El tiempo para implementar acciones que permitan reducir el déficit fiscal, rebajar la deuda pública y desahogar las finanzas estatales se agota. Costa Rica vive momentos convulsos que se reflejan en la depreciación de los bonos soberanos de deuda externa (eurobonos), la falta de liquidez en el mercado secundario doméstico y la tendencia alcista del tipo de cambio.
Estas señales son vistas con cautela, pero muy de cerca, por las agencias calificadoras de riesgo que buscan información para comprender qué sucede en el país.
El retiro de la propuesta para negociar un rescate fiscal con el Fondo Monetario Internacional (FMI), los bloqueos callejeros con escenas violentas y el pulso por recortar gastos en el Presupuesto Nacional 2021, se suman a la cadena de eventos desafortunados que proyecta Costa Rica a los mercados, inversionistas y calificadoras.
EF entrevistó a los analistas encargados de revisar la nota de la deuda soberana de Costa Rica en las agencias Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings. Todos están a la expectativa de lo que ocurra con el proceso de diálogo multisectorial que debería concluir con una propuesta de corrección fiscal.
Sin embargo, el panorama no es bueno. Si persiste la incapacidad política entre el Gobierno, la Asamblea Legislativa y los sectores sociales para concretar un acuerdo —con o sin el FMI— el siguiente paso será una rebaja en la calificación de la deuda del país y eso implicaría caer en condiciones muy adversas para buscar financiamiento accesible.
De hecho, los tres analistas de las agencias coinciden en que la principal amenaza sobre el futuro de las finanzas públicas y la estabilidad económica se centra, justamente, en la posibilidad de lograr un consenso político que reciba el respaldo en el Congreso a la hora decisiva.
Fitch Ratings: “Tensión política resulta en mayor incertidumbre”
Carlos Morales, director de calificaciones soberanas de América Latina en esta agencia, fue categórico en señalar que la tensión política entre el Ejecutivo y el Congreso resulta en la mayor incertidumbre sobre la capacidad de reducir el déficit y estabilizar la deuda.
Recalcó que el atraso en la aprobación de los seis créditos multilaterales que hacen fila en la Asamblea Legislativa y el retiro del acuerdo con el FMI minan las posibilidades del Gobierno de acceder a recursos más baratos.
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“Los altos costos de financiamiento en el mercado local han resultado en un aumento significativo en el pago de intereses lo cual limita la capacidad del Gobierno por reducir el déficit fiscal”, añadió.
¿Cuándo podrían hacer una nueva revisión de la calificación de riesgo de Costa Rica y qué perspectiva tienen sobre la situación del país?
Nuestra última decisión de calificación soberana de Costa Rica fue el 12 de mayo y debemos revisarla en un periodo de un año. Sin embargo, podemos adelantar la decisión si consideramos que se materializaron riesgos.
La nota del país tiene una perspectiva negativa que refleja riesgos sobre la sostenibilidad de la deuda dada una mayor incertidumbre sobre la consolidación fiscal, el crecimiento económico y los costos de endeudamiento posterior a la crisis ocasionada por la pandemia.
¿Les preocupa que el país entre en una crisis o un default antes de lograr un acuerdo?
La calificación se mantiene en B con perspectiva negativa. Este nivel puede indicar problemas de liquidez y estrés en la posición fiscal de un país. Sin embargo, todavía no consideramos un impago de la deuda gubernamental como un escenario de alta probabilidad.
¿Qué tan complicada es la situación para buscar financiamiento mediante bonos de deuda externa en mercados internacionales con tasas tan altas como las actuales?
Países que requieren financiarse a tasas de interés altas por lo general enfrentan problemas de liquidez, reflejando estrechez en las fuentes de financiamiento y falta de acceso a mercados de capital. A su vez, los altos costos en el mercado externo o local seguirán presionando la capacidad del Gobierno para reducir el déficit fiscal y aumentan los riesgos de sostenibilidad de la deuda pública.
Standard & Poor’s: Cercanía de elecciones complica el panorama
Lisa Schineller, líder analítica de calificación soberana para América Latina en Standard & Poor’s, comentó que esperan una contracción económica más profunda de lo que se proyectó a inicios de año y una debilidad más pronunciada y persistente en la situación fiscal.
“La acción de calificación, incluida la perspectiva negativa, incorpora nuestro supuesto de que adelantar una corrección fiscal probablemente sería complicado a nivel político durante el próximo año”, agregó.
Pese a que la agencia reconoce las intenciones del Gobierno por buscar soluciones y proponer alternativas ante el déficit financiero, Schineller es clara en que la dinámica del Congreso tiende a ser difícil y “el próximo año la discusión ocurrirá antes de las elecciones del 2022, lo cual agrega otra capa de complejidad”.
¿Cómo ven las señales políticas que envía Costa Rica a los mercados?
El retiro del plan de ajuste propuesto inicialmente por el Gobierno, cierto retraso en la discusión con el FMI y el inicio de un diálogo nacional subrayan los desafíos que anticipamos. Sin embargo, la administración ha seguido dando señales de su compromiso de formular un ajuste a pesar del desafiante contexto económico, político y social.
¿Les preocupa que el país entre en una crisis o default?
La calificación B y la perspectiva negativa no indican incumplimiento, lo que en nuestra opinión estaría señalado por una nota mucho más baja. Pero la nota de junio de 2020 destaca una mayor vulnerabilidad económica y fiscal en Costa Rica.
¿Se dificulta el acceso del país a financiamiento favorable en los mercados?
En nuestra opinión, el acceso al mercado con tasas favorables, ya sea en los mercados locales o externos, se guiará por las señales de compromiso, acuerdo y progreso de toda la clase política para mejorar los indicadores fiscales del país.
Moody’s: “El mayor riesgo es un shock antes del acuerdo”
Gabriel Torres, analista principal de deuda soberana de Moody’s, recalcó que el temor de la agencia es que no se logre un consenso para buscar el equilibrio fiscal antes de que se produzca un shock en la economía, es decir, un default o una crisis.
Los eurobonos costarricenses se depreciaron cerca de 14% en el último mes. ¿Cuál es la expectativa en los mercados internacionales?
Hay señales de que los mercados se están asustando y eso va a traer de por sí sus propios problemas, porque si el Gobierno tuviera que salir a pedir prestado en este momento, la tasa esta vez sería muy alta.
¿Qué esperan ver en los próximas semanas?
Estamos esperando ver qué puede lograr Costa Rica en su conjunto, no solamente el Gobierno, sino el Ejecutivo con la oposición para ver a qué acuerdo pueden llegar para bajar el déficit y no solamente este indicador, este año es especial por la pandemia.
Al cierre del 2019 el déficit financiero fue mucho más alto que lo proyectado, este año llegará al 9,3% del Producto Interno Bruto (PIB). ¿Cómo toman esa cifra?
Ya el 9,3% del PIB es altísimo para un país con la deuda que tiene Costa Rica, si ese número fuera más alto, claramente sería muy negativo.
El mayor riesgo que vemos es que vaya a darse un shock fuerte antes de que logren un acuerdo sobre cómo reducir ese déficit.
Alertas en el mercado
Los últimos días reflejan señales de alerta sobre la situación financiera del país. Risa Grais-Targow, directora para América Latina de Euroasia Group, alertó, entrevista con este medio el pasado 10 de octubre, que el Gobierno puede enfrentar problemas de liquidez a corto plazo si no toma acciones contundentes.
Para comprender las alarmas, Melvin Garita, gerente general de BN Valores, se remite a los spreads de crédito de los diferentes plazos de la curva soberana externa.
“El riesgo de crédito para la parte corta de la curva ya nos ubica en niveles similares a los de países con calificación B-, o sea, con un escalón menos al que tenemos ahora”, advirtió.
Garita recordó que los mercados líquidos y profundos por lo general se adelantan a las calificadoras de riesgo y a otros participantes, por lo que la señal de los mercados internacionales se puede leer como un tropiezo en la ruta de consolidación fiscal ordenada que se prometió al inicio de esta administración.
“Ya estamos clasificados como un emisor donde condiciones comerciales, financieras o económicas adversas pueden tener un impacto negativo significativo en la capacidad o voluntad de cumplir con nuestras obligaciones, y una eventual revisión a la baja nos pondría a un peldaño de una calificación donde existen muchas restricciones para inversionistas de alto rendimiento”, agregó el economista.
Los mercados internacionales ya valoran los eurobonos costarricenses de corto plazo a niveles similares a los de otras naciones emisoras con nota B-, por lo que en términos prácticos Costa Rica está muy cerca de una nueva rebaja en la nota de deuda soberana.
Si el país cae en categoría CCC se presentarán condiciones negativas que podrían limitar la capacidad para pagar las obligaciones de la deuda pública.
De esta manera, el país se encuentra ante la disyuntiva de cambiar la situación de su deuda gubernamental cuanto antes; o, en su defecto, experimentar las exigencias de los mercados donde le prestarán dinero a tasas cada vez más elevadas que presionan la ya precaria situación de las finanzas públicas.