Para que las empresas propiedad del Estado no desaparezcan como los dinosaurios, tendrán que aprender no solo a bailar el vals con socios extranjeros, sino a hacer el breakdance, caer, levantarse e intentar nuevos movimientos.
Para que las empresas propiedad del Estado no desaparezcan como los dinosaurios, tendrán que aprender no solo a bailar el vals con socios extranjeros, sino a hacer el breakdance, caer, levantarse e intentar nuevos movimientos.