La economía nacional entrará en un nuevo año que estará marcado por los aumentos de las tasas de interés y probablemente con un tipo de cambio con menos intervenciones y por lo tanto con un poco más de volatilidad.
Lo anterior sucederá luego de un 2017 que registró parte de estas mismas tendencias, pues los intereses empezaron a subir, la inflación también empezó a ascender y en el primer semestre el valor del dolar registró variaciones considerables.
Además, las elecciones presidenciales de febrero marcarán el futuro de los macroprecios, por lo menos durante la primera mitad del año, se espera que la política económica del Banco Central se mantenga, al igual que la incertidumbre.
Las elecciones presidenciales serán el 4 de febrero, en caso de que sea necesario una segunda ronda sería el 1 de abril y la nueva Asamblea Legislativa y el Ejecutivo asumirán en mayo.
Aunque no se prevén aumentos en la Tasa de Política Monetaria en el primer semestre, el resto de los rendimientos continuarán su incremento, y en dólares, las tasas de referencia aumentarían ante los tres posibles aumentos que tiene previstos la Reserva Federal a lo largo del próximo año.
El tipo de cambio tendrá mayor volatilidad ante la incertidumbre electoral y se espera que el nuevo Banco Central maneje un tipo de cambio menos intervenido y más volátil.
La inflación será la más estable de los macroprecios el próximo año debido a pocas presiones inflacionarias externas y precisamente porque el costo del dinero sería más elevado con respecto al año anterior.
En el panorama externo, se vislumbra una recuperación de la economía de los países emergentes, un acelerado crecimiento de China así como en las naciones de la Eurozona.
Estados Unidos crecería más el próximo año pese a la subida de tasas y por la reducción de la carga tributaria con la recién aprobada reforma fiscal del presidente Donald Trump.
Las anteriores son algunos de los pronósticos, perspectivas y puntos de vista que manejan para el 2018 cuatro especialistas en los principales macroprecios consultados por El Financiero.
Tasas mantendrán tendencia al alza
Durante el 2017, las tasas de interés interrumpieron la estabilidad que habían mantenido en años anteriores y comenzaron una tendencia hacia arriba, influenciada por los aumentos de la Tasa de Política Monetaria.
La TPM comenzó el año en 1,75% y a diciembre se ubicaba en 4,75%, cuatro puntos porcentuales más.
Para el 2018, la expectativa es que se replique la tendencia, al menos durante los primeros seis meses o antes de la salida del actual presidente del Banco Central.
Según explicó el analista económico Alberto Franco, el panorama del 2018 dependerá de cómo transcurran los procesos políticos internos y de los resultados de las elecciones presidenciales.
Además, en ausencia de medidas correctivas, el déficit fiscal y la deuda del Gobierno Central continuarían su presión en las tasas de interés locales.
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En el plano internacional, las acciones de la Reserva Federal de Estados Unidos también condicionarán el comportamiento de las tasas de interés internas.
Ante los tres próximos aumentos que planea la FED a lo largo del 2018, es de esperar que las tasas de referencia Libor y Prime también prolonguen su tendencia de aumento y con ella, se encarezca el costo del crédito en moneda extranjera.
“Este escenario de incertidumbre política y continuada presión sobre las tasas de interés, hará que los actores económicos privados, consumidores e inversionistas procedan con más cautela antes sus decisiones, lo que pesará en el dinamismo de la demanda interna en el 2018”, explicó Franco.
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Los sectores productivos que son más sensibles a los movimientos de las tasas de interés, como la construcción, el sector inmobiliario y el comercio, también sentirán los cambios de las tasas en el entorno local.
Tipo de cambio mantendrá variaciones
El tipo de cambio tendrá cambios durante el próximo año, caracterizados por mayor volatilidad hacia el segundo semestre del año, cuando termine el período de la actual administración del Banco Central.
Según comentó Adriana Rodríguez, gerente de Análisis Económico de Scotiabank, en el tiempo que le queda al actual jerarca del Central, Olivier Castro (de enero a mayo), se mantendrá la política de variaciones del tipo de cambio dentro de un rango limitado.
“El Central ha tratado de que las desviaciones no se extiendan más allá de un porcentaje pequeño, independientemente de hacia dónde empujen las fuerzas del mercado. El tipo de cambio seguirá siendo administrado por el Banco”, aseguró Rodríguez, al menos mientras culmine la actual administración.
El 2018 será un año de movimiento para el precio del dólar, incentivado también por la llegada de la colocación externa del Ministerio de Hacienda, que, de lograr el monto que se prevé, se enviaría una señal de estabilidad al mercado, ya que se asumiría que un porcentaje sea colonizado.
Hacienda tiene previsto colocar hasta $1.500 millones de deuda interna bajo la figura de “contrato de colocación”, en la que el Gobierno hace la oferta por medio de un intermediario, que hace la venta y distribuye los bonos.
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Al ser el dólar un poco más volátil que otros macroprecios, es de esperar que reaccione con movimientos más abruptos ante el escenario político.
“El mercado podría afinar las expectativas cuando pase la segunda ronda electoral. Hay un consenso en que cualquier cambio de gobierno implicará un tipo de cambio más volátil y menos intervenido”, explicó Rodríguez.
Según la economista, el Central interviene actualmente en más del 80% en las sesiones del Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) y, luego de las elecciones, se espera que esa proporción se reduzca.
Se espera también que el tipo de cambio tenga menos movimientos en sus sesiones diarias.
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Otro factor que traería cambios en el comportamiento del tipo de cambio en el 2018 es el ingreso del préstamo de $1.000 millones que otorgó el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) al Banco Central, ya que, a pesar de que es un préstamo, genera cierta tranquilidad a los agentes económicos, ante una percepción de que las reservas son más fuertes y de que el Central cuenta con más músculo para actuar ante posibles cambios abruptos en el dólar.
Durante los últimos meses del 2017 los flujos en las ventanillas se mantuvieron superavitarios, lo que indica que se demandan menos dólares de los que ofertan los agentes económicos, en parte influenciado por el comportamiento de las tasas al alza y por la temporada alta en el turismo.
Para el 2018, se espera que los flujos de oferta se mantengan estables. Sin embargo, Rodríguez prevé cambios en la demanda, sobre todo porque ante escenarios de incertidumbre política la gente tendería a dolarizar más su ahorro.
También se espera que la dolarización del crédito continúe ya que se percibe aún más seguridad al tener créditos en dólares que en colones, pese al comportamiento de las tasas.
“Mucho dependerá de lo que suceda en las elecciones, pero a este Banco Central aún le quedan seis meses”, dijo Rodríguez.
Inflación frenará su crecimiento
En el 2018 la inflación frenará la tendencia ascendente que mantuvo en el 2017 y se espera a que el resto de macroprecios influyan para mantenerla relativamente estable hasta el 2019.
Al mes de noviembre, la inflación, que es determinada por la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), registró un aumento de 2,49%, mostrando crecimiento por tercer mes consecutivo.
José Luis Arce, economista de Cefsa, explicó que, en un panorama de relativa estabilidad cambiaria donde no se presenten presiones internacionales fuertes en los precios de las materias primas, la expectativa será de relativa estabilidad.
“No vamos a tener inflaciones tan bajas como las que tuvimos en el pasado, en el 2015 o 2016, pero tampoco vamos a tener inflaciones muy elevadas, por lo que auguro un escenario tranquilo en términos de precios internos y un crecimiento que estará probablemente dentro del rango meta del Banco Central”, afirmó Arce.
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El rango meta del Central (entre 2% y 4% en la Revisión del Programa Macroeconómico del 2017-2018), solo se superaría si, por ejemplo, surgiera una elevada volatilidad cambiaria.
La situación también cambiaría si los precios de las materias primas crecieran y la inflación internacional aumentara tanto como para tener intensas presiones inflacionarias externas, estas ocasionarían cambios en los precios internos, aunque no es el escenario que se prevé para el próximo año.
En el ámbito externo, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, el 2018 estará marcado por estabilidad de precios de las materias primas y del petróleo y se mantendrían hasta el 2019.
Sin embargo, el escenario podría cambiar ante un crecimiento mundial acelerado y más demanda en las materias primas o por un abrupto cambio geopolítico que provoque el aumento de los precios, aunque la presión en la inflación local en ambos casos no sería crítica.
En el plano interno, los niveles de inflación se mantendrían relativamente bajos ante un escenario de tasas de interés al alza.
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Entre tanto, la demanda interna no mostrará mayor dinamismo.
“Vemos a la gente gastando menos y a las empresas invirtiendo relativamente poco, eso quitaría presión en la demanda interna y por tanto, no alimentaría los precios”, afirmó Arce.
Según explicó, se espera además que el Banco Central mantenga una política responsable durante el próximo año y, pese a que entraría un nuevo presidente, luego del proceso electoral, prevé que el entrante mantenga una política monetaria ortodoxa, sin mayores cambios.
El 2018 será también un año de menor crecimiento económico, principalmente por la ausencia de medidas para mitigar los efectos del déficit fiscal.
Se espera que la presión en las tasas sea mayor el próximo año y esto afecte el consumo y el acceso al crédito.
“Las condiciones crediticias se van a deteriorar, las personas van a tener menos acceso al crédito y eso termina afectando el crecimiento económico. El acceso al crédito va a ser más complicado”, aseguró Arce.
Mercados internacionales esperan con ansias el 2018
Las economías internacionales se mantienen expectantes ante un posible 2018 con más crecimiento.
Luego de que las principales economías del mundo, como Estados Unidos y la Eurozona crecieran más de lo esperado en el 2017, se espera que la reforma tributaria recién aprobada en Estados Unidos y la expansión del Banco Central Europeo, lleve a las grandes economías a un mejor 2018.
Douglas Montero, director de Fondos de Inversión de Aldesa, explicó que, especialmente en EE. UU. se esperan mayores ahorros en la economía al tener menos carga tributaria, pues ayudaría a que el crecimiento económico se ubique entre 2,3% y 2,6%.
En cuanto a Europa, Montero espera un desempeño que se ubicaría entre 2,30% y 2,35%, un buen indicador para una Eurozona que comienza a recuperarse, siendo esta vez impulsada por el crecimiento de otras economías que tenían antes poco crecimiento, como Italia y Francia.
“La inflación en Europa ya no es deflación, ha mantenido un crecimiento en niveles comedidos y al haber menos inflación hay más consumo y creemos que ya para el 2019 el Banco Central Europeo comenzará a mover las tasas de interés”, afirmó Montero.
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En cuanto a Latinoamérica, la zona se verá beneficiada por un año de crecimiento en sus principales socios comerciales.
Además se prevé un aumento en los precios de los commodities y, al ser estos países los principales exportadores netos de materias primas como oro, cobre y trigo, el aumento beneficiará su crecimiento.
Montero prevé también una ligera subida en los precios del petróleo, lo que ayudaría al crecimiento no solo de latinoamérica, sino del resto de los mercados internacionales.