En este momento de tasas altas los ahorrantes se mantienen alertas y en busca de los mejores rendimientos antes de que inicie la tendencia a la baja y eso incluye tocar la puerta de varias entidades para conocer los niveles que tienen para instrumentos como los certificados de depósito a plazo (CDP)
En Costa Rica las personas pueden acudir a cooperativas y a los bancos para depositar sus ahorros a plazo, entre otras entidades. Es relevante que quienes acudan en esta misión conozcan las diferencias entre estas organizaciones del sistema financiero nacional.
En Costa Rica, 21 cooperativas de ahorro y crédito son supervisadas por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef). Entre ellas se encuentran: Coope Ande, Coopenae, Coopealianza, Coopecaja, CS Ahorro y Crédito, Coopemep y Coocique.
Los asociados de las cooperativas no solo son aportantes mensuales del capital social para acceder a los productos, servicios y beneficios sociales que ofrecen, sino también los dueños.
De acuerdo con el artículo 71 de la Ley de Asociaciones Cooperativas (4179), “los aportes de capital social de los asociados de las cooperativas podrán ser ilimitados, pero, con el propósito de que estas asociaciones eviten situaciones financieras difíciles en el futuro, en los estatutos podrán establecerse porcentajes fijos como monto máximo de los aportes económicos que puedan destinarse, al concluir cada ejercicio económico, para cubrir el monto de los aportes hechos por los asociados que hubieren renunciado”.
Además, los asociados de las cooperativas reciben todos los años los excedentes (saldos a favor que arroja la liquidación del ejercicio económico y que no pagan Impuesto sobre la Renta) producto del resultado de la operación de la entidad.
Para ser miembro de una cooperativa se requiere poseer los requisitos o condiciones exigidos por los estatutos. Podrán ser miembros también las personas jurídicas que no persigan fines de lucro, aunque no reúna todos los requisitos que indiquen los estatutos. Se exceptúan las cooperativas de autogestión, en las cuales las personas jurídicas no podrán ser miembros”.
— Artículo 56 de la Ley de Asociaciones Cooperativas
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Por su parte, el sistema bancario nacional se compone de dos bancos estatales: el Nacional y el de Costa Rica; uno creado por ley especial: el Banco Popular y de Desarrollo Comunal; y 11 entidades privadas, entre ellas: BAC Credomatic, Scotiabank, Davivienda, Promerica, Prival, Cathay e Improsa.
En los bancos, las personas pueden acceder a productos como cuentas y ahorros, certificados de depósitos a plazo (CDP), tarjetas y créditos con ser clientes de la entidad (mas no aportantes), y cumplir con requisitos definidos por las instituciones.
Ahora, los dueños de las entidades bancarias son los accionistas, quienes cada año reciben un porcentaje de las utilidades obtenidas por las instituciones, si es que fue un buen año. Cuando se presentan las pérdidas son estas personas las que deben enfrentarlas.
Aunque las cooperativas de ahorro y crédito, y los bancos tienen factores comunes como ofrecer préstamos, certificados de depósito a plazo, tarjetas, tener sucursales alrededor del país, plataformas en línea y hasta el servicio Sinpe Móvil; mantienen diferencias en cuanto a variables como la ya mencionada constitución jurídica, la composición de la cartera de crédito y las tasas de interés.
Esas diversidades hacen que el riesgo de invertir en una entidad u otra sea distinto.
Cartera de crédito
En 2022, la cartera de crédito de las cooperativas estuvo liderada por la línea de consumo (para adquirir bienes o servicios); mientras que en los bancos destacaron los créditos de construcción, compra y reparación de inmuebles, muy seguido de las líneas de consumo y las de servicios.
A diciembre de 2022, las cooperativas de ahorro y crédito supervisadas por la Superintendencia General de Entidades Financieras colocaron ¢1,9 billones en créditos de consumo; lo cual equivale a un 69% del total de los préstamos otorgados por las 21 cooperativas a ese periodo.
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Los bancos, por su parte, prestaron un total de ¢5,7 billones para construcción, compra y reparación de inmuebles; ¢4,04 billones para consumo; y ¢3,37 billones para créditos de servicios.
Estas tres líneas de crédito representaron un 70% del total de la cartera crediticia de los bancos en 2022.
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Tasas de interés
Activas. Desde julio de 2022 y hasta marzo de 2023, las cooperativas ofrecieron para sus créditos tasas de interés más altas que los bancos públicos y más bajas que los privados; según el promedio ponderado mensual de la tasa activa negociada (TAN) en colones.
En el promedio ponderado mensual de esta tasa, disponible en el sitio web del Banco Central de Costa Rica (BCCR), a marzo de 2023, los bancos públicos mantenían tasas de 9,91%, las cooperativas de 14,93% y los bancos privados de 18,10%.
La TAN es un promedio ponderado de las tasas de interés activas de todas las operaciones de crédito formalizadas, durante un determinado período (en este caso meses), entre los deudores y los bancos, cooperativas, mutuales y financieras.
Ahora bien, veamos las tasas en colones de los créditos que lideraron la cartera de las cooperativas en 2022. En diciembre de ese año la tasa para los créditos de consumo que ofrecían estas entidades, según el promedio ponderado mensual, era de 14,42%.
En marzo de 2023, la TAN en colones para esta actividad económica, que no incluye tarjetas de crédito, ascendió a 15,62%.
Con respecto a los créditos de más volumen para los bancos en Costa Rica a diciembre de 2022 (los de construcción), se aprecia que en ese mes las tasas de interés fueron de 9,52% en las entidades bancarias públicas y 14,91% en las privadas.
Tres meses después, la tasa de interés para los préstamos de construcción bajó a 9,32% en los bancos públicos; mientras que en los privados subió levemente a 14,93%.
Pasivas. En el caso de las tasas pasivas, desde setiembre de 2022 hasta marzo de 2023, los bancos privados ofrecieron los mayores rendimientos para los ahorros pactados a tres meses, de acuerdo con el promedio ponderado mensual de sus tasas pasivas negociadas (TPN) netas en colones.
La tasa de interés pasiva es el porcentaje que las entidades financieras pagan a las personas que depositan su dinero en instrumentos que generan rendimientos como los certificados de depósito a plazo. Este precisamente es uno de los renglones en donde destacan las cooperativas, pues suelen ofrecer rendimientos más altos que el resto del sistema financiero.
Otro plazo común en el que suelen ahorrar las personas es el de seis meses. Según datos disponibles en el sitio web del Banco Central de Costa Rica, la tasa de interés que mantuvieron los bancos desde junio de 2022 hasta febrero de 2023 fue mayor a la de las cooperativas. De esos meses, solo en setiembre y noviembre los bancos privados lideraron con los mejores rendimientos.
En marzo pasado, las cooperativas fueron las que mostraron las tasas de interés más elevadas a seis, nueve y 12 meses.
De acuerdo con la tasa pasiva negociada neta en colones, en marzo de 2023 la tasa a nueve meses que ofrecían las cooperativas, según el promedio ponderado mensual, era de 9,75%: la más alta que han registrado estas entidades en el último año.
Durante el tercer mes del presente año, el promedio de la tasa de interés pasiva negociada neta, en colones y a nueve meses, de las entidades bancarias públicas fue de 8,81% y la de las privadas de 8,92%.
Con respecto al indicador a 12 meses, las cooperativas alcanzaron un 9,29%; mientras que los rendimientos de los bancos privados fueron de 8,89% y los de los públicos de 8,46%.
El comportamiento de los rendimientos que se ofrecen en estas entidades financieras cambia, porque entre marzo de 2022 y marzo de 2023 el premio más alto por invertir en colones a plazos de nueve meses se ubicó por más tiempo entre las cooperativas; y el de 12 meses estuvo más reñido entre ellas y los bancos.
Garantía de depósitos
Tanto las cooperativas como los bancos son parte de las entidades financieras que aportan al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), el cual cubre hasta ¢6 millones por persona y por entidad, con independencia de la moneda en que tales depósitos o ahorros hayan sido constituidos.
La garantía se utilizará únicamente en el caso de que alguna entidad contribuyente presente problemas de solvencia cuando el FGD ya haya alcanzado su nivel de estabilidad de largo plazo, y esta protección se le pagará solamente al titular original del depósito o al beneficiario designado, en caso de fallecimiento del propietario.
Si ocurriera algo antes de que este fondo alcance un nivel de estabilidad a largo plazo, el mecanismo que lo respalda es el encaje mínimo legal. Al 31 de diciembre de 2022, el patrimonio del Fondo de Garantía de Depósitos superaba los ¢4.948 millones y se encontraba en la etapa de acumulación.
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Los bancos públicos cuentan con la garantía del Estado. De manera tal que en caso de que un banco estatal tenga problemas financieros tendría al menos ¢6 millones por persona y por entidad cubiertos, y el monto remanente se garantizaría con recursos del Estado.
Por su parte, las cooperativas cuentan con el mecanismo denominado reserva de liquidez. De acuerdo con Elizabeth Morales, subgerente general de Coopecaja, este ese un mecanismo de contingencia normativo Sugef de liquidez, en el cual se reserva el 15% de todo lo que se capta en las cooperativas como “recursos que están disponibles para cubrir cualquier situación mediante instrumentos del Banco Central y Ministerio de Hacienda”.