera total de los hogares creció un 8,2 %.
En ellos se evidencia que, a partir de marzo del 2018, hubo un discreto, pero sostenido, incremento en el indicador con algunos meses más estables que otros, como agosto y octubre.
Sin embargo, a partir enero del 2019 el crecimiento comenzó a moderarse hasta caer en marzo.
El mayor descenso se presentó en la tenencia por parte del sector privado en bonos de estabilización monetaria en moneda nacional, con una caída de ¢86 979 millones.
Esta reducción en bonos de estabilización implica que las entidades supervisadas mantuvieron, durante este período, menos reservas de liquidez a partir de instrumentos del Banco Central en colones.
Dado que los bonos en dólares ofrecen mejores tasas de interés que los de colones, la búsqueda de rentabilidad llevó a las entidades financieras a acercarse más a la moneda extranjera y, por ende, a menor tenencia de colones por parte del público.
Además, los depósitos en moneda nacional cayeron ¢71 299 millones, mientras que en moneda extranjera aumentaron 0,35 % en el mismo período.
Estos tres agregados son los que tienen mayor ponderación sobre la capacidad adquisitiva de los hogares y empresas.
Según Roxana Morales, economista coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Escuela de la Economía de la Universidad Nacional, la situación de los depósitos indica que los ingresos de la población se están debilitando, tanto a nivel de consumo como de ahorro.
Lo anterior no es una buena señal ni para el consumo ni para el empleo.
Alejandro Gómez, tesorero de Scotiabank, asegura que la desaceleración se acentúa cuando se juntan factores en la economía como los que tenemos hoy: migración de los depósitos a valores emitidos por el Gobierno para financiar el déficit, mayor endeudamiento por medio de créditos de consumo, tasas al alza que limitan el ingreso disponible de los hogares, desempleo y reducción en las utilidades de las empresas.
Un factor adicional, aunque no menos importante, es la reducción del dinero en efectivo del público, que tuvo una variación negativa de 2,27 %.
Morales asegura que la situación de este agregado es particularmente preocupante, ya que es una señal del debilitamiento del consumo y de la capacidad de ahorro, y eso tiene un impacto en el mediano y largo plazo en la economía.
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Perspectiva de cara a los cambios
Una de las mayores interrogantes en relación con los cambios que propone la reforma fiscal aprobada en diciembre pasado es cómo reaccionarán los hogares y si se deprimirá aún más su capacidad de ahorro y el efectivo que manejen.
Aunque aún no se evidencian los efectos, de forma gradual se espera que el cambio permee en los resultados del dinero en efectivo disponible para consumir, dados los incrementos en la canasta básica y otros impuestos asociados al consumo.
Sin embargo, el efecto de los impuestos es progresivo, por lo que la incertidumbre respecto al impacto se mantendría en el segundo semestre de este año y algunos meses del próximo, mientras la economía enfrenta un período de reacomodo.
Además de estos cambios, no se tiene aún certeza de qué le espera a la población en términos de empleo y desempleo, factores claves para el crecimiento de la riqueza financiera.
“Si la situación del empleo se sigue deteriorando, los ingresos se verían doblemente afectados: por la condición de empleo y desempleo, y por el mayor costo que tendrán los bienes y servicios que consumen con la implementación del impuesto al valor agregado. Esto se traduce en desaceleración del consumo y, por tanto, de la inversión y la producción”, explicó Morales.
Para Morales, el seguimiento de la situación económica en los próximos meses es indispensable. Si bien las perspectivas internas no son alentadoras, en el ámbito externo tampoco lo son.
Recientemente el FMI recortó a la baja sus proyecciones de crecimiento de la economía mundial y de los países con los que Costa Rica tiene mayores actividades comerciales, además de las grandes potencias como China y Estados Unidos.
“Si nuestros socios crecen menos, la inversión extranjera, nuestras exportaciones y el turismo se ven afectados”, aseguró Morales.