Incertidumbre. Esta es la palabra que quizás puede describir mejor el contexto económico del país, según algunos expertos consultados.
Por ello, instan a las personas a convertir el ahorro en un hábito, así como usted seguramente se lava los dientes y la cara todos los días al despertarse.
El abrazar esta costumbre le permitirá enfrentarse con mayor confianza a cualquier escenario que se avecine.
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Pero, ¿cuáles son los factores que han ocasionado este panorama de incerteza?
Uno de ellos es el déficit fiscal que, a grandes rasgos, significa que el país gasta más dinero del que le ingresa.
Piénselo como si sucediera en su familia: los gastos son tan altos que los salarios e ingresos de sus integrantes no alcanzan para cubrir las necesidades.
¿Ha vivido esto alguna vez? Bueno, eso es lo que le está pasando a Costa Rica.
El año anterior, el déficit fiscal cerró en un 6,2% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con datos del Ministerio de Hacienda. Se espera que esa cifra crezca este año y llegue a un 7,10%.
Por otro lado, el Banco Mundial proyecta que el crecimiento de la economía costarricense será de un 3,8%.
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¿Cómo me afecta el ‘famoso’ déficit?
El Gobierno requiere de fondos adicionales para financiar los diferentes programas del país y esto lo lleva a tomar diferentes caminos, como endeudarse y recaudar más impuestos.
Estas alternativas pueden, eventualmente, generar un incremento de las tasas de interés que usted paga en sus préstamos y elevar el costo de ciertos bienes y servicios.
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“Si el gobierno sale a endeudarse, tiene que pagar altas tasas de interés por esos recursos y hace que las tasas de interés de todo el mercado suban. Entonces, si tenés préstamos que están ligados a tasas básicas o tasas que son referenciales, por ejemplo, tus préstamos suben también", ilustró Astrid Marín, administradora de negocios y experta en finanzas.
Cristina de Teramond, economista y profesora de la Universidad de Costa Rica, expresó que un deterioro en las finanzas públicas significa una menor competitividad para las empresas, lo cual se traduce en salarios más bajos y en menor posibilidad de generación de empleo.
"Adicionalmente, la posibilidad de mayores tasas de interés, se traduce en un peso mayor en los gastos, o una mayor dificultad para pagar deudas. Posiblemente, mayor devaluación e inflación", comentó la docente.
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Otro factor que afectaría el bolsillo del consumidor es la modificación o creación de impuestos.
Justamente, la semana pasada el plenario de la Asamblea Legislativa aprobó tramitar por medio de un mecanismo más rápido la reforma de impuestos planteada en el proyecto Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Este plan propone, entre otras cosas, transformar el Impuesto General sobre las Ventas en el Impuesto al Valor Agregado (conocido como IVA), recordó Mauricio Artavia, director ejecutivo del Colegio de Contadores Públicos de Costa Rica.
De esta manera, cuando usted desee adquirir ciertos bienes y servicios que actualmente están exentos del pago de impuestos, deberá sufragar un 13% adicional, en el tanto la iniciativa sea votada afirmativamente por los diputados
Otro elemento que también juega en esta coyuntura de incertidumbre es que se acerca la segunda ronda electoral para elegir al próximo mandatario y no hay claridad de qué políticas económicas se implementarán.
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Todo este panorama económico conlleva a que, como consumidor, deba asumir una actitud de cautela, no de alarma, y que se prepare de la mejor manera.
Si sus finanzas no andan muy bien, si gasta en cosas que no ocupa, hoy es un buen momento de organizarse y de apostar por una medida que le traerá muchos beneficios: el ahorro.
Seguidamente, ofrecemos algunas recomendaciones que puede seguir y le contamos la historia de tres personas que alcanzaron sus metas por medio del ahorro.
Haga una radiografía de su realidad
Imagine que usted tiene un accidente y se golpea fuertemente la cabeza. Para determinar el posible daño que tiene, su médico decide hacerle una radiografía y, a partir de ello, definir qué medidas tomar.
Pues bien, ese el primer paso que debe dar para sanear sus finanzas: examinarlas bien para saber en qué estado se encuentran y establecer rutas para perfeccionar su situación.
No importa qué tan mal esté, con esfuerzo puede salir de una crisis financiera.
Tenga claro cuántos ingresos recibe y cuáles son sus gastos totales. Anótelos todos en un documento, no olvide ninguno.
Una vez que realizó esto, vaya punto por punto y piense qué puede recortar.
Esto es lo que se conoce como un presupuesto.
Es necesario comprometerse y efectuar variaciones en la forma en que maneja hoy su dinero, si tiende a ser una persona despilfarradora.
Astrid Marín aconsejó hacer “campañas” de ahorro en el hogar.
"Por ejemplo, ahorrar agua, ahorrar electricidad, no botar alimentos, no comprar ropa ni accesorios que no sean estrictamente necesarios, detener por un tiempo viajes o vacaciones programadas, etcétera. Esto permitiría reducir los gastos familiares y destinar una porción mayor al ahorro e inversión”, dijo Marín.
Esta actitud de cambio la tomó hace dos años Ana Iris Valverde Villalobos, quien quería ahorrar, pero sentía que no podía.
Una de las razones era que no tenía un mapa de sus finanzas: no había dilucidado su porcentaje de deudas, ni de sus ingresos.
Ella decidió estructurarse, creó un presupuesto y empezó a destinar parte de sus ingresos para ahorrar en diferentes metas.
Por ejemplo, su sueño siempre había sido irse de viaje en un crucero y por ocho años estuvo deseándolo.
Ella misma lo reconoce: el sueño no iba a concretarse por arte de magia. Ahorró por un año y dos meses y lo alcanzó.
El año pasado pudo recorrer, en medio del mar y por una semana, Panamá, Colombia, Jamaica y Gran Caimán.
Al regresar, no vino con las manos vacías: le sobró dinero, pues se programó para comprar solamente lo que necesitaba.
Actualmente, cuenta con ahorros programados para pagar impuestos municipales, el marchamo y para realizar compras en setiembre (época en la que hay ofertas).
Su meta es pensionarse sin una sola deuda y ya está planeando su próximo viaje a Europa. Un año antes está ahorrando para conocer el ‘viejo continente’.
Eso que quiere, ¿realmente lo necesita?
Cada vez que vaya a realizar una compra: pregúntese si realmente lo necesita o si puede prescindir de ello.
Artavia aconsejó seguir la regla de las 24 horas.
Esta consiste en esperar 24 horas antes de adquirir algo que se desea, de manera que pueda analizar mejor si realmente ocupa dicho bien o servicio.
"Si no, es una compra impulsiva. Si luego de 24 horas aún así quiere comprarlo, entonces la compra ya es más consensuada", indicó Artavia.
Otras preguntas que se deben realizar antes de comprar son:
-¿Lo voy a usar?
-¿Lo puedo pagar?
-¿Me va a generar un beneficio que se materialice en dinero?
Ahora bien, ¿qué tan endeudado está?
El término deuda no debe satanizarse. Lo ideal sería alcanzar todos sus propósitos ahorrando, pero no siempre es posible.
Muchas veces por medio del financiamiento es que se obtienen activos valiosos, como una casa propia.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado. No debe endeudarse para cualquier cosa.
Si está muy endeudado, busque ir saliendo de ellas: negocie con la entidad que le financia y apóyese de un experto en finanzas.
¿Qué más puede hacer?
Pague más del mínimo (por ejemplo, haga pagos extraordinarios) y no financie el consumo a crédito.
“Pensemos cómo nos vamos a sentir 10 minutos después de la compra, 10 días después o 10 años después. Hagamos listas y prioridades. Un año después tal vez el artefacto comprado a crédito no existe y todavía estamos pagando intereses, perjudicando nuestro patrimonio financiero”, razonó de Teramond.
Si no hay otra salida y debe endeudarse, hágalo en la misma moneda en la que recibe sus ingresos.
“La deuda debería utilizarse para financiar actividades, servicios o activos que nos generen ingresos a futuro”, añadió de Teramond.
José Leonel Méndez Miranda, electricista de 47 años quien es vecino de Aguas Zarcas de San Carlos, es un ejemplo de alguien que empezó a recortar gastos, dejó atrás algunas deudas y le dio un respiro a sus finanzas.
Él es padre de ocho hijos y confiesa que antes “no ahorraba absolutamente nada”.
Al tener tantas bocas que alimentar y obligaciones, su situación financiera se complicó y tenía muchas deudas.
Por ejemplo, como debía estarle comprando zapatos a sus hijos, llegó a acumular una deuda de ¢600.000 en una zapatería.
"Yo tenía la mentalidad de que uno tenía que ahorrar de lo que le sobraba o que los que ahorraban eran los que tenían mucho dinero", rememoró José Leonel.
Hace tres años se socó la faja y empezó a recortar gastos que parecen pequeños, pero que empezaron a pesar, como cafés, empanaditas y otra repostería que compraba.
Él tenía la costumbre de pasar por la mañana a comprar pan o galletas para consumirlos a la hora del café.
Ahora prepara la comida en su casa, con ingredientes que están ahí y así ha logrado importantes ahorros.
Tras hacer un presupuesto y empezar a ahorrar, él y su esposa Cynthia Valerio pudieron destinar sus ahorros para el disfrute, de modo que han hecho viajes a México, Panamá y Nicaragua.
Hace un año, su carro sufrió un desperfecto, cuyo arreglo ascendía a ¢800.000.
Al tener ahorrados ¢450.000, pudo usarlos para pagar parte de ese imprevisto.
Establezca metas a corto y largo plazo
Piense bien hacia dónde quiere llegar: cuáles son sus objetivos, cómo puede alcanzarlos y cuánto tiempo requerirá para hacerlo.
Tiene que ser realista, pues puede que hoy quiera algo, pero quizás le tomará tiempo. Eso va a depender de sus ingresos y de sus gastos.
Existen metas que pueden cumplirse en un periodo más pequeño y otras en las que se requiere de un tiempo considerable.
Artavia expresó que lo ideal es tener cuentas bancarias separadas para los diferentes propósitos, de modo que el dinero no se mezcle y haya un mayor orden.
Algunos objetivos a corto plazo (un año o menos), pueden ser:
-Asumir imprevistos que surjan durante el año.
-Pagar el marchamo de su vehículo.
-Comprar los útiles escolares para sus hijos.
-Comprar regalos navideños para su familia.
-Viajar, si es uno de sus anhelos.
Un ahorro a largo plazo (que usualmente supera los cinco años) podría ser:
-Comprar una vivienda o ir guardando para la prima de su casa.
-Financiar la educación universitaria de sus hijos, para lo cual puede iniciar desde que están en el colegio o antes.
-Financiar sus estudios de posgrado.
-Para asegurarse un mejor futuro, una vez que deje de trabajar.
José Naranjo Elizondo, piloto comercial de 35 años, decidió hace varios años ahorrar, tanto así que destinaba alrededor de un 30% de sus ingresos para ese fin.
Con esta práctica de ahorro que llevó a cabo por un periodo aproximado de tres años, reunió la mayor parte del dinero para comprar el lote en el que construiría su casa.
Incluso cuando se quedó sin trabajo y estuvo cuatro meses desempleado, con una porción de sus ahorros y con un préstamo, pudo construir su casa.
Hoy está casado y tiene una hija pequeña y, aunque el porcentaje de ahorro es menor a raíz de que sus gastos aumentaron, siempre sigue con esta costumbre y posee un presupuesto.
Él destina al menos un 10% de sus ingresos a ahorrar.
¿Y usted? Empiece a ahorrar desde ya y cumpla con sus propósitos.