A pesar de que se pronosticaba un año difícil con altas tasas de interés y la lucha contra la inflación, el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) muestra un crecimiento de once meses consecutivos hasta agosto de 2023 (último mes con datos disponibles) y que registró una tasa interanual del 6,6%.
Antes de setiembre del 2022 el indicador venía en una marcada desaceleración de 13 meses consecutivos, un fenómeno en cierta forma natural después del efecto rebote provocado por la recuperación post pandemia.
Este nuevo repunte se da en buena medida por la recuperación de las empresas del régimen definitivo, es decir, las que están fuera de las zonas francas (régimen especial). Al mes de agosto el IMAE para este tipo de empresas acumuló once meses seguidos en aceleración y creció en 4,7% interanual, muy por encima del escaso 1,2% que había tenido en ese mismo mes pero del 2022.
Según el análisis del Banco Central de Costa Rica (BCCR), en esta nueva lectura del IMAE sobresalen el alza de dos dígitos en la construcción, las agencias de viajes y los servicios de publicidad del grupo de servicios profesionales, además del crecimiento de 3,3% en las actividades comerciales y el aumento de 5,8 % en el transporte y almacenamiento.
Aún así, el régimen especial, donde están las empresas de zonas francas, sigue siendo el que crece en mayor magnitud: 16,2%, sin embargo ha entrado en un bache de tres meses de desaceleración, después de haberse mantenido con un crecimiento del 21,8% entre marzo y mayo pasados.
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La aceleración del régimen definitivo y la bajada del especial cierran ligeramente la brecha que existe entre estos dos motores de la economía, la cual se había exacerbado después de la pandemia. En dos ocasiones (mediados de 2021 y principios de 2023) la diferencia entre el crecimiento entre ambos llegó a ser de hasta de 20 puntos porcentuales.
La mejora del régimen definitivo es una buena noticia para la economía nacional ya que de él depende casi un 90% de la producción costarricense.
Crecimiento por sector
El sector que creció a una mayor tasa en esta última medición del IMAE fue el de la construcción, con un 30,6%. Este fue el quinto mes seguido de crecimiento del sector después de caer durante doce meses seguidos.
El aumento se dio en mayor fuerza en el sector privado, con un 43,3%, aunque, según analiza el BCCR, hay que tomar en cuenta que hubo un efecto base de por medio, ya que para ese mismo periodo del año pasado se contrajo en un 19%.
La construcción con destino público creció en un 2,8%.
La actividad agropecuaria, otra que ha sido golpeado en el último año, presentó una variación interanual del 0,9%, impulsada por una mayor demanda externa de productos de ciclo corto, como raíces, tubérculos y hortalizas, y la recuperación de la actividad pecuaria de leche y huevos. No obstante, estos efectos fueron contrarrestados por el impacto de plagas en cultivos como la caña de azúcar, el café, plantas ornamentales y la cría de especies animales como aves y ganado.
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Además, los embates climáticos, especialmente la entrada tardía e irregular de la temporada de lluvias, le ha puesto un freno a este sector.
La manufactura, por su parte, creció un 8,6% debido al aumento de la demanda externa de productos del régimen especial como implementos médicos (26,7%). En esta actividad el régimen especial creció en un 18,8% y el definitivo lo hizo en 1,6%.
Por último, los servicios crecieron en un 4,5%, destacando el aumento de las actividades profesionales, transporte y almacenamiento y hoteles y restaurantes