El Gobierno debe evitar que el déficit fiscal y el nivel de la deuda continúen al alza. El desafío no es nuevo, pero conforme más se le dificulta a la Administración Alvarado Quesada contener la subida de esas dos cifras, más fichas decide mover en su ajedrez.
La estrategia que usa sobre el tablero, hasta el momento, es que esos movimientos no involucren recorte de personal, ni más impuestos.
En esta línea, Rodrigo Chaves, ministro de Hacienda, anunció una serie de medidas para pagar deuda de forma anticipada (los bonos de deuda más caros que posee el Gobierno).
La concesión o venta de la Fábrica Nacional de Licores (Fanal) y la venta del Banco Internacional de Costa Rica S.A. (Bicsa) forman parte de esas propuestas que deben pelear para ganarse el visto bueno de los diputados.
¿Cuánto le pueden aportar la Fanal y Bicsa al Gobierno? El cálculo presentado por el Ministro ante el Congreso supone un aporte de 0,03% y 0,04% del Producto Interno Bruto (PIB), respectivamente.
Sin embargo, estas cifras son estimaciones no comprobadas, ya que no está definido en cuánto se podría vender Bicsa, más allá de la noción que puede dar el tamaño del patrimonio. Tampoco está claro cuánto podría generar la Fanal, al tener una importante cantidad de pérdidas y de préstamos, de la cual su misma administración no tiene claridad.
La deuda del Gobierno asciende a $33.993 millones (unos ₡21,2 billones), según cifras al cierre del 2019.
Si el Gobierno recibe el visto bueno en la Asamblea Legislativa en sus propuestas, se anotaría un jaque mate que le permitiría generar un superávit primario en 2021, según estimaciones de Hacienda. Es decir, las finanzas estatales generarían más ingresos que gastos, sin contar los intereses.
El caso de Bicsa
Bicsa pertenece a los dos bancos estatales: el Banco de Costa Rica (BCR) se adueña del 51% de las acciones y el Banco Nacional de Costa Rica (BNCR) del 49%. Sin embargo, es el Gobierno quien tiene la intención de concretar su venta y adueñarse de los recursos que este proceso genere.
EF conversó con Miguel Pastor, encargado de Comunicación de Bicsa, quien indicó que no tenían conocimiento de la venta hasta el anuncio que realizó el ministro de Hacienda el lunes 10 de febrero, pero que el tema ha estado sobre la mese desde hace ya un tiempo.
Bicsa nace con la intención de abrir mercado a los bancos estatales en el exterior. En los primeros años de su creación cumplió con ese objetivo, sin embargo los réditos que genera en la actualidad necesitarían potenciarse para ser más jugosos.
“No creo que ese banco le dé ningún valor agregado al Banco de Costa Rica y al Nacional en este momento, creo que más bien es una distracción para ellos”, anotó Luis Liberman, exvicepresidente de la República.
Aunque la administración de Bicsa no genera pérdidas a la banca estatal, tampoco aporta réditos robustos, más allá del contacto con clientes en el mercado internacional.
Esta sería la primera venta de un banco en Costa Rica, desde la acera pública. La decisión de venderlo surge al tratarse de un banco con operación en Panamá, que no implicará un impacto local ni despidos en suelo costarricense.
Liberman, además, cree que ese banco es un activo de los bancos estatales y no del Gobierno, por lo cual no debería entrar en la discusión fiscal.
Sin embargo, la administración Alvarado Quesada piensa que sí y para lograr su intención debe acudir a la vía legal.
El Ejecutivo presentará un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa, que definirá tanto la venta como la forma en la que se distribuirá el dinero proveniente de este proceso.
El cómo de la propuesta está tomando forma todavía, pero se evalúa la opción de que los recursos de la venta lleguen a las arcas del Estado a través de una redistribución de los dividendos.
En primer lugar, la ley tendría que ordenar la venta. En segundo, debe instruir que “los recursos procedentes de la venta se pasen al presupuesto nacional, para pagar deuda nada más”, anotó el ministro de Hacienda.
Cuánta deuda se pueda cancelar dependerá del monto de la venta.
En tercer lugar, se deberá incluir un aval para que el BCR y el BNCR reflejen la transacción en su contabilidad, sin que esto implique el registro de una pérdida operativa.
A criterio del ministro, esto no ocurriría porque se haría el ajuste contable para evitarlo y así trasladar sin afectación un dividendo extraordinario para el accionista de ambos bancos, que es el Gobierno de la República.
En caso de que la medida genere un impacto en los resultados de los bancos, por ejemplo en la suficiencia patrimonial, la única vía para solventarlo sería una capitalización.
Por lo anterior, se buscará “evitar el riesgo de que se pase el dividendo y que dé la impresión que hubo una pérdida operativa”, comentó Chaves.
Tanto el BCR como el Nacional están en disposición de cumplir los planes del Ejecutivo, pero evalúan los efectos que tendría la venta en sus resultados financieros.
“Ambos bancos del Estado costarricense, somos los propietarios de Bicsa, empresa que está gobernada por una Junta Directiva propia, órgano que valorará y definirá los procesos operativos y legales para cumplir con esta iniciativa”, anotó Gustavo Vargas, gerente del Nacional.
En caso de que la ley reciba el visto bueno en el Congreso, el primer paso es contratar un banco de inversión internacional que se encargue de conocer cuánto vale la operación de Bicsa.
Este proceso puede tardar cerca de un año e implicaría un gasto (hay que pagarle al banco de inversión).
Por ahora, los estados financieros del banco y los informes de las calificadores de riesgo dan algunos visos de su valor.
A setiembre del 2019, Bicsa cuenta con un patrimonio valorado en $233,1 millones, según sus estados financieros consolidados. Esta cifra es similar a la dada por el ministro de Hacienda, cuando indicó a la prensa que Bicsa podía venderse entre $250 y $300 millones.
Sin embargo, en un proceso de venta también se deben analizar otras variables, como el endeudamiento. Las obligaciones por deuda emitida (bonos de deuda) alcanzaban los $129 millones a setiembre del 2019.
Si bien el patrimonio neto y el apalancamiento (deudas) dan una noción de en cuánto puede venderse el banco, una empresa vale lo que el mercado quiera pagar por ella. El monto final dependerá del apetito que genere la operación y la valoración que muestre el banco de inversión.
El interés que despierte el banco se evidenciará hasta su puesta en venta.
¿Es una operación atractiva? De entrada, este banco cuenta con una operación saludable, y parece haber dejado atrás un amargo episodio del 2016, año en el que sus utilidades netas cayeron.
En 2017, 2018 y el corte a setiembre del 2019, Bicsa muestra una recuperación de sus resultados.
Las utilidades alcanzaron los $11,2 millones a diciembre del 2018. A setiembre del 2019 ya alcanzaban los $8,2 millones. La cifra supera los $6,4 millones registrados en 2016.
La calidad de los activos del banco ha mejorado y también incrementó la rentabilidad sobre los activos y sobre el patrimonio, apuntó el último reporte de la calificación otorgada por Fitch.
La operación de este banco está orientada al segmento corporativo, principalmente de los sectores financiero y comercial.
Además, el banco puede despertar el interés de un comprador con especial interés en posicionarse en la región.
La operación principal de Bicsa está en Costa Rica (42% del total de préstamos) y Panamá (26%), el resto está en Centroamérica y Sudamérica tras un esfuerzo de diversificación.