La sabiduría no viene con los diplomas, sino con saber vivir. Así me lo enseñó don Gerardo Araya, quien fue diputado en el período 1994-1998; se ha ido, pero su hermosa y profunda lección de democracia vive conmigo. Su solidez es irrefutable.
La sabiduría no viene con los diplomas, sino con saber vivir. Así me lo enseñó don Gerardo Araya, quien fue diputado en el período 1994-1998; se ha ido, pero su hermosa y profunda lección de democracia vive conmigo. Su solidez es irrefutable.