La cadena de restaurantes y bares Santo Pecado surgió de un giro de negocios a partir del cual expandió sus locaciones hasta el Área Metropolitana.
El cambio no provocó variaciones en el enfoque de negocios. “Se ofrecen locaciones y servicios de categoría premium, con precios competitivos”, dijo Roberto Siles, cofundador y gerente general de Santo Pecado. “Eso fue algo que se decidió desde el día uno y lo hemos mantenido durante todo el tiempo”.
En la actualidad la empresa cuenta con seis restaurantes y piensa en más. Aunque hay una condición básica para decidir nuevas aperturas.
Los bares y restaurantes, así como los alojamientos y hoteles, son un sector que sufrió el vaivén de la economía durante la crisis fiscal del 2018 y, en particular, en el 2020 y 2021 con la pandemia. La recuperación favorece el crecimiento del sector.
Entre mayo y diciembre de 2023, la variación interanual del índice mensual de actividad del sector de alojamiento y servicios de comida fue positiva, entre el 2,9% de junio y el 7,1% de setiembre, según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Desde el inicio del 2024 esta dinámica continuó. En enero pasado creció 4% y durante los siguientes aumentó el ritmo: febrero registró 7,4%, marzo un 8,6% y en abril llegó a 8,6%.
El sector comercial, de manera complementaria, también se destacó por su crecimiento, según el mismo BCCR.
Desde una agencia
Roberto Siles es vecino del barrio Coocique, en Ciudad Quesada. Allí participó en la fundación de Santo Pecado en 2017, junto con los hermanos Eduardo y Mauricio Arce, y Cristian Jiménez, que eran del barrio San Antonio. Todos con ímpetu emprendedor.
Cristian, por ejemplo, tuvo una tienda de teléfonos celulares. Y él empezó con los hermanos Arce un negocio de comida rápida llamado Taquirous. Llegaron a tener cinco puntos de venta, incluso en Guápiles y San Ramón. Tras la pandemia mantienen uno frente al Hospital San Carlos.
Roberto los conoció en 2011 por asuntos laborales. Ese año los cuatro fundaron una agencia de publicidad llamada Uniko. Se especializaron en la creación de marcas y las estrategias de branding.
Combinaban profesiones diferentes y complementarias: desde administración de empresas con énfasis en mercadeo, en el caso de Roberto, hasta diseño gráfico en los casos de Eduardo y Christian. Mauricio, por su parte, era chef, lo que sería muy relevante para los siguientes proyectos.
Estando en la agencia, precisamente, se propusieron otro negocio: un restaurante llamado Sooo Fresh, de comida casual y saludable. Nada de frituras.
En ese momento, 2015, la tendencia era evidente. Pero puede que se adelantara a las preocupaciones actuales por el bienestar y la salud.
El negocio estuvo con altos y bajos. Algunos meses salían con utilidades, otros con resultados negativos. La sostenibilidad a mediano o largo plazo era imposible. Realizaron un alto.
Datos vitales |
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Empresa: Santo Pecado. |
Sector de actividad: bar y restaurante. |
Año de fundación: 2017. |
Fundadores: Roberto Siles, Eduardo Arce, Cristian Jiménez y Mauricio Arce. |
Socios: siete en total, pues en varios de los restaurantes incorporaron socios locales. |
Cantidad de locaciones: seis. |
Ubicaciones: Sabana, Pinares, Barrio Escalante, Heredia, Aurora, Alajuela y San Ramón. |
Colaboradores: 180 personas. |
Ofertas: happy hour de 2X1 de 4:00 p.m. a 7:00 p.m. |
Oficinas: tienen una oficina pequeña en San Carlos, para el área financiera-contable; otras áreas funcionan de manera remota (teletrabajo y en giras por los restaurantes). |
Claves: incorporar talento correcto, el entendimiento y trabajo en equipo de los socios, mesura en lo económico (incluyendo en la remuneración y la distribución de las utilidades entre ellos), y generar ahorros para realizar inversiones. |
Recomendación: “Que lo piense bien. Este negocio tiene muchos detalles que hacen que funcione bien o no, donde se puede perder dinero muy rápido si no se tiene cuidado. Si no tiene experiencia en restaurantes, asociarse con alguien que sí la tenga. Y tener una lectura del mercado”. |
La transformación
El 28 de diciembre de 2016 los cuatro socios se reunieron. Analizaron la situación, vieron las opciones y tomaron una decisión: reconvertirían el restaurante.
Decidieron dedicarse a un menú más tradicional, abarcando desde chifrijos y chicharrones hasta la coctelería.
“El mercado lo exigió”, explicó Roberto. “Sooo Fresh no estaba funcionando, no daba plata. Ahí no hay mucha ciencia. Hay que hacer algo que funcione”.
Pocas semanas después, el 15 de enero, empezó a operar el primer Santo Pecado en Ciudad Quesada. Nueva marca, nuevo menú y local remodelado. La mezcla se completó con música en vivo.
La marca se le ocurrió a Eduardo, que también es director de mercadeo. Desde el inició les llamó la atención el morbo que genera y cómo suena.
“Tiene una lógica”, explicó Roberto. “Cuando lo pensó, él dijo que el único pecado que no es tan malo es comer rico”.
El giro del negocio tuvo éxito. Dos años después abrieron el segundo restaurante en San Ramón, donde se incorporó Diego Alfaro como socio. El mismo esquema lo siguieron empleando en otros restaurantes que abrieron.
En lugar de una franquicia, a los cuatro socios fundadores se integra uno local para facilitar la gestión. No solo eso.
En cada mercado hay comportamientos de los consumidores y tendencias distintas. Se realiza también una “inversión significativa” para garantizar un servicio premium a un precio adecuado.
“Hay muchas marcas que lo hacen muy bien. Tienen una gran oferta culinaria y de coctelería. Pero el tema sensible es el costo”, dijo Roberto. “Le decimos a los clientes que pueden venir en cualquier momento y para diferentes eventos (un cumpleaños, una despedida de soltera o un almuerzo con amigos) y encontrar un menú de acuerdo a su presupuesto”.
Para el 2020 tenían ya tres locales: Ciudad Quesada, San Ramón y Alajuela. La pandemia y las tendencias posteriores fueron sus pruebas de fuego.
Para Santo Pecado una de las claves fue mantener una estructura de costos adecuada, la eficiencia y la prudencia. También tomar duras decisiones en ese tipo de coyunturas, como el cierre del restaurante en Ciudad Quesada.
Tras la recuperación económica, el mercado de restaurantes se volvió más competitivo. “Es un mercado muy agresivo”, afirmó Roberto. “Se compite por precio, por servicio, por eficiencia. No es fácil”.
Los últimos años las tendencias refuerzan ese rumbo. La demanda impulsada por la pandemia, los problemas de la cadena de suministro y la alta inflación en la economía durante el 2022 establecieron las condiciones. La situación estaría cambiando.
Un informe de Deloitte indica varios cambios en el mercado de consumo: el precio deja de ser el factor de crecimiento, los consumidores son más selectivos, surgen “inesperados” sustitutos, el aumento del volumen toma importancia en la estrategia operativa y la logística requiere más precisión y coordinación.
Durante los años anteriores, Santo Pecado duplicó la operación con nuevos restaurantes, incluyendo el de La Sabana, en el edificio del Hotel Hilton y frente al Estadio Nacional.
En la zona se ubican restaurantes como El Novillo Alegre, El Dorado, Casa La Sabana, Mascarada o En Boca. Las opciones para los consumidores son múltiples. Tanto ahí como en otras zonas.
Aún así, los fundadores de Santo Pecado le ven mucho potencial en el Área Metropolitana. En la actualidad analizan si ubican un nuevo restaurante en Santa Ana o Escazú. Podrían abrir uno más en el Valle Central. O en una playa. La condición es mantener la eficiencia operativa.
No descartan abrir en Estados Unidos e incluso en Europa. Tal vez incursionar en otra actividad, como la hotelería.
“Somos jóvenes, con muchas ganas”, dijo Roberto. “Las marcas naturalmente tienen que crecer. Cuesta mucho que uno se quede cinco años ahí estático”.
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