El mercado de seguros de Costa Rica muestra aún signos de inmadurez, casi diez años después de que se diera la apertura con la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
En términos generales, la industria sí ha tenido evolución, pero el nivel de cobertura aun no es el ideal, sobre todo con algunas pólizas en particular. Eso significa que hay grandes opciones de crecimiento, pero existen factores que pueden limitar esto, entre ellos, la poca cultura sobre el uso de seguros y el costo de las pólizas.
Aun así, la cantidad de productos registrados subió de 77 en el 2009 a 664 en el 2016 y durante el 2015 y el 2016, las primas totales aumentaron 13% en términos reales, especialmente en seguros personales, que presentaron el mayor crecimiento con un 27%, según el informe "Cambios en los Mercados de Telecomunicaciones y Seguros en Costa Rica Tras el TLC", incluido dentro del Estado de la Nación.
Sin embargo, la brecha de protección del seguro se mantiene abierta y representa 3,8 veces el mercado asegurador del 2016, ligeramente menos que en el 2015 (4,1 veces)
La brecha de protección del seguro es un indicador calculado por la Fundación Mapfre que mide el nivel de primas en el mercado respecto al PIB y las compara con un mercado potencial para determinar lo que le falta al mercado para alcanzar el nivel óptimo.
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Según explicó Ricardo González, director del Área de Análisis, Estudios Sectoriales y Regulación del Servicio de Estudios de Mapfre, normalmente el nivel de penetración del mercado en países con mercados desarrollados se ubica normalmente en 8%.
Si el nivel de penetración en Costa Rica es de 2% y la brecha entre el mercado ideal y el que tenemos en Costa Rica es de 6%, las primas podrían aún incrementarse ¢2 billones, o lo que es lo mismo, 3,8 veces el mercado total actual.
En términos sencillos: si en una calle hay diez casas que valen ¢1 millón cada una y solo tres están aseguradas, en ese lugar existe una brecha por cerrar de ¢7 millones.
De acuerdo con el nivel de crecimiento del mercado, la penetración en la economía y la penetración de seguros más complejos (como los seguros de vida), el aseguramiento de más bienes y servicios se amplía o reduce la brecha, que, además, está estrechamente relacionada con el desarrollo económico del país, el nivel de educación financiera y la resolución de los problemas país que lo aquejan.
Factores críticos
En Costa Rica, son varios los factores que hacen que la brecha no logre cerrarse, entre ellos, la distribución de la renta y el hecho de que la clase media no ha tenido crecimientos considerables en los últimos años.
En el 2016, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares del INEC, los ingresos de la población del II quintil (quienes preceden a aquellos que se ubican en la línea más cercana a la pobreza) aumentaron 1,7% y los de la población del III quintil crecieron 1,5%.
Sin embargo, la población del IV quintil, considerados como clase media alta, mostraron una ligera reducción de ingresos.
Mientras más grande sea la clase media, hay más posibilidades de que se cierre la brecha, porque en teoría, las personas podrían tener mayor acceso a seguros personales.
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Además, un factor crítico es que, según explicó González, en América Latina los tomadores de seguros no perciben el beneficio de obtener un seguro pues el porcentaje de cobertura de siniestros es muy bajo.
“En las primas de seguros, una parte se destina al pago de siniestros y otra a cubrir los gastos de las compañías aseguradoras. Si los gastos son muy altos, lo que ocurre es que poca parte del dinero se destina a pagar el siniestro, por lo que cuando el cliente necesita usar el seguro, la relación entre lo que pagó por la prima y el dinero que le retornan para el uso del seguro es muy bajo y resulta poco atractivo”, explicó González.
Otro de los factores es la poca educación financiera, que hace que menos personas sientan la necesidad de adquirir seguros menos usuales, como los seguros de vida, para lo que además, se necesitan plataformas de cobro más robustas, mayor bancarización y más capita, entre otros.
Para Tomás Soley, titular de la Superintendencia General de Seguros (Sugese), existen tres factores principales que limitan el mercado.
El primero es que, en el país existe, una sensación de seguridad con el seguro social, a pesar de los riesgos de sostenibilidad que se vislumbran a futuro.
El segundo, es que, como no hay cultura de seguros, la gente los ve como un producto complicado sin un retorno rápido o tangible.
Por último, la mayoría piensa que es muy caro.
El superintendente afirma que existen también barreras normativas que hacen más complicada la penetración y el acceso a otros sectores y este factor también lo destacaron los participantes del mercado.
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Existen pocas opciones para sectores de bajos ingresos y casi todos los seguros se han creado para suplir las necesidades de la clase media.
Otros seguros que podrían llegar a este público desatendido son los microseguros, que, a pesar de que han sido valorados por la Sugese, no han sido desarrollados.
Para Soley, las zonas rurales están desprotegidas y el porcentaje de aseguramiento es muy bajo.
Por esto, afirma que es una necesidad crear seguros sencillos de bajo costo, con pocas exclusiones, que sean fáciles de entender y de cobrar, y con canales de distribución adecuados. Sería una necesidad que podría ser cubierta con una nueva reforma a la ley de seguros autoexpedibles, que está en proceso de revisión.
A pesar de que es una deficiencia clave, esta concentración en la clase media es una característica común cuando se abren los mercados.
Naturalmente las empresas aseguradoras optan por atacar primero nichos donde saben que habrá mejor respuesta, de ahí que las primas de seguros personales tuvieran un crecimiento promedio anual de 22% en los primeros cinco años de apertura. Entre tanto, los seguros obligatorios registraron un aumento más moderado, de 7% anual, y los generales tuvieron el menor incremento (6% anual promedio).
Pese a estas cifras, todavía el mercado no ofrece soluciones para los sectores desatendidos.
“Es un fallo de las compañías por el lado de la oferta, de los ciudadanos por la demanda y del Estado, que no ha tenido una política pública de educación del uso de seguros, aún queda mucho por hacer”, afirmó Said Breedy, socio de Finlex.
El futuro del mercado
El futuro del mercado estará en el desarrollo de nuevos productos, especialmente para atender a poblaciones vulnerables con seguros de salud, accidentes, invalidez y vida.
En Costa Rica, la brecha es especialmente mayor en seguros de vida, ya que al 2016, representaban el 71,3% de la brecha total, aunque es importante destacar que se redujo 2,9 puntos porcentuales desde el 2006 (antes de la apertura del mercado).
Esta alta representación se explica en parte porque en la época monopólica los seguros personales eran un mercado desatendido, por lo que la penetración es mucho más lenta y debe comenzar por el proceso de educación.
Para Soley, los seguros deberían tener además un tratamiento fiscal especial que no los encarezca para incentivar la adquisición del seguro. Además, cree que hay una necesidad deautomatizar los procesos para hacer que los costos sean menores y poder masificar los productos.
Aunque el crecimiento ha sido paulatino, los analistas esperan que no se detenga y, de mantenerse la misma dinámica, se esperaría que en 10 años la tasa sea suficiente para cerrar la brecha en el sector de no vida.
Sin embargo, en el caso de los seguros de vida el panorama sería otro.
En la próxima década será difícil llegar a un punto de equilibrio porque era un mercado tradicionalmente rezagado. Para cerrar ese déficit, algunos creen que se podría cambiar el modelo de venta, sin embargo, aseguran que la desatención fue un factor clave para que el impulso en el crecimiento sea menor.