Mercado 83 vende productos de casi 100 emprendimientos, sigue en expansión y tiene más planes para 2025

Las ferias son organizadas por Mercado 83, fundado por Alejandro Avila y su esposa María Fernanda García. En total realizan 30 eventos de este tipo y participan 450 emprendimientos.

También puede pasar a una de sus cinco tiendas.

En estos puntos de venta encontrará desde productos de cuidado personal y alimentos saludables hasta joyería y confites tradicionales de mantequilla, menta, anís y natilla.

Hay tartas, cajetas, jalea, paletas, bizcocho, gomitas, té, diademas, pulseras, aretes, anillos y collares, billeteras, bolsos y carteras, miel de abeja y miel con semillas mixtas, cremas de licores (de café, crema o menta), rompope, papel y bolsas para regalos, helados de paleta, ropa y anteojos, entre otros.

También hay unas piedras energéticas o curativas, que se utilizan para generar la sensación de bienestar y la armonía entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Entre ellas, las lámparas de sal que mejoran el ambiente hogareño.

“Normalmente las personas que entran a Mercado 83 o a un Mercadito salen con algo”, dijo María Fernanda.

Puesta en marcha

Alejandro estudió mercadeo y publicidad, realizó un postgrado en ILSC Education Group, Brisbane, Australia, y trabajó en eventos, lo que los llevó por diferentes sitios, como México.

Se casó con María Fernanda hace nueve años. Tienen dos hijas pequeñas. Ella estudió diseño de modas en el Instituto Nacional de Aprendizaje, trabajó en Accenture, en Prodigious y, hasta hace unos meses, en Amazon.

En su trabajo como gerente de una productora de eventos, Alejandro tenía a Multiplaza Escazú entre sus cuentas. De ahí lo llamaron para que trabajara directamente con ellos en 2014 y con las ferias de pymes. Y se dio cuenta de una situación.

Cuando alguien había adquirido y terminaba de consumir uno de los productos de los emprendedores, quería volver a comprarlos. Alejandro le dio vuelta a una idea, pero entonces llegó la pandemia, el confinamiento y las restricciones comerciales.

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Una de esas restricciones era la imposibilidad de realizar ferias en los pasillos de los centros comerciales, aunque fueran tan amplios como los de Multiplaza Escazú. Alejandro hizo una propuesta.

Entre las tiendas que cerraron y desocuparon sus locales, una importante cadena dejó una amplia instalación. Era un local tan amplio que permitía organizar una feria, colocar los stands de los emprendimientos y que las personas se movieran con suficiente distanciamiento.

Participaron 25 pymes y la feria tuvo éxito. Y se repitió el fenómeno: los clientes después preguntaban dónde comprar más productos. Era el momento de hacer realidad la idea que Alejandro había pensado en 2019 y se lo comentó a María Fernanda: crear una tienda que comercializara los productos de los emprendimientos en uno de los locales que quedaron sin inquilinos durante la pandemia.

Pero tenía que renunciar a su puesto en Multiplaza Escazú. “Estábamos en media pandemia”, dijo Alejandro. “No sabíamos si el proyecto iba a funcionar. Era una idea. Tomé el riesgo y cité a 100 emprendimientos en el Centro Nacional de Convenciones”.

Alquiló un salón, donde las sillas se ubicaron con un distanciamiento de 1,5 o 2 metros. No hizo reunión en forma virtual porque necesitaba que las personas emprendedoras vieran que era algo real y serio. Pensó que con 20 de ellos abriría una tienda.

Se apuntaron 35 y la tienda se inauguró el 4 de junio de 2021. Fue un éxito y una sorpresa, para Alejandro, María Fernanda y sus colaboradores, quienes venían de trabajar en tiendas grandes.

Los clientes recorrían el local atraídos por una combinación de nostalgia por productos que antes se obtenían en tramos, abastecedores y negocios de abarrotes antiguos y la originalidad de la mercancía. Mercado 83 superó el punto de equilibrio desde el primer mes. La tendencia ayudó.

Desde antes del año 2020 las tiendas de productos a granel empezaron a surgir, utilizando diseños atractivos y la presentación de la gran diversidad de artículos, como el caso de El Tramito a Granel, Santo Cero y El Estanco a Granel.

Para incorporar a los emprendimientos, Alejandro y Fernanda revisan si la oferta se ajusta a los requerimientos y el mercado de cada centro comercial. Se requiere cumplir con varias condiciones.

Es necesario que las empresas muevan sus productos en redes sociales, ofrezcan buena calidad, tengan la capacidad de aumentar su producción y asuman el compromiso de participar en las actividades, incluyendo exhibir de vez en cuando y en persona sus artículos en una tienda para que los clientes les conozcan. No todas las pymes lo logran, pero las que sí lo hacen, ven los resultados.

En la actualidad, en Mercado 83 participan casi 100 proveedores de zonas como Santa Teresa, Cartago, Alajuela, San Marcos de Tarrazú y Área Metropolitana.

Para el 90% de los emprendimientos, sus ventas en Mercado 83 representan hasta el 90%. Algunas marcas pasaron de ¢500.000 a ¢4 millones por mes en ventas.

Expansión

La aceptación permitió que Fernanda y Alejandro dieran un paso adicional: abrir más tiendas.

Alejandro, que lleva tatuado en sus dedos la palabra caos, se deja llevar por la filosofía del caos controlado, que implica avanzar en forma no lineal.

Bajo ese concepto, empezaron a expandirse antes del plazo de los dos años que habían pensado inicialmente. En cada caso hacen una prueba. Se organizan una feria para medir la aceptación de los consumidores y la probabilidad de abrir la tienda.

La segunda tienda que se abrió fue la de Lincoln Plaza. Le siguieron las de Multiplaza Curridabat, Oxígeno y, hace dos meses, Avenida Central, en las galerías del Hotel Balmoral. Y siguen organizando ferias de emprendimientos en esos centros comerciales, en especial en épocas como la navideña.

Su visión es que las tiendas sean una plataforma colaborativa, dándole continuidad al espíritu de ayuda mutua que surgió durante la pandemia con el consumo de productos locales.

Una de las estrategias que implementan, además de programas para el personal y que la rotación sea mínima, es la posibilidad de llamar a un emprendedor desde la tienda y que el cliente reciba orientación o aclare dudas si lo require.

Para el 2025 abrirán una tienda en Alajuela para abarcar un mercado muy local, así como a consumidores de Occidente (Grecia, Naranjo, San Ramón, Palmares y Atenas). No es el único proyecto.

Para finales de ese año lanzarán una tienda en línea. Más allá de la plataforma electrónica, se requiere afinar la logística. “Hay que hacerlo bien“, dice Alejandro.