Desde que alcanzó su techo del 12,13% en agosto del 2022, la inflación en Costa Rica lleva seis meses en desaceleración continua. Este menor aumento en los precios no solo ha sido constante, sino que ha sido más marcado que en la mayoría de vecinos latinoamericanos, socios comerciales y países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En Centroamérica, Costa Rica ha sido el país que más ha logrado alejarse de sus máximos inflacionarios. Desde su punto más alto hasta febrero del 2022, Costa Rica ha bajado 6,55 puntos porcentuales (p. p.) de inflación, más del doble que cualquier otra economía centroamericana.
A pesar de que Costa Rica tocó el techo de inflación más alto junto a Nicaragua, el único país de la región que a febrero del 2023 registró un encarecimiento más bajo que el costarricense fue Panamá. Sin embargo, es importante resaltar que la nación canalera lo ha hecho a través de un subsidio para los combustibles, lo cual ha retenido los precios pero ha lastimado su salud fiscal.
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El resultado es similar cuando se comparan los resultados costarricenses con otras economías latinoamericanas. Ni países más desarrollados como México, Chile o Uruguay han reducido su inflación a la misma velocidad que Costa Rica. Brasil es de los pocos que se acercan, con una disminución casi idéntica (6,54 p. p.), pero tardó cuatro meses más en lograrlo.
También hay países latinoamericanos que todavía no han tocado su techo de este ciclo inflacionario. Colombia, Perú y Argentina registraron su inflación más alta de los últimos 12 meses el pasado febrero, lo que indica que les queda un camino más largo.
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Si nos comparamos con los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Costa Rica también sale con resultados relativamente positivos: es el sétimo miembro con menor nivel de inflación, solo por detrás de Japón, Suiza, Luxemburgo, Corea del Sur, Israel y Canadá. De hecho está 3,35 p. p. por debajo del promedio inflacionario de la organización internacional (8,83%).
Además, el pasado mes de febrero el país logró alcanzar un nivel de inflación similar al de sus socios comerciales, según lo demuestra el Indicador de Inflación de Socios Comerciales que calcula el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Aún así, la inflación costarricense todavía está por encima de la meta del BCCR de ±1 p. p. alrededor 3%. El Central espera que se alcance el rango de tolerancia durante la primera mitad del 2024.
El país ha utilizado el aumento de su Tasa de Política Monetaria (TPM) como principal herramienta para combatir el encarecimiento. Entre diciembre de 2021 y octubre del 2022, la TPM pasó de 0,75% a 9%. Actualmente se bajó a 8,50%.
Esta forma de combatir la inflación suele ser la preferida por los bancos centrales del mundo, a pesar de que tiene efectos secundarios como un menor crecimiento económico o, incluso, una recesión. No obstante, el consenso tiende a caer en que es menos dañino desacelerar la economía que dejar que la inflación se entronice por un largo tiempo.
También existe la posibilidad de que la caída en el tipo de cambio en Costa Rica haya ayudado a suavizar las presiones inflacionarias. Esto se debe a que esta ola de encarecimiento tiene una raíz primordialmente importada. Un dólar más barato significa una menor factura internacional.
Además, el colón ha sido la única moneda centroamericana que se ha apreciado en el último año.
La apreciación del colón, aunque puede haber jugado un papel en la lucha contra la inflación, ha levantado polémica, en especial en los sectores más dolarizados como el turístico y el exportador. Con una caída tan abrupta en el tipo de cambio, estos grupos reclaman haber perdido competitividad y advierten que, de continuar, se perderán puestos de trabajo.