El Banco Central de Costa Rica (BCCR) estima que la producción tendrá un dinamismo de 2,2% al término del año, menor al 3,2% que estimó a inicio de año.
La nueva previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para el 2020 pasó a 2,6% (3,0% en enero). De cumplirse esta proyección, Costa Rica mostraría el menor crecimiento visto en los últimos siete años.
Este mismo panorama impulsó al Central a reducir nuevamente la Tasa de Política Monetaria (TPM), esta vez en 50 puntos base para ubicarla en 4% a partir del 23 de julio.
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Este fue parte del análisis expuesto esta tarde a la prensa por Rodrigo Cubero, presidente del BCCR, en la revisión del Programa Macroeconómico 2019-2020.
En la última década, la producción de Costa Rica tiene dos episodios de bajos crecimientos, como el estimado por el BCCR para el cierre de este 2019. En 2009, registró un -1% y posteriormente, en 2013 reportó un 2,3%.
Al lado de este esperado anuncio, el Central confirmó que el crédito también crecerá menos de lo previsto en enero.
Por su lado, la meta inflacionaria se sostuvo entre 2% y 4%. La inflación se ubicó en 2,42% en junio y cumplió tres meses consecutivos de alzas, según la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Respecto a las finanzas públicas, el BCCR estima que la caída del déficit primario del Gobierno Central (que excluye intereses) continuará a la baja. Sin embargo, el déficit financiero aumentará a 6,3%, como porción del PIB.
“La carga de intereses sigue creciendo como una bola de nieve”, afirmó Cubero.
¿Por qué la producción crece menos?
La economía internacional es convulsa. Socios comerciales de Costa Rica, como México, Chile, Colombia, muestran desaceleración económica.
Mientras, el comercio internacional no crece y se traduce en una alerta para una economía abierta como la costarricense.
Las tensiones del conflicto comercial entre China y Estados Unidos generan incertidumbre, y la inestabilidad política en Nicaragua no da tregua e impacta la economía nacional de forma importante.
En enero se preveía que los precios del petróleo se mantuvieran constantes, en relación a lo que se estaba observando en ese momento, pero no ocurrió lo previsto. Lejos de eso, empezaron a subir y también subieron los precios de los metales, comentó Cubero.
En lugar de mejorar los términos de intercambio, más bien empezaron a deteriorarse, afirmó Cubero.
Además, los choques internos se mantienen: los fenómenos climáticos que impactan al agro, bajos niveles de confianza, desaceleración del crédito y el alto nivel de desempleo.
La economía repuntó 1,3% a mayo, la cifra más baja desde noviembre del 2013, mostró el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) en la serie tendencia ciclo, que elimina las distorsiones por las estacionalidades.
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La inversión, tanto privada como pública, se contraería 4,4%. Esta cifra es muy diferente al repunte de 3,7% y 7,3% que se preveía en enero respectivamente.
El consumo privado crecería solo 1,6%.
El ingreso disponible bruto real también se redujo, en este caso a 1,4% (3,2% en enero).
Esto significa que el consumo será mucho más lento en este año, afirmó Cubero.
¿Y el crédito?
En enero, el Banco Central estimó que el crédito crecería 4,9% al cierre del 2019, pero esto cambió a un 4% al agrupar las operaciones en moneda nacional y extranjera.
A modo de referencia, el crédito al sector privado creció a un ritmo de 3,07% en junio.
A junio, la colocación en moneda nacional creció 5,1% y en dólares se contrajo 3,2%.
La dolarización de la cartera de crédito se ubica por debajo del 40%, explicó el jerarca del Banco Central.