Bajo una presión inédita, el Banco Central Europeo(BCE) adoptó este jueves 12 de setiembre una serie de medidas para apoyar una coyuntura fragilizada en la zona euro, al mismo tiempo que llamó a los gobiernos de la región a asumir sus responsabilidades en materia de aumento del gasto público.
Baja de tasas, nueva compra de deuda pública y privada, sistema de tasas regresivas y préstamos gigantes para aliviar a los bancos: el instituto mostró una vez más su arsenal anticrisis esperado todo el verano (boreal) por los mercados financieros.
El riesgo de recesión es "débil" pero "ha aumentado", alertó Draghi ante la prensa.
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El BCE prevé una “debilidad más prolongada” de la economía en la zona euro, añadió, en un pronóstico pesimista que explica la serie de medidas de estímulo que adoptó este jueves la institución monetaria.
"La información que tenemos apunta a una debilidad más prolongada de la economía de la zona euro, a la persistencia de riesgos a la baja y a una presión inflacionaria estable", dijo Draghi.
La entidad presidida por Draghi rebajó sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo. Para 2019 sería de 1,1% en la zona euro (1,2% previamente), y del 1,2% el año que viene (en lugar de 1,4%).
Para estimular la economía, el BCE rebajó por primera vez desde marzo de 2016 su tasa de depósito y anunció que reanudará su programa de compra de deuda, instrumento de estímulo monetario muy esperado por los mercados.
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El euro se resintió de estas medidas y advertencias: perdía 0,23% ante el billete verde (a las 13H40 GMT) y cotizaba a $1,0985.
"Ustedes se acuerdan que dije: 'todos los instrumentos están sobre la mesa, todos están listos a ser utilizados'. Pues bien, hoy lo hicimos", declaró Draghi.
Volviéndose a poner el traje de "Super Mario", forjado a lo largo de las crisis que han caracterizado su mandato de ocho años, el banquero italiano se decidió a aplicar las medidas que estaban en suspenso antes de entregar la institución a fines de octubre a su sucesora, la francesa Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional.
Las medidas son un "big bang" para el banco ING o un "regalo de adiós a los mercados", según LBBW y Berenberg.
Los comentarios muestran la magnitud del acontecimiento, aunque los inversores reaccionaron en dos tiempos: aplaudiendo primero los anuncios, antes de digerir con dificultad el pesimismo del mensaje.
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Vuelve la compra de deuda
La institución con sede en Fráncfort bajó por primera vez desde marzo de 2016 su tasa "de depósito" (de -0,40% a -0,50%), para incitar a los bancos a prestar a las empresas y a las familias en vez que dejar dormir las liquideces en el Banco central.
Otro signo de su voluntad de apoyar en forma duradera la economía, el BCE dejó sus otras dos tasas directoras sin cambios, y la principal se fijó en cero, y aseguró que contempla subirlas más mientras la inflación no "converja sólidamente" hacia su objetivo del 2%, una fórmula inédita.
El BCE relanzó su vasto programa de compra de activos, denominado "Flexibilización cuantitativa" o "QE", por la que adquirió 2,6 billones en obligaciones públicas y privadas entre marzo de 2015 y diciembre de 2018 en la zona euro.
Pese a la oposición de varios banqueros centrales, entre ellos el alemán Jens Weidmann y el holandés Klaas Knot, estas compras se reanudarán el 1 de noviembre a ritmo de 20.000 millones de euros mensuales y eso "por el tiempo que sea necesario".
Por otro lado, el BCE adoptó un sistema de tasas escalonadas para aliviar la carga de interés que pesa sobre los bancos, y modificó las condiciones de los préstamos gigantes acordados a los establecimientos financieros a partir del 19 de septiembre para hacerlos más favorables.
Los Estados deben actuar
Aunque el cóctel de medidas era esperado, las reacciones no se dejaron esperar: el mercado de la deuda se distendió netamente, en particular en Italia, y las bolsas europeas casi rompen el récord anual, antes de calmarse después.
El euro por su lado pasó por debajo de $1,10 e inmediatamente después de que las medidas del BCE fueron anunciadas, el presidente estadounidense Donald Trump acusó a los responsables europeos de “afectar las exportaciones estadounidenses”, “depreciando fuertemente el euro con relación al dólar”.
Trump reiteró al mismo tiempo sus críticas a la Reserva federal estadounidense (Fed), culpable según él de seguir "sentada sin hacer nada", o sea sin bajar las tasas rápido.
Draghi hizo un llamado poco habitual a los países de la zona, en particular a los que “tienen márgenes presupuestales”, y les pidió actuar “de manera eficaz y rápida” para apoyar por su lado a la economía, en alusión transparente a Alemania.