La entrega de títulos universitarios en Costa Rica es cuestión de 53 universidades en total. De ellas, una mayoría de 48 universidades privadas entrega seis de cada 10 diplomas que se emiten en el país; mientras que los otros cuatro los emiten las cinco universidades estatales.
De las 53 universidades totales, solo 14 superaron la entrega de 1.000 títulos académicos en 2020. De ellas, cuatro fueron estatales (todas excepto el Instituto Tecnológico) y las restantes 10 fueron privadas.
Las cinco universidades estatales y las 10 universidades privadas con mayores graduaciones, en conjunto, aportaron ocho de cada 10 títulos que se emitieron en todo el año en el país.
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Entre los títulos universitarios contemplados para este cálculo están bachilleratos, licenciaturas, maestrías, doctorados, especializaciones profesionales y otros de pregrado, como diplomados y profesorados.
Todos estos datos se desprenden del registro más actualizado del Consejo Nacional de Rectores (Conare) y son los más recientes, disponibles en la materia desde octubre pasado. Se basan en reportes de las propias universidades estatales y del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada (Conseup).
Para la investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN), Valeria Lentini, es difícil determinar si la proporción entre universidades públicas y privadas –o entre títulos entregados por unas y por otras– es la correcta. Sin embargo, sí es posible señalar que existe una amplia cantidad de universidades pequeñas, con bajos controles de calidad, y que gradúan una alta cantidad de personas en su conjunto.
El panorama
Las 48 universidades privadas del país entregaron 25.842 certificaciones de distintos grados académicos en 2020. De ese total, un 68% correspondieron a solo 10 entidades.
Esas entidades fueron las universidades Latina (14,1%); Metropolitana Castro Carazo (9,1%); de San José (7,4%); Americana (6,6%); Internacional San Isidro Labrador (6,4%); Santa Lucía (5,7%); de las Ciencias y el Arte (5,1%); Fidélitas (4,8%); Hispanoamericana (4,5%) y Libre de Costa Rica (4,5%).
De los 25.842 diplomas entregados por las ‘u’ privadas, 8,8 de cada 10 correspondieron a grados (bachilleratos y licenciaturas). Los restantes fueron posgrados (maestrías, doctorados y especialidades profesionales).
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Las universidades públicas, por su parte, emitieron los restantes cuatro de cada 10 títulos efectivamente otorgados en 2020. Las cinco casas de enseñanza estatales entregaron 16.031 certificaciones, de las cuales una tercera parte la emitió la Universidad de Costa Rica (34,2%).
Las dos terceras partes adicionales las entregaron la Universidad Nacional (22,5%); la Universidad Técnica Nacional (20,5%); la Universidad Estatal a Distancia (18%) y el Instituto Tecnológico de Costa Rica (4,75%).
De los 16.031 títulos entregados por las ‘u’ públicas, 6,8 de cada 10 correspondieron a títulos de grado y 2,5 a pregrados (diplomados o profesorados). El resto fueron posgrados.
Pocas grandes y muchas chicas
Las cinco universidades públicas y las 10 universidades privadas que entregaron más de 1.000 títulos en 2020 (anteriormente mencionadas) emitieron un total de 33.669 títulos, en conjunto. Esta cifra corresponde a un 80,4% del total general entregado por las 53 universidades.
Estos números hablan de una participación dividida entre universidades grandes y otras más pequeñas.
Por un lado, un grupo de 15 universidades (cinco públicas y 10 privadas) domina la titulación de profesionales y, por otro, otras 36 entidades privadas complementan el registro con graduaciones que en 2020 fueron de menos de 1.000 personas.
Ese grupo de 36 centros de enseñanza superior privados aportó un 19,6% de los títulos otorgados por casas de estudio nacionales en 2020. Es decir, una 8.204 certificaciones.
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Sin embargo, no se trata de un grupo homogéneo. Incluye a universidades de graduación media y de graduación baja.
En el subgrupo de emisión media aparecen universidades como la Florencio del Castillo, la Autónoma de Centro América, la Católica, la Veritas, la Santa Paula, la San Judas Tadeo y la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed); mientras que en el subgrupo más chico aparecen 21 entidades que apenas graduaron a menos de 100 personas en 2020.
En este último grupo incluso hay seis entidades que emitieron menos de 20 títulos en ese período: las universidades Bíblica Latinoamericana, Braulio Carrillo, Centroamericana de Ciencias Sociales, Juan Pablo II, Teológica de América Central y del Turismo.
¿Bien o mal?
Contestar a la interrogante de si el país cuenta o no con la cantidad correcta de universidades en su territorio, y de sus niveles de graduación son los óptimos, es una tarea compleja de resolver.
Sin embargo, más allá de eso, la investigadora Lentini señaló que existen fenómenos a los que merece la pena prestar atención.
Por ejemplo, recordó señalamientos que hizo el Séptimo Informe del Estado de la Educación, en 2019, en el que se determinaron problemas para garantizar la calidad de los ciclos de aprendizaje en las universidades más pequeñas.
Ese estudio determinó que, hasta entonces, una mitad de las universidades brindaba apenas 10 carreras o menos, y que el 55% de las casas de enseñanza emitía menos de 500 títulos promedio por año. De ellas, hasta un 71% correspondían a carreras sin acreditación del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes).
“¿Hay un problema en que haya muchos graduados de universidades privadas? No. No debería ser un problema tener muchos graduados de universidades privadas si uno se asegura que la calidad de esas universidades y de esos graduados. Lo que pasa es que hemos visto muchas muy pequeñas de las que desconocemos su calidad”, comentó la investigadora.
Pese a la mayor proporción de graduados de títulos entregados por universidades privadas en 2020, este es un fenómeno que viene a la baja. En 2014, las entidades privadas entregaron 7 de cada 10 títulos; en 2017 emitieron 6,5 de cada 10 y ahora el número se redujo todavía más.
Para el director de la División de Planificación Interuniversitaria del Conare, Olman Madrigal, es difícil hablar de “proporciones correctas” en esta materia. Desde su punto de vista, actualmente se trata de una cuestión que regula principalmente el mercado.
En otras palabras, las necesidades de los estudiantes se reflejan en la apertura de espacios para el estudio en universidades privadas y en la matrícula de las universidades privadas.
“Que si deberían ser más o si deberían ser menos, eso el mercado lo va regulando. Hablamos de una relación de la orientación vocacional y otras variantes relativas”, subrayó.
La proporción de estudiantes matriculados en universidades privadas en Costa Rica es una de las más altas de América Latina, según indicó el último Informe del Estado de la Educación.
El país supera en 31 puntos porcentuales el promedio de los países europeos (14%), aunque la participación de costarricenses en ese sector disminuyó en 10 puntos desde 2015 y ahora ronda el 45%, según los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
La concentración de matrículas en universidades privadas en países en desarrollo, según dijo el Banco Mundial en una reciente revisión sobre la respuesta a la crisis de COVID-19 en materia educativa.
En 2017, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destacó en su informe de Educación en Costa Rica “la rápida expansión” de la educación universitaria en Costa Rica. Sin embargo, también comentó que la creación de nuevas universidades llegó “en medio de una débil regulación y otorgamiento de licencias”.