Ante el crecimiento del desempleo y la desaceleración económica por los cierres comerciales en Costa Rica debido a la crisis sanitaria, la capacidades de pago de las personas comenzaron a mermar, lo que generó que el Sistema Financiero Nacional se enfrentara a un escenario atípico con presiones y amenazas de insostenibilidad.
Sin embargo, las autoridades reguladoras brindaron un alivio temporal que les permitió acomodarse a las condiciones de sus clientes; pero ahora, deben lidiar con una lenta reactivación mientras poco a poco quedan sin efecto las normativas especiales.
Aunque las medidas dictadas por el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) llegaron en el momento correcto, según mencionaron varios gerentes de entidades financieras consultados por EF —pues permitieron mantener una menor afectación— la incertidumbre se centra en “los resultados tardíos”, esos que podrían reflejarse hasta este 2021 y que durante el año anterior permanecieron en letargo.
Asimismo, un análisis realizado por EF constató que los bancos, tanto públicos como privados, experimentaron variaciones negativas en sus ingresos y sus resultados finales por intermediación financiera durante el 2020, mientras que la mayoría de cooperativas incrementaron dicho rubro. La mayor afectación se dio en el ingreso por créditos, ante la disminución de la capacidad de pago de los clientes y el aumento en el desempleo.
Sobre las medidas de Conassif, su presidente Alberto Dent, aseguró que hicieron una investigación de las acciones tomadas por las superintendencias a nivel mundial. Entonces, llegaron a la conclusión de que la cartera de crédito de un banco es su principal activo, por lo que la flexibilidad de las medidas debían ser normas relacionadas, pero siempre bajo el entendido de que sería de manera temporal.
“Yo se lo dije a la Asociación Bancaria Costarricense y a la Cámara de Bancos, esto es una situación atípica, pero tome en cuenta que no será permanente y Conassif puede revertir la normativa en cualquier momento”, explicó Dent.
Los datos de la Sugef demuestran que la morosidad a más de 90 días no se disparó en el sistema financiero pese a la pandemia y se mantuvo en un rango controlado durante todo el año. El porcentaje de morosidad más alto fue de 4,2% y lo tuvieron entidades como la Mucap y Coopesanmarcos. Mientras tanto, Financiera Cafsa, Prival Bank y Coopeuna mantuvieron los niveles de morosidad más bajos del 2020.
Sin embargo, la incertidumbre está en el comportamiento de la morosidad luego de que las medidas de las autoridades reguladoras concluyan con su efecto; que indujo al sistema financiero a una especie de “coma moratorio”.
Sergio Ruiz, gerente general de Prival Bank, explicó que las medidas de Conassif permitieron a las entidades brindar ayuda a los deudores más afectados y accionar mecanismos efectivos de recuperación, lo que evitó un deterioro mayor en los portafolios de crédito y un aumento de activos improductivos como consecuencia de la ejecución de las garantías que están en respaldo de los préstamos.
Sin embargo, y pese al dinamismo que ha venido recuperando la economía, existe un grupo de deudores que han sido menos resilientes a los efectos de la crisis, lo que podría detonar en aumentos en la morosidad o en un incremento en bienes adjudicados, comentó Ruiz.
Con esta preocupación coincide el gerente general de Bac Credomatic, Federico Odio, quien comentó que muchas de las consecuencias generadas por el COVID-19 en el sistema financiero se reflejarán hasta este 2021; aunque una pronta reactivación económica podría evitar un crecimiento significativo en la morosidad.
Odio aseguró que la flexibilización de las medidas en cuanto a prórrogas eran necesarias y se tomaron en el momento correcto para evitar una crisis financiera en el país, además de la económica y de salud.
Asimismo, el jefe financiero contable de Coopemep, Adrián Sanabria, explicó que las flexibilizaciones respecto a la morosidad evitaron que el sector financiero sufriera afectaciones en la magnitud de otros como el turismo.
“Esto hubiera sido un efecto duro para la economía, la gente hubiera ido a sacar el dinero que tenía guardado y preferido meterlo bajo el colchón. Eso hubiera afectado mucho la situación del país”, dijo Sanabria, quien mencionó que en el 2021 podrían salir a flote efectos del año anterior en cuanto a la morosidad.
No obstante, las entidades esperan que los lineamientos de las autoridades financieras, así como los fondos facilitados por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), amplíen las posibilidades de apoyo a los clientes afectados por la pandemia y, con ello, se contenga el aumento de morosidad.
Por su parte, Oscar Hidalgo, gerente general de Coopeservidores, advirtió que también se necesita de factores externos como la aprobación de varios proyectos legislativos que permitan la reactivación de la economía y con ello aumentar la capacidad de pago de los deudores.
El vicepresidente senior de Scotiabank para Centroamérica, Diego Masola, confirmó que esperan que el mayor impacto por incobrabilidad, debido a los efectos por la COVID-19, se reflejen en los balances de la primera mitad del 2021.
Javier Cascante, exsuperintendente de la Sugef, explicó que el hecho de que se tomaron medidas regulatorias para ayudar al sistema financiero permitió que no vieran al afectación real, pero conforme se vayan eliminando las medidas, el efecto en cada entidad dependerá de la velocidad con la que sus deudores afectados logren recuperarse.
Asimismo Cascante aseveró que la economía irá creciendo lentamente por lo que no todos los sectores podrán levantarse al mismo ritmo. Sin embargo, advirtió que concluir que las entidades van a experimentar una situación de inestabilidad le parece muy dramático, pero lo que sí es esperable es que para los deudores que no pudieron salir adelante tendrán que pasarlos por pérdidas y eso se reflejará en los estados financieros tan pronto se eliminen las medidas regulatorias extraordinarias.
“Tan pronto se eliminen las medidas los bancos van a tener que empezar a reflejar la situación real de sus deudores por lo que van a tener que reestructurar las operaciones financieras para aquellos que pueden salir pero para los que no lo logren, las entidades van a tener que sacar a sus clientes de ese hospital financiero donde estuvieron durante la crisis y que sigue bajo un proceso de lenta recuperación”, destacó Cascante.
El exsuperintendente también advirtió que las entidades financieras se llevan un gran aprendizaje con respecto a la gestión de riesgo, la cual es deseable que hayan reajustado de acuerdo con las nuevas necesidades de los deudores.
Un año de retos
El año 2020 estuvo cargado de desafíos para las entidades, entre los que destacan el análisis de la situación de sus clientes, los arreglos de refinanciamiento y prórrogas, la adaptación a las medidas de las autoridades reguladoras y la aceleración de los procesos tecnológicos de las instituciones, ante una pandemia que confinó a la clientela.
Bancos con gran participación en el sistema financiero, como el Banco Nacional, el Banco de Costa Rica y BAC Credomatic cerraron el 2020 con resultados finales (utilidades) hasta 30% menos que en el 2019, aunque no reportan pérdidas. La variación interanual a diciembre fue de -37,8%, -30,9% y -17%, respectivamente.
Por su parte, Arturo Giacomin, gerente general de Davivienda, destacó que la entidad afrontó diversos impactos producto de la pandemia, pero que sus resultados finales también se vieron afectados por la nueva regulación del tope a las tasas de interés. No obstante, aspectos como la variación del tipo de cambio o el crecimiento moderado de la cartera de créditos les permitió cerrar con un crecimiento del 7%.
Odio, de BAC Credomatic, también resaltó que la entidad que dirige se vio afectada tras la entrada en vigencia de la reforma a la Ley de la Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor.
Asimismo, todos los bancos, tanto públicos como privados, experimentaron variaciones negativas en sus ingresos y sus resultados finales por intermediación financiera, mientras que la mayoría de cooperativas incrementaron dicho rubro. Las financieras recorren una tendencia similar a los bancos privados. La mayor afectación se da por el ingreso por créditos.
De 43 instituciones analizadas, poco más del 70% experimentaron decrecimientos entre -0,3% y -26,03% en sus ingresos por créditos. El restante porcentaje, conformado por 12 cooperativas y dos financieras, registró aumentos en dicho rubro.
Además de una deprimida demanda por nuevos préstamos, las tasas de interés se encuentran en niveles bajos a nivel mundial.
En lo que coinciden todas las entidades es que para el cierre del 2020 su resultado final tuvo una disminución importante en comparación con años anteriores.
Los bancos públicos, por ejemplo, presentaron una contracción del 42% y las cooperativas del 40%, si se compara con el 2019.
Sin embargo, el gremio de la banca privada fue el que vivió un mayor impacto pues aunque su variación interanual en conjunto (contabilizando las cifras de todos los bancos privados) fue de -7,7%. Este es el segundo año consecutivo que el grupo muestra una variación interanual negativa.
Odio aseguró que durante el 2019 la afectación en el caso de Bac Credomatic respondió a una apreciación de la moneda nacional, principalmente porque la entidad mantiene la mayor parte de su patrimonio en dólares.
Con respecto al 2020, se lo atribuyó a la pandemia y la entrada en vigencia de la ley de tope máximo de tasas de interés.
Impacto por temporadas
Durante los primeros meses con el shock inicial de la crisis sanitaria, la incertidumbre jugó un papel importante en el sistema financiero.
Las personas y empresas dejaron de solicitar créditos —ya en desaceleración—, además se disminuyó el consumo, que repercute en la circulación del dinero y para salvaguardar las finanzas personales los clientes migraron a posiciones más líquidas.
Ante esta situación las entidades bancarias contaban con una mayor liquidez, así lo confirmaron los gerentes del Banco Nacional y Bac Credomatic; como consecuencia para manejar la solvencia se incrementó la colocación de inversiones.
Al revisar y contrastar los datos con los estados de resultados de las entidades reguladas por Sugef, los ingresos financieros por créditos se contrajeron en más de un 10%, mientras que los ingresos por inversiones son el único rubro que presenta variaciones positivas. Este comportamiento es más evidente en los bancos públicos y privados. Por otro lado, las financieras y mutuales tienen contracciones de hasta 15% en los ingresos por inversiones.
El comportamiento al alza del tipo de cambio durante el 2020 también jugó un papel importante en las finanzas de las entidades que manejan operaciones en dólares. Es el caso de bancos como Davivienda, Cathay y Bac Credomatic, vieron incrementados sus ingresos por el diferencial cambiario.
El gerente de finanzas de Cathay, Dannel Huang, comentó que ante el aumento en el tipo de cambio y la posición de la entidad respecto al uso del dólar, en el 2020 obtuvieron una ganancia de ¢215 millones por este concepto.
Expectativas de recuperación
Las medidas de Conassif jugaron un papel importante para el sistema financiero nacional pues le permitieron a las entidades bajar el porcentaje de provisiones por crédito para dinamizar la colocación, además podían dejar de degradar la calificación de los deudores ante la solicitud de prórrogas.
Posteriormente, cuando el proceso de reactivación empezó a avanzar, Conassif informó que deseaban ver el impacto real de la pandemia en el sistema por lo que a partir del 1°. de diciembre del 2020 debían degradar la calificación crediticia de las personas que solicitaran readecuaciones de créditos.
Sin embargo, un mes después retrocedieron y decidieron mantener en vigencia las normativas especiales hasta el 30 de diciembre del 2021.
Actualmente, las entidades buscan las soluciones más adecuadas para la situación de sus clientes y que fondeos como el obtenido a través del Banco Central permitan readecuar más deudas y atraer nuevos créditos bajo condiciones favorables.
La expectativa del gremio financiero es que la recuperación de la economía nacional se acelere en el primer semestre de este 2021 y con esto se reactive la demanda por nuevos préstamos y la capacidad de pago de sus deudores, para evitar un crecimiento en la morosidad y la degradación financiera de sus clientes.