Cuando el liberacionista Gustavo Viales dio su apoyo para liberar a la canasta básica del cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) no solo le restó más de ¢65.000 millones anuales a la recaudación esperada de la reforma fiscal. Al levantar su mano, sacudió la confianza de una alianza incómoda y reventó una bomba de drama legislativo que se extendió durante días.