Buenos Aires. El fuego de artillería pesada lanzado por el gobierno y el Banco Central (BCRA) hizo bajar la fiebre del dólar pero es difícil hallar en Argentina alguien que piense que la crisis está conjurada.
La corrida cambiaria había llevado la cotización del billete verde al récord de 23,30 pesos. El viernes bajó a 22,30 con el misil de la tasa de interés de referencia del BCRA a 40%, la más alta del mundo. Este lunes cerró a 22,33.
“Hay una inviabilidad manifiesta del gobierno de Mauricio Macri y del Banco Central (BCRA) de mantener el tipo de cambio”, dijo el lunes a la AFP Pablo Tigani, consultor de empresas de la compañía Hacer.
Aunque la presión cedió y no se vieron el lunes escenas de largas filas para comprar dólares o las transacciones en línea colapsadas, la gente cree que es sólo una tregua.
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“También se obligó a los bancos a vender unos $1.800 millones. El mercado se ha tranquilizado momentáneamente”, dijo a la AFP Francisco Uriburu, empleado de una consultoría, en una calle de la City (centro financiero) de Buenos Aires.
La calificadora Moody’s dijo el lunes que las empresas argentinas afrontan un “alto riesgo” de falta de liquidez.
Los inversionistas desarman posiciones en pesos. La autoridad monetaria liquidó desde marzo más de $8.500 millones de sus reservas, ahora en $54.000 millones, para calmar la plaza.
Macri, en el poder desde hace dos años y medio, intenta un modelo aperturista de la economía, tras años de proteccionismo.
Liberó el mercado cambiario, eliminó subsidios, y llegó a un acuerdo con los fondos acreedores para recuperar el crédito internacional. Prometió controlar la inflación y reducir la pobreza.
Ante la urgencia, Macri se reunió este lunes siete de mayo en la sede presidencial con su equipo económico y líderes políticos de su movimiento Cambiemos.
Podía esperar embestidas del peronismo de centroizquierda, única oposición política que tiene. Pero no el ataque especulativo de “fuego amigo”, tras ser elogiado como buen alumno en los centros financieros mundiales.
Llamó la atención una advertencia de la revista Forbes: “Puede que sea momento de salir de la Argentina”. La publicación cita a Jorge Compagnucci, de TMG Target Market Global, según el cual se podría ver una repetición de la crisis económica de 2001, con “aumento del riesgo de default”.
A los argentinos les ocurre que se quemaron tantas veces con leche que cuando ven una vaca, lloran. Frases de gobernantes de otras épocas como “el que apuesta al dólar pierde” o “el que depositó dólares, recibirá dólares” quedaron en la historia local la mentira.
Son los fantasmas de miles de millones de dólares que se esfumaron de los bancos, “corralito” (bloqueo de cuentas), pobreza y pagos en cuasimonedas que causan pánico.
Un economista de la City, muy valorado por los mercados, Juan Carlos de Pablo, dijo el lunes a radio La Red que lo hecho por las autoridades fue “llegar a una guardia de un hospital y que le hagan un torniquete”.
“Si intentan dejar una tasa de 40% a lo largo del año habrá un shock devaluatorio e inflacionario”, según De Pablo. Macri ratificó la meta de inflación anual de 15%, pero la encuesta de expectativas del BCRA arrojó un 22% al menos.
Argentina es, después de Venezuela, el único país de América Latina con una inflación de más de un dígito. En 2017 cerró en 24,8%.
La consultora Ecolatina recalculó la inflación de 2018 en 24% por traslado a precios del alza en la cotización.
“Hay serios desequilibrios económicos que podrían erosionar la popularidad de Macri a medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2019″, dijo el lunes un informe de S&P Global.
La agencia de calificación Fitch consideró que “el lento progreso en el proceso de desinflación y los cambios en la política monetaria han puesto en relieve fricciones en el marco de la política actual que han obstaculizado la mejora de la credibilidad”.
Supermercados y minoristas ya iniciaron su remarcación de precios. “Los aumentos vienen por el dólar, las tarifas y los combustibles”, dijo Yolanda Durán, de la red de supermercados chinos.