Carlos Alvarado, el presidente electo para el periodo 2018-2022, deberá endeudarse a partir del segundo semestre del año en curso, para atender las obligaciones del Gobierno Central.
Las captaciones realizadas en lo que va de la primera mitad del año dotaron de oxígeno suficiente al Gobierno para continuar la gestión de la deuda sin presionar al mercado local al menos durante el primer semestre del año y estaría holgado para el cierre del año.
El Ministerio de Hacienda superó en 11% el monto que se había propuesto captar en el periodo actual, sin que este concluyera.
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Así, Alvarado tendrá al menos un mes de ligera tranquilidad, pero a partir de julio deberá buscar recursos.
Ese periodo podría ampliarse según las maniobras que ejecute la administración actual (en las semanas que le restan). El nuevo presidente podría asumir el mando del país con un colchón más suave si desde ahora y hasta el cambio de Gobierno, el Ministerio de Hacienda llena sus arcas de mayor liquidez y la Tesorería Nacional reduce el monto de los títulos por vencer.
Entre tanto, durante la administración de Alvarado el Gobierno deberá pagar ¢4,9 billones en vencimientos de la deuda.
Mientras esto llega, diversos cambios fiscales hacen fila en el Congreso, e inclusive el Proyecto de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas recibió un dictamen positivo el martes 10 de abril (ahora deberá pasar a discusión al Plenario).
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El Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han afirmado que si se aprueba una reforma, podrían otorgar créditos a Costa Rica con condiciones favorables.
Estas ayudas serían necesarias mientras se acuerdan los cambios fiscales. Lo anterior debido a que los frutos de su aplicación se verían hasta un año después. Por esto, Alvarado deberá buscar mecanismos que le resuelvan el fondeo que requiere en el corto plazo.
El mercado coincide en que la aprobación de mecanismos de financiamiento externo es la salida.
Marta Cubillo, viceministra de Egresos y tesorera nacional, concuerda al afirmar que en el próximo Gobierno “será importante la aprobación de mecanismos de financiamiento externo que permitan fondearse mientras las reformas se concretan”.
El endeudamiento externo parece ser la salida, pero la falta de acceso la limita.
En el mercado externo las condiciones serían más favorables en cuanto a costo, liquidez, monto y plazo que en el mercado local, afirmó Silvia Jiménez, jefe de Análisis y Estrategia de Inversión de Mercado de Valores.
Al respecto, Alvarado y su equipo han dejado claro que buscarán colocar bonos en el exterior e inclusive van a “promover” que el gobierno tenga la posibilidad de hacerlo sin autorización de la Asamblea Legislativa.
Lo anterior, siempre que se haya aprobado la regla fiscal y el saldo de la deuda denominada en dólares (en colones internas y externas) no supere el 20% del salto total de la deuda.
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En la actualidad, el 34% de la deuda pública del Gobierno Central pertenece a obligaciones en dólares, por lo que primero –además de aprobar la regla fiscal– se tendría que reducir la deuda en moneda extranjera.
Gestión de la deuda jugó a favor
En tan solo cuatro meses y medio que han transcurrido del 2018, Hacienda ha captado ¢1.4 billones, por encima de la meta de los ¢1.25 billones.
El grueso de ese dinero (52,9%) llegó en marzo cuando se captó más de ¢737.000 millones, provenientes en su mayoría de subastas de bonos en dólares, seguido de los denominados tasa fija en colones.
El apetito de los inversionistas está enfocado en el corto plazo y por esto, a finales de marzo, Hacienda subastó una nueva emisión mediante la que captó una suma de $518 millones con vencimiento a noviembre del 2021. De esta operación aún queda un saldo de unos $280 millones para subastar, explicó Angélica Villegas, gerente de Estrategia de Aldesa.
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A pesar de este agresivo fondeo, Hacienda se comprometió a no aumentar las tasas en los bonos del 2029 a más del 7% y en los del 2021 al 6,50%.
Abril inició con poco dinamismo puesto que las captaciones del mes registraban ¢21.035 millones, al corte del pasado miércoles 11.
Aun así, a como están las arcas, le bastará a la Tesorería Nacional para cubrir los vencimientos de la deuda interna del primer semestre del año, sin generar presiones en las tasas de interés.
Los canjes y la gestión de deuda ejecutada desde el 2016 jugaron a favor de este pequeño pero importante aire que recibirá a Alvarado.
Desde ese entonces a la fecha, se ha logrado reducir en más de ¢425.000 millones el monto de los títulos con vencimiento en el 2018, lo que representa un 32% del total de títulos a vencer en el presente año.
Además, tras una ajetreada contienda electoral, la tensión bajó revoluciones.
La situación de mercado es muy diferente a la vista meses atrás, ahora hay mayor credibilidad sobre un acuerdo político para aprobar proyectos urgentes para el país, además se percibe más liquidez, afirmó Cubillo, viceministra de Egresos y tesorera nacional.
¿Cómo le queda la caja chica a Alvarado?
Durante la administración Alvarado Quesada, vencen ¢4,9 billones, según detalló el Ministerio de Hacienda a este medio el 4 de abril del 2018.
Al verificar el detalle por mes en su sitio web, la cifra sube a ¢5,8 billones, debido a que la última actualización de datos se ejecutó en febrero.
Al segundo mes del año, la información permite identificar el 2018 como foco principal de vencimientos de la deuda. El 13,3% de la deuda vence en este periodo, seguido del 2020 con el 8,95% y el 2019 con el 8,91%.
Este año, los montos más altos por atender estaban presentes en el primer semestre y para la segundo semestre es considerablemente más baja.
En los periodos restantes, los vencimientos de deuda externa muestran su pico en el 2020, cuando vencen ¢193.137 millones, principalmente enfocados en agosto.
Para atender la deuda y el déficit, el equipo de Alvarado ha expuesto algunos de sus objetivos como reducir a cero el déficit corriente, mejorar los ingresos, renegociar la deuda a más largo plazo, además de su ideal de emitir bonos en dólares sin la necesidad de acudir a Hacienda, afirmó Edgar Robles, miembro del equipo económico del futuro presidente.
En tanto, las cartas jugadas por la actual administración le solucionaron las presiones de la deuda a Alvarado, inclusive ante la presencia de un déficit fiscal que llegaría hasta 7,1% como porción del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018.