Washington. El presidente Donald Trump ha provocado disputas comerciales con diversas partes del mundo, no solo con China.
Trump se postuló para la Casa Blanca bajo la promesa de revertir décadas de políticas estadounidenses mediante la cancelación de acuerdos que -dijo- habían colocado a los productores estadounidenses en una desventaja competitiva, y obligando a sus socios comerciales a disminuir sus superávits comerciales con Estados Unidos.
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The Associated Press elaboró un vistazo de las disputas comerciales más grandes que el presidente ha provocado:
La guerra comercial entre Estados Unidos y China
El viernes, Trump impuso aranceles a $34.000 millones en productos chinos y Beijing respondió al gravar una cantidad equitativa de productos estadounidenses. Trump ha amenazado llevar las cosas más lejos e imponer aranceles a hasta $550.000 millones en productos chinos, cantidad que supera los $506.000 millones en productos que China envió a Estados Unidos el año pasado.
El gobierno de Trump acusa a China de hacer uso de prácticas abusivas con el fin de superar el dominio tecnológico de Estados Unidos. Dichas prácticas incluyen robo cibernético, así como solicitar a las compañías estadounidenses entregar tecnología como condición para tener acceso al mercado chino.
La disputa podría ser difícil de resolver. Washington solicitó a los dirigentes chinos abandonar o reducir su búsqueda de alta tecnología, la cual Beijing considera vital para el futuro del país.
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La disputa sobre el Acero
Trump ha hecho enfurecer a los socios de Estados Unidos, como la Unión Europea, Canadá y México, por imponer un arancel del 25% a las importaciones de acero y otro del 10% a las de aluminio. Lo que enfadó más a estos socios, y a casi todos los demás, es la justificación del presidente de que la importación de metales es una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.
Los aranceles sobre el acero y el aluminio han dado pie a represalias de varios socios comerciales de Estados Unidos. La UE sancionó las exportaciones estadounidenses que podrían ocasionar problemas políticos, como el bourbon -un producto fabricado en Kentucky, el estado natal del líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell- y las motocicletas Harley-Davidson, fabricadas en Wisconsin, el estado natal del presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan.
La renegociación del Nafta
Durante su campaña presidencial, Trump atacó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, calificándolo como injusto para Estados Unidos. El acuerdo eliminó la mayoría de las barreras comerciales entre Estados Unidos, Canadá y México. Abrió los mercados para los agricultores estadounidenses, pero permitió que algunos fabricantes de automóviles mudaran sus producciones a México, donde hay bajos salarios, y posteriormente enviaran los vehículos de vuelta a Estados Unidos libres de impuestos.
Trump prometió negociar un mejor acuerdo o, en caso de no conseguirlo, abandonar el Nafta. No obstante, abandonar el tratado perturbaría las complejas cadenas de suministros que los fabricantes han construido a través de las fronteras del bloque y elevaría los precios de los automóviles en Estados Unidos.
Las renegociaciones comenzaron en agosto del año pasado pero se han estancado por las exigencias de Estados Unidos diseñadas para desalentar la inversión en México y regresar la producción de automóviles a Estados Unidos. El intento de Trump de utilizar los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio para obtener concesiones de los mexicanos y canadienses fue inútil.
Hace algunas semanas, Trump dijo que dudaba que pudiera obtener un acuerdo que le guste, sino hasta después de las elecciones de mitad de periodo programadas para noviembre.
Las guerras automotrices
Repitiendo la táctica que utilizó contra las importaciones de acero y aluminio, Trump ordenó en mayo al Departamento del Comercio investigar si las importaciones de vehículos y de partes automotrices representaban una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos que justificara imponer aranceles. La propuesta fue recibida con desdén por parte de los economistas y funcionarios europeos.
En ocasiones, Trump cambia su justificación para imponer aranceles. En un tuit publicado el mes pasado, el mandatario se quejó de las barreras comerciales de la UE y advirtió que “si estos aranceles y barreras no son eliminados pronto, impondremos un arancel del 20% sobre todos los vehículos que vengan a Estados Unidos. ¡Fabríquenlos aquí!” .
En un intento de evitar una guerra comercial, la canciller alemana Angela Merkel ha expresado estar de acuerdo en eliminar los aranceles automotrices de la UE.