En ocasiones hacer los pagos con la periodicidad que piden las entidades financieras es difícil. No se trata de que el deudor tenga el interés de quedar moroso, más bien consiste en un problema de asimetría entre los ingresos y los gastos.
Los bancos o cualquier otra institución le pedirá mensualidades, pero por diversas razones las personas o las empresas pueden tener recursos en función de otro ciclo.
Si no puede en las fechas estipuladas o con la regularidad que lo hacía, puede solicitar una modificación de la fecha y la frecuencia de pago.
De este modo, el deudor va a la sucursal del banco o en algunos casos, por medio de la sucursal bancaria digital, y solicita un cambio en la fecha del pago de la deuda y llega a un acuerdo de cuándo empezaría nuevamente a pagar.
También puede cambiar la frecuencia del pago de la deuda. Puede elegir pagar un monto más pequeño quincenalmente, pagar cada dos meses un monto mayor o acordar pagar toda la deuda en plazos diferenciados.
Dependiendo del tipo de cliente y del tipo de deuda, la entidad le puede ofrecer un arreglo por plazo que se adecue a la frecuencia en la que recibe sus ingresos.
Yorleny Quesada, gerente del área de Crédito de Coopenae explica un caso en el que un cliente no pueda seguir con la misma regularidad.
“Un cliente con una operación de crédito presenta dos cuotas de atraso, pero su capacidad de pago mensual no le permite poner al día la operación. Para este, existe la posibilidad de pagar dos cuotas pendientes en un período de cuatro meses, es decir, pagaría la cuota mensual más media cuota adicional. Al final del período, la operación se reflejaría al día”, explicó Quesada.
Arreglos por plazo, cambio en la frecuencia del pago y cambio en las fechas son algunas de las opciones.