¿Se imagina sacar un préstamo para un viaje, un vehículo o una remodelación y durar 10, 15, 20 o hasta 30 años en pagarlo, además de tener que poner su casa como garantía? Puede que no tenga que imaginarlo mucho porque se trata de un fenómeno cada vez más real: el plazo de los créditos de consumo viene al alza y, en teoría, no le debería convenir ni a los deudores ni a los prestamistas.
Según datos suministrados por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), el plazo promedio de las operaciones de consumo supera los diez años en los bancos públicos y en las cooperativas de ahorro y crédito. Consultas hechas por este medio encontraron que hay préstamos de este tipo que se ofrecen hasta por 30 años.
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Analizamos qué dicen los números, por qué vienen al alza, bajo cuáles condiciones se otorgan estos créditos y por qué preocupa a las autoridades.
¿En cuánto están los plazos?
A noviembre del 2024 el plazo promedio de un préstamo de consumo fue de 11,2 años en bancos públicos y de 10,6 en cooperativas; casi una década atrás, en el primer trimestre del 2015, estos datos fueron de 7,8 y 8 años, respectivamente.
Recordemos que se trata de un promedio: el resultado final es más de diez años, pero probablemente significa que hay operaciones muy cortas, de un año, por ejemplo; pero que también hay otras que fácilmente superan las dos décadas.
Hazel Valverde, gerenta general del Banco Central de Costa Rica (BCCR), dice que el incremento de los plazos de consumo no es una práctica de solo unos cuantos bancos, sino que se ha generalizado en el mercado de intermediación financiera.
A abril del 2024, un 41,5% de los créditos de consumo bancarios (públicos y privados) tenían un plazo mayor a los 9 años, mientras que en las cooperativas ese número ascendía a 55,6%, según datos del BCCR.
El Banco de Costa Rica (BCR) y el Banco Popular le confirmaron a este medio que ellos otorgan créditos de consumo de hasta 20 años. El Banco Nacional dijo que actualmente no ofrecen plazos superiores a los seis años, pero que antes del 2023 podían llegar a los 30 años.
Sin embargo, para otorgar créditos que lleguen hasta estos plazos los bancos necesitan una garantía, casi siempre hipotecaria. Es decir, para dar un préstamo de consumo a largo plazo piden que el deudor ponga su casa a responder en caso de impago.
El BCR mencionó que ofrecen esos plazos largos principalmente para consolidación de deudas; lo mismo comentó el Popular, pero este también agregó que son de libre uso, así que queda a discreción del deudor para qué utiliza los recursos.
En una consolidación se agrupan diferentes préstamos en una sola operación. Comúnmente —pero no exclusivamente— se acude a esta figura cuando el deudor ve comprometida su capacidad de pago y busca reducir la cuota, a costo de un periodo más extenso de deuda.
Coopenae dijo que a finales del 2023 decidieron poner los nueve años como límite para consumo, pero la operación puede superar ese plazo si se da una garantía hipotecaria.
Recordemos algo importante en este campo de los préstamos, entre mayor sea el plazo probablemente la cuota será más baja, pero implica que el deudor pasará más tiempo pagando intereses.
¿Cuánto es un plazo “normal”?
Cada operación es un mundo diferente así que es difícil determinar un número mágico para el plazo. Bernardo Alfaro, exsuperintendente de Entidades Financieras, cree que se puede usar la normativa de Sugef para entender a partir de cuánto tiempo el crédito se vuelve más riesgoso.
El artículo 47 bis del acuerdo Sugef-306 establece el porcentaje de castigo patrimonial que deben hacer las entidades financieras cuando sus créditos exceden un determinado plazo. En el caso de consumo, las cargas de capital empiezan a partir de los cinco años.
“Eso ya te dice que para el supervisor hay riesgos importantes relacionados con el plazo de los créditos dependiendo de su naturaleza y en consumo claramente se habla de cinco años. En general, lo que te puedo decir es que es muy mala práctica bancaria dar un crédito de consumo de más de cinco años”, dice Alfaro, quien también fue el gerente general del Banco Nacional entre el 2020 y el 2023.
![Signo o símbolo del porcentaje con el crecimiento por flechas en diferentes direcciones.](https://www.elfinancierocr.com/resizer/v2/BJLHFQISYFAHRJRBKGZJNMWNC4.jpg?smart=true&auth=43437a11f64e2c38afbc6d6c95d1eaf888422c024d20c31d95740b51edeb8e7a&width=1000&height=667)
¿Es preocupante?
Para las autoridades del Banco Central, sí. En el último Informe Anual de Estabilidad Financiera del BCCR se menciona que el incremento en los plazos favorece el sobreendeudamiento y añade riesgo a las carteras de las entidades financieras.
“Cuanto más largo es el plazo de consumo, la posibilidad de repago se hace menor”, explica Róger Madrigal, presidente del Banco Central.
Valverde considera que los préstamos de consumo están diseñados para ser de plazos relativamente cortos. Aún así, cree que, dependiendo de las condiciones, puede que las operaciones a largo plazo sean menos preocupantes si se trata de consolidación de deudas. “La consolidación no es mala per se, porque si yo tengo a una persona sobreendeudada y le consolido la deuda y logro que sus cuotas sean manejables, yo paso a tener un individuo que no es viable a uno que es viable y entonces, más bien, mejoro la calidad del crédito”, dice.
Sin embargo, agrega que es una práctica que no está exenta de riesgos, ya que una consolidación puede inducir a que la persona asuma nuevos créditos y vuelva a caer en el problema de sobreendeudamiento.
El fenómeno preocupa también a Alfaro, quien incluso lo califica como “una aberración bancaria”. Menciona que es una práctica que estruja por un tiempo prolongado la capacidad de pago del deudor, dejándole poco margen de maniobra en caso de una emergencia.
Para el deudor también puede que sea arriesgar de más, ya que los prestamistas están pidiendo garantías hipotecarias, lo cual abre la posibilidad de que la persona, en caso de impago, pierda la casa por una operación de consumo.
¿Por qué han crecido los plazos?
Todavía no hay una respuesta concreta, pero existen algunas hipótesis. Alfaro cree que es normal que durante la pandemia ese número creciera, ya que, como medidas de alivio dada la crisis, los bancos extendieron el plazo de las operaciones vigentes para así ayudar a los deudores con la reducción del monto de las cuotas, principalmente en 2021.
No obstante, le preocupa que la tendencia no se haya revertido aún. “Yo hubiera esperado que tres años después, en 2024, ya se vieran reducciones y no las veo”, dice el exsuperintendente.
Madrigal también cree que entre el 2017 y el 2022 se dieron una serie de choques como la crisis fiscal, la pandemia y el incremento del desempleo que pudieron haber lastimado la capacidad de pago de los deudores, traduciéndose en posibles extensiones de plazo.
Además, considera que puede ser un síntoma de un mayor sobreendeudamiento en la población, pero dice que todavía no hay suficientes datos para comprobarlo, especialmente porque en el país no existe una central crediticia que acumule la información completa del endeudamiento.
Valverde sospecha que es posible que los bancos hayan entrado en una competencia por atraer clientes que derivó otorgar mayores plazos. Aquí es importante recordar que entre más largo sea el plazo, menor será la cuota mensual, un elemento que suele pesar a la hora de decidir cuál crédito elige la persona, especialmente si tiene comprometido su flujo de caja (otro síntoma del sobreendeudamiento).
Esta es una hipótesis similar a la que maneja Johnny Monge, director Financiero del Banco Popular. Monge dice que en los últimos años los intermediarios “han intensificado sus esfuerzos para expandir la proporción del crédito de consumo en sus portafolios”. Agrega que el alargamiento de los plazos se usó como “una estrategia común”, incluido el mismo Popular, para que las ofertas fueran más “atractivas y competitivas”.
Carlos Fernández, exgerente del BCR, cree que ha sido parte de una estrategia de las entidades para poder otorgar créditos con tasas de consumo —más altas que el promedio— pero obteniendo la seguridad de una garantía, incluso hipotecaria, algo antes no era común en este tipo de operaciones.
“Se pueden ampliar los plazos porque hay una garantía real que responde y además es un negocio muy bueno porque las tasas de interés están más altas”, dice Fernández.
¿Continuarán los plazos largos?
Desde 2019, la normativa ha intentado frenar este fenómeno aumentando las cargas de capital a las entidades que otorgan créditos de consumo a largo plazo. Sin embargo, parece que la medida no ha tenido el efecto esperado.
El informe del BCCR plantea que esos castigos de capital pueden tener un efecto bajo entre las entidades con mayor fortaleza patrimonial, así que no terminan por desincentivar la aparición de plazos prolongados.
Monge, del Popular, considera que la normativa sí terminará por reducir el promedio. Adrián Álvarez, gerente general de Coopenae, también cree que en el sistema financiero sí se va a dar un achicamiento en los plazos, eventualmente, pero no se atreve a afirmarlo. “Dependerá de las características de suficiencia patrimonial, modelos de negocios y objetivos estratégicos de cada entidad”, dice.
El informe del Banco Central concluye con que las autoridades se encuentran gestionado una reforma adicional a la normativa para atender el problema. Por el momento, el sistema financiero debe convivir con el riesgo de sobreendeudamiento y la posibilidad de que haya deudores que pierdan su casa por un crédito que ni siquiera es de vivienda.