Los números rojos que han presentado las rentabilidades de las Operadoras de Pensión Complementaria (OPC) han asustado a más de uno y con buena razón, ya que ese será el dinero que cada ciudadano recibirá durante su vejez. Y aunque tanto las autoridades como las OPC piden mantener la calma mientras pasa la tormenta, lo cierto es que hay personas que se verán más afectadas que otras, por lo menos en el corto plazo.
Actualmente, las seis operadoras del país registran rentabilidades anuales negativas en lo que se refiere a las inversiones del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria (ROP); el fondo más grande en sus arcas. Este fenómeno deja como grupo más vulnerable a las personas que están cerca del retiro o que ya están pensionadas.
¿Cómo los afecta?
Un trabajador más joven tiene, en teoría, el factor tiempo a su favor. Es decir, puede esperar a que las inversiones se recuperen a sus niveles previos, como esperan que suceda tanto la Superintendencia de Pensiones (Supén), como las mismas operadoras y expertos en el tema.
Sin embargo, esto no lo tienen las personas de mayor edad, especialmente el grupo más vulnerable, y la consecuencia será un golpe en la mensualidad inicial de su pensión, la cual se calcula con base en el saldo acumulado que ha sufrido caídas importantes en sus valoraciones durante este 2022.
Ya hay algunas modificaciones sobre la mesa para tratar de proteger a esta población. La principal fue una reforma en la metodología de cómo se calculan los montos de pensión del ROP en la modalidad de renta permanente (la más escogida entre los afiliados). Ahora el cálculo se hace con los rendimientos de los últimos 36 meses en lugar de los últimos 12 con el fin de reducir los efectos en las pensiones que puedan tener los cambios económicos de corto plazo como los que están viviendo actualmente todas las operadoras.
Pero ojo, esto es una forma de atenuar el impacto, no significa que no haya ninguno, es una búsqueda por diluir los números negativos entre los mejores rendimientos que hubo en los dos años anteriores. De hecho, el 2021 fue, en su mayor parte, un año particularmente positivo.
No obstante, cuanto más se extienda esta crisis, menos diluidos estarán las rentabilidades. Actualmente es difícil, por no decir imposible, pronosticar cuánto más va a durar esta caída, principalmente porque todavía no se conoce dónde está el fondo de ella. Aún así, sería ingenuo pensar una recuperación antes del 2023.
Édgar Robles, exsuperintendente de Pensiones, considera que todavía no se conoce la peor parte de esta época de vacas flacas ya que la recesión económica que tanto se pronostica no ha llegado aún.
Es importante recordar que las actuales caídas en los rendimientos de los fondos de pensiones no son exclusivas de Costa Rica y, más bien, responden a una caída generalizada de los mercados financieros mundiales ante el aumento de las tasas de interés y el miedo por una recesión económica.
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Este es un fenómeno que ya había sucedido antes, con especial fuerza en 2008, cuando el mundo entró en una de sus recesiones más duras. Durante esa época las rentabilidades de las operadoras cayeron estrepitosamente hasta sus suelos históricos y tardaron alrededor de dos años en recuperarse alrededor de la meta del 5%.
Eso sí, después de la tormenta del 2008 las OPC no volvieron a tener los rendimientos de la primera mitad de la década de los dos mil. Robles explica que eso se debe a que antes el mercado nacional —donde se invertía la gran mayoría de los fondos— era mucho más riesgoso y bajo el precepto de a mayor riesgo mejores resultados las valoraciones de esas inversiones eran sustancialmente más altas.
La comparación entre la crisis del 2008 y la actual no es completamente simétrica pero suele ser uno de los principales argumentos que utilizan las operadoras para mostrar que los rendimientos se recuperarán una vez haya pasado la tormenta, ya que ambas crisis responden a eventos generalizados en los que los mercados internacionales sufrieron por la incertidumbre de una subida de tasas de interés y una recesión económica a escala mundial.
Dicho esto, las cuotas que se calculen mientras los mercados sigan caídos se verán afectadas, sin embargo, tanto la superintendencia como las OPC, reiteran que, una vez se recupere la economía, las rentabilidades de las operadoras también lo harán.
“Lo que está sucediendo con los rendimientos son efectos coyunturales de la volatilidad de los mercados financieros y, como ha sucedido en el pasado, la situación se revertirá e iniciará la recuperación”, menciona la superintendente de Pensiones, Rocío Aguilar, quien ha repetido esto como un mantra desde que iniciaron las caídas junto al resto de las operadoras.
Aguilar también ha sido enfática en que los fondos de pensiones tienen un horizonte de largo plazo por lo que la rentabilidad de estos debe analizarse bajo esa perspectiva.
“Cuando la situación se estabilice su fondo de pensión va a volver a la normalidad, va a recuperar los valores que tenía antes. No tan buenos como los del 2021, porque eso fue astronómico, pero los fondos pueden generar rentabilidades del 5% anual real, por ahí va a volver la tendencia”, menciona Hector Maggi, gerente general de la OPC de la Caja Costarricense del Seguro Social.
“Lo mejor ahorita es quedarse quedito”, dice Robles ante qué puede hacer el afiliado en esta situación. Trasladarse de operadora en búsqueda de mejores rendimientos puede sonar tentador, pero es una decisión que podría salirle muy costosa. De momento los números negativos son valoraciones contables. En otras palabras, no se ha materializado la pérdida contrario a lo que sí sucedería si el afiliado solicita un traslado.
Róger Porras, jerarca de Popular Pensiones, recomienda, de ser posible, aplazar su retiro. “Si puede, postérguelo y espere a que esto se acomode”, dice. Aunque esto podría funcionarle, probablemente no sea lo que un trabajador de más de 60 años quiera escuchar.
Posibles alternativas
Desde la Superintendencia se han planteado diferentes soluciones a este tipo de problema. Quizá la más ambiciosa es el proyecto para migrar hacia los fondos generacionales. Este tipo de fondos divide a los cotizados y pensionados del ROP en grupos de edades similares, de tal manera que, para cada uno de esos grupos, las operadoras de pensión definen una estrategia de inversión que producirá rendimientos acordes a cada grupo etario.
Esto básicamente lo que hace es segmentar la inversiones según la tolerancia al riesgo que tiene cada persona basada en su edad: un joven puede soportar las volatilidades del largo plazo mientras que una persona mayor busca los rendimientos más seguros posibles.
Alejandro Solórzano, gerente general de la operadora Vida Plena, considera que la diferenciación entre portafolios podría beneficiar a estos grupos más vulnerables al reducir la volatilidad de las pensiones en curso de pago por medio de instrumentos financieros más seguros, principalmente de corto plazo.
Como otra alternativa a las volatilidades, se puso en vigencia una reforma reglamentaria para facilitar que las OPC puedan contar con esquemas de bonificación de comisiones de administración en el ROP. Esta medida elimina la condición de cantidad de aportes o saldos mínimos para establecer bonificaciones, manteniendo únicamente como requisito el tiempo de permanencia.
Los planes o esquemas de bonificaciones permiten a los afiliados y pensionados acceder a un reintegro en su cuenta de capitalización individual de una proporción de la comisión de administración pagada a la operadora de su elección.
Las bonificaciones son una modalidad aplicable al ROP, al Fondo de Capitalización Laboral y al Régimen Voluntario de Pensiones Complementarias.