La nueva ola de violencia se produjo en momentos en los que la fuerza del movimiento de los chalecos amarillos –que empezó hace cuatro meses y exige una justicia económica– ha disminuido. Las imágenes de la destrucción, incluido un incendio en un banco que envolvió en llamas un edificio residencial y puso en peligro la vida de una madre y su hijo, podría erosionar el apoyo del público.
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Mientras algunos grupos coreaban lemas anticapitalistas o antipoliciales, otros erigieron barricadas y saquearon tiendas de grandes marcas como Hugo Boss y Lacoste al grito de “¡revolución!”.
En París, punto tradicional de fuertes movilizaciones, los manifestantes se congregaron en la plaza de l'Étoile para descender por la célebre avenida de los Campos Elíseos, antes de cruzar los puentes sobre el Sena y proseguir la manifestación en otras grandes avenidas parisinas, constató un periodista de la AFP.