Argentina alcanzó en 2019 una inflación de 53,8%, la más alta desde 1991 y entre las más elevadas del mundo, un problema recurrente que constituye uno de los principales desafíos del gobierno que asumió recientemente el peronista de centro-izquierda Alberto Fernández.
La acumulación anual fue alcanzada luego de que en diciembre el costo de vida se elevara un 3,7%, informó el miércoles el instituto oficial de estadísticas Indec.
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El sector con la tasa más elevada fue el de la salud (72,1%), seguido de comunicación (63,9%) y equipamiento y mantenimiento del hogar (63,7%).
En tanto, el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas registró una inflación anual de 56,8%.
La inflación de Argentina se ubica entre las más altas del mundo y es la más elevada de América Latina después de Venezuela, que sufre una hiperinflación.
En 2018, Argentina había registrado un índice de precios al consumidor de 47,6%.
Aquietar la espiral inflacionaria
"Los argentinos estamos acostumbrados a estos vaivenes, este es uno más al que nos tenemos que acostumbrar y ver dónde nos conviene comprar. Sencillamente, no podemos estar comparando el precio del año pasado con este porque es imposible", comentó a la AFP en una calle de Buenos Aires Carmen Re, de 65 años.
El indicador difundido corresponde al último año del gobierno del expresidente liberal Mauricio Macri, quien dejó el poder el 10 de diciembre, cuando asumió Fernández.
Fernández intenta contener la inflación con un acuerdo con empresarios y sindicatos que modere las subas de precios al igual que los aumentos salariales. Además, suspendió temporalmente los incrementos de tarifas y restableció una canasta básica con precios regulados voluntariamente.
Según el analista político Carlos Fara, estas medidas sirven "para ganar tiempo y de alguna manera conducir las expectativas de la sociedad y de los agentes económicos".
"Para un gobierno que recién arranca es muy importante poner ciertas reglas iniciales tanto a los agentes económicos como a la demanda de los sindicatos para aquietar un poco la espiral inflacionaria. Pero si no se resuelven los problemas estructurales, los problemas de inflación a largo plazo no se van a resolver", indicó Fara a la AFP.
Argentina se encuentra en recesión desde 2018 y además de la alta inflación, registra una importante caída del Producto Interno Bruto, con un estimado de -3,1% para el cierre de 2019. En 2018 la contracción fue de 2,5%.
Además, la moneda se depreció 38% en 2019.
Paralelamente, el país tiene una deuda pública de $335.000 millones, alrededor de 90% del PIB, de los cuales $44.000 millones corresponden a un crédito del Fondo Monetario Internacional.
Fernández apuesta a lograr un acuerdo con los acreedores para postergar el pago de la deuda y ha declarado que Argentina tiene la voluntad de pagar, pero carece de los medios en este momento.
De la paridad al default
La inflación es un problema recurrente en Argentina, que ha sufrido dos hiperinflaciones en su historia reciente: en 1989 (3.079%) y en 1990 (2.314%).
La subida de precios se frenó con un plan de convertibilidad con paridad cambiaria 1 a 1 entre el peso y el dólar aplicado en 1991, año en que la inflación terminó en 84%.
La paridad peso dólar se mantuvo por 11 años, pero derivó en la gran crisis de fines de 2001 y 2002, cuando Argentina declaró el default por unos $100.000 millones.