La huella inicial que se marcó en nuestro cerebro con el primer aprendizaje de algo no se borra nunca: se puede ajustar y hasta formar una nueva huella “corregida” pero no borramos la original
La huella inicial que se marcó en nuestro cerebro con el primer aprendizaje de algo no se borra nunca: se puede ajustar y hasta formar una nueva huella “corregida” pero no borramos la original