Washington. El presidente Donald Trump anunció este jueves 1 de junio la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático, por considerar que se trata de un entendimiento "desventajoso" para los trabajadores y los contribuyentes estadounidenses.
"En el día de hoy, Estados Unidos cesará toda implementación del acuerdo de París y las pesadas cargas financieras y económicas impuestas a nuestro país", dijo Trump durante una ceremonia en los jardines de la Casa Blanca.
Sin embargo, el mandatario buscó dejar abierta una puerta, al afirmar que su gobierno está dispuesto a negociar un nuevo acuerdo.
"De forma que estamos saliendo pero vamos a comenzar a negociar y veremos si podemos alcanzar un acuerdo justo. Si podemos, será excelente. Si no podemos, también. Como presidente, no puedo poner otra consideración por delante del bienestar de los estadounidenses", expresó.
Como resultado de esta decisión, Trump dijo que todos los compromisos no vinculantes adoptados por la adhesión al acuerdo cesarán "el día de hoy", con efecto inmediato.
En tanto, el expresidente Barack Obama, uno de los negociadores fundamentales del Acuerdo de París, afirmó en una nota que la decisión de retirarse del entendimiento global es un "rechazo al futuro".
"Incluso con la ausencia del liderazgo estadounidense, incluso cuando este gobierno se une a un puñado que rechazan el futuro, tengo confianza de que nuestros estados, ciudades y empresas saldrán adelante y harán ahora más en liderar el camino y proteger el futuro de generaciones del único planeta que tenemos", indicó Obama en un comunicado.
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El alcance de esta decisión llega mucho más allá del tema climático ya que da una indicación sobre el lugar que Estados Unidos aspira ocupar en la arena internacional en los próximos años.
En un artículo de opinión publicado el miércoles por el Wall Street Journal, dos de los principales asesores del presidente, el general H.R. McMaster y Gary Cohn, aseguraron, en referencia al eslogan de campaña, que "Estados Unidos primero" no quiere decir "Estados Unidos solo".
Salir del pacto de París dejará por mucho tiempo a Estados Unidos en una posición poco confortable a nivel internacional.
Para Mitt Romney, candidato republicano a la Casa Blanca en 2012, la decisión tendrá consecuencias a largo plazo: "Se trata también del lugar de Estados Unidos como líder mundial".
Poco antes del anuncio, China y la Unión Europea defendieron con vigor el Acuerdo de París, que apunta a limitar el alza de la temperatura global "por debajo de 2ºC" con respeto a la era pre-industrial.
Desde Berlín, en donde se reunió con la canciller Angela Merkel, el primer ministro chino, Li Keqiang, aseguró que su país respetaría el compromiso. "Pero, por supuesto, esperamos contar con la cooperación de los demás", añadió.
Pekín fue, junto con el gobierno estadounidense de Obama, uno de los principales artífices del acuerdo histórico de diciembre de 2015.
Merkel consideró, en declaraciones a la prensa, que el acuerdo es "esencial".
Rusia, uno de los países que más contaminan, firmante del pacto, consideró que la ausencia de "actores esenciales" podría complicar su aplicación.
"La aplicación de esta convención en ausencia de actores esenciales será más complicada, pero por el momento no hay alternativa", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Los responsables de la Unión Europea adoptaron un tono menos diplomático.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, estimó que retirarse del pacto sería inaceptable. "Soy partidario de la relación trasatlántica, pero si el presidente estadounidense anuncia en las próximas horas que quiere salir del Acuerdo de París, el deber de Europa será decirle: eso no está bien así".
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, instó a Trump a permanecer en el Acuerdo de París. "Por favor, no cambie el clima (político) para peor", tuiteó.
El tema dividió profundamente en la cumbre del G7 de la semana pasada en Italia. Todos sus participantes, con la excepción de Trump, reafirmaron su compromiso con el texto de París.
El artículo 28 del acuerdo, que permite a las partes firmantes salir del pacto, pero dado el procedimiento previsto la salida sería efectiva únicamente en 2020.
Otra solución, aún más radical, podría ser la salida de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
El objetivo de Estados Unidos, fijado por la administración de Obama, es una reducción de 26% a 28% de las emisiones de gases con efecto invernadero para 2025, en relación a 2005.
Obama incluso aludía regularmente a la "carrera contrarreloj" en la que la comunidad internacional se lanzó para intentar limitar los efectos más devastadores del cambio climático.