El Banco Mundial destacó cuatro riesgos económicos derivados de la pandemia de la COVID-19 en su Informe sobre el desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa, publicado este martes 15 de febrero.
Se trata del aumento de los préstamos dudosos y de las dificultades en el sector financiero, la falta de opciones para que a hogares y empresas se les condonen las deudas contraídas durante la pandemia a través de un proceso de insolvencia formal, mayores restricciones en el acceso al crédito, y niveles elevados de deuda pública.
Un préstamo es dudoso cuando existen indicios de que el acreditado no podrá devolverlo, o si han pasado más de 90 días sin que haya pagado las cuotas acordadas; de acuerdo con el Banco Central Europeo.
Ante los cuatro riesgos mencionados, en el informe se proponen medidas concretas que los encargados de la formulación de políticas pueden adoptar para abordarlos y respaldar una recuperación sólida y equitativa.
A continuación un resumen, disponible en el sitio web del Banco Mundial, de las medidas que se pueden implementar para abordar cada uno de los riesgos económicos (que aparecen en negrita):
- Incremento de los préstamos dudosos. Aumentando la transparencia y reduciendo la proporción de préstamos dudosos, las instituciones financieras pueden mantenerse estables, bien capitalizadas y en condiciones de proporcionar crédito, sobre todo a los hogares de bajos ingresos y las pequeñas empresas.
- Demora en la resolución de los préstamos dudosos. Los procedimientos de insolvencia eficaces, incluidas las opciones extrajudiciales, pueden reducir los costos sociales del sobreendeudamiento generalizado, evitar la asignación inadecuada de los recursos a “empresas zombis” improductivas y limitar la necesidad de que el Gobierno interfiera en la resolución de las deudas. La demora en la adopción de medidas puede limitar el acceso al crédito, desalentar la iniciativa empresarial y dar lugar a la conversión de deuda privada en deuda pública cuando los Gobiernos se ven obligados a ejecutar planes de rescate.
- Acceso más restringido al crédito. Las innovaciones en las finanzas digitales y los modelos de financiamiento pueden desempeñar un papel decisivo a la hora de permitir a los prestamistas evaluar y gestionar de manera confiable el riesgo que conllevan los prestatarios, ayudarlos a seguir proporcionando crédito a los prestatarios de bajos ingresos y fortalecer su resiliencia financiera.
“Es fundamental trabajar para que el acceso al crédito sea amplio y la asignación de capital se oriente al crecimiento. Esto permitiría que las empresas más pequeñas y dinámicas, así como los sectores con mayor potencial de crecimiento, inviertan y creen empleo”, expresó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass, en un comunicado de prensa emitido por la organización internacional.
- Niveles de deuda pública elevados. La gestión y la reducción proactivas de la deuda pública pueden liberar los recursos fiscales necesarios para respaldar la recuperación. Las demoras en abordar la sostenibilidad de la deuda se asocian con recesiones prolongadas, el aumento de la inflación y la reducción del gasto en redes de protección social, salud pública y educación, lo que repercute de manera desproporcionada en los pobres.
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Por su parte, el Informe sobre el desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa expone que en respuesta a la crisis de la COVID-19, entre marzo y agosto de 2020, 29 países hicieron uso de instrumentos de política monetaria no convencionales, como los programas de adquisición de activos.
Entre los países que adoptaron este tipo de programas están Costa Rica, Angola, Egipto y Uganda.
El Banco Mundial señala que la pandemia de la COVID-19 dio lugar a la mayor crisis económica mundial en más de 100 años y agrega que en 2020, la actividad se redujo en el 90% de los países, la economía mundial se contrajo alrededor de un 3% y la pobreza aumentó en todo el mundo “por primera vez en una generación”.