Los estados miembros de la Unión Europea (UE) y el Parlamento Europeo acordaron este jueves un objetivo de 42,5% de energías renovables en el consumo energético europeo para 2030, lo que supone casi duplicar el nivel actual de 22%, anunciaron eurodiputados.
El objetivo de 42,5% se sitúa a medio camino entre el 45% que pedían de un lado la Comisión Europa (brazo ejecutivo de la UE) y los eurodiputados, y el 30% que pedían los Estados del bloque.
El texto simplifica y agiliza los trámites de autorización de infraestructuras de energías renovables, con el establecimiento de territorios específicos donde se flexibilizará drásticamente la normativa.
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El despliegue de energías renovables será considerado de “interés público superior”, lo que limita los motivos para las objeciones legales a las instalaciones.
La UE prevé un 49% de energías renovables en el consumo de energía de los edificios, con una trayectoria progresiva y vinculante para la calefacción y la refrigeración a través de objetivos nacionales específicos.
El uso de energías renovables por parte de la industria deberá aumentar un 1,6% anual. En cada país, la proporción de hidrógeno renovable en el hidrógeno utilizado por la industria debe alcanzar el 42% para 2030 y el 60% para 2035.
Discusión sensible
En referencia a uno de los capítulos más sensitivos de las negociaciones previas, el acuerdo reconoce “el papel específico de la energía nuclear, que no es ni verde ni fósil”.
La cuestión de la energía nuclear provocó una agria controversia, ya que Francia y un grupo de aliados pedían que reciba un tratamiento equivalente al reservado al hidrógeno renovable.
Sin embargo, un amplio abanico de países dejó claro que ese gesto constituía una verdadera ‘línea roja’ infranqueable.
El acuerdo hilvanado establece que el objetivo de 2030 para el hidrógeno renovable podrá ser reducido en un 20% para los Estados miembros en los que la proporción de hidrógeno fósil en el consumo del país sea inferior al 23%.
El texto, que prevé procedimientos acelerados para las infraestructuras, también considera “verde” la biomasa (madera para producir energía), explicó Markus Pieper (PPE, derecha).
Esta práctica, denunciada por las ONG ecologistas, será sin embargo “mejor regulada”, dijo Pascal Canfin (Renew, liberales).
“La producción de energía es, con mucho, el principal uso de la madera en Europa, más de la mitad de la madera recogida se quema, una proporción que aumenta constantemente”, lamentó Martin Pigeon, de la ONG Fern.
Para este experto, el acuerdo apenas “recompensa a las empresas energéticas que queman millones de árboles”.