Washington.- A una semana de que comenzaron las negociaciones para reescribir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), el presidente Donald Trump ya amenazó con abandonar el acuerdo.
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En un mitin realizado el martes por la noche en Phoenix, Trump señaló que Estados Unidos podría "acabar revocando" el Nafta con México y Canadá "en algún momento" , aunque dijo que no había tomado una decisión definitiva por el momento.
"Personalmente", apuntó Trump, "no creo que podamos llegar a un acuerdo porque se han aprovechado mucho de nosotros".
El presidente ya había hecho esa misma amenaza en abril, pero dio marcha atrás luego de la reacción negativa que generaron sus palabras entre las empresas estadounidenses, en específico en el sector agropecuario, el cual se ha beneficiado del acceso que tiene al mercado mexicano generado por el NAfta.
Trump reiteró su amenaza el martes y reavivó las preocupaciones.
"Terminar de forma abrupta con el Nafta podría crear una serie de consecuencias imprevistas que necesitan ser consideradas", dijo Ann Wilson, directora de la Asociación de Fabricantes de Motores y Equipos, la cual representa a los fabricantes del sector automotor. "México y Canadá son socios confiables de Estados Unidos, y como resultado somos socios fuertes en materia de seguridad nacional. No debemos dar eso por sentado".
El Nafta, que ha estado en vigencia por 23 años, eliminó la mayoría de las barreras comerciales que separaban a Estados Unidos, Canadá y México; fomentó un crecimiento rápido del comercio, y provocó que hubiera mejores relaciones diplomáticas entre los tres países. Sin embargo, el acuerdo ha generado múltiples críticas en Estados Unidos debido a que condujo a que algunos fabricantes trasladaran sus operaciones al sur de la frontera para aprovechar los menores salarios de la mano de obra mexicana.
El presidente Trump ha calificado al Nafta como "el peor acuerdo en la historia" y prometió arreglarlo o abandonarlo por completo.
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Las negociaciones sobre la revisión del Nafta comenzaron la semana pasada en Washington, y hubo un amplio consenso en la necesidad de modernizar el acuerdo para reflejar los cambios que han ocurrido en las últimas dos décadas, como el incremento del comercio en línea.
Aun así, Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, advirtió que su país no se conformaría a un "mero ajuste de algunas disposiciones y actualización de algunos capítulos". Dijo que el Nafta le había costado a Estados Unidos cientos de miles de empleos, e insistió en la necesidad de tomar medidas para reducir el déficit del país y asegurar que la mayoría de los bienes que califican para el Nafta sean producidos en Estados Unidos. Canadá y México no estuvieron de acuerdo con ese planteamiento.
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Los economistas dicen que el Nafta ha tenido un modesto efecto neto en el mercado laboral de Estados Unidos debido a que el extenso comercio con Canadá y México creó trabajos y el comercio representa una pequeña parte de la economía estadounidense.
Tras 5 días de negociaciones, las tres naciones norteamericanas emitieron una declaración en la que dijeron que reanudarían las discusiones en México del 1 al 5 de septiembre, luego a finales de septiembre en Canadá y regresarían a Estados Unidos en octubre. Se prevé que a estas reuniones le sigan algunas más.
James Jones, quien fue embajador en México durante la presidencia de Bill Clinton y que ayudó a negociar el Nafta a mediados de los 90, predijo que Lighthizer y su equipo de negociadores podrían utilizar los duros comentarios de Trump para tomar ventaja.
"Ellos intentarán jugar de una forma en la que la balanza esté de su lado", dijo Jones, ahora director de la firma financiera Monarch Global Strategies. "Le dirán a los otros equipos que 'Soy razonable, pero tengo un jefe que no lo es tanto'", agregó.
Jones dijo que la "cordura prevalecerá" y que el gobierno estadounidense reconocerá que su país se beneficia de una América del Norte homogénea en materia económica.
Daniel Ujczo, abogado mercantil para Dickinson Wright, dijo que duda que un renovado Nafta pueda ayudar mucho al déficit comercial de Estados Unidos o restaurar los empleos en el sector manufacturero, resultados que Trump prometió entregar a los votantes del centro norte de Estados Unidos que ayudaron a que llegara a la presidencia.
"No hay mucho que se pueda obtener de la modernización del Nafta para satisfacer a esos votantes", señaló Ujczo. "El presidente tendrá que tomar una decisión cuando tenga en sus manos un Nafta modernizado que no cumpla con sus expectativas, sin importar si lo abandona o no", agregó.
Si Estados Unidos se inclina por abandonar el acuerdo, habría un intenso furor político. Las fábricas estadounidenses han invertido fuertemente en cadenas de suministro que cruzan las fronteras del Nafta y han llegado a depender fuertemente de los envíos libres de impuestos dentro del bloque comercial.
En el Congreso, los legisladores de los estados agrícolas exhortaron a los negociadores estadounidenses a no hacer nada que ponga en peligro las exportaciones del sector hacia México y Canadá.
"El Nafta ha sido increíblemente benéfico para nuestra industria", indicó Jennifer Myers, portavoz de la Asociación Nacional de Productores de Maíz. "Estamos monitoreando las negociaciones de cerca y continuaremos defendiendo los intereses de los productores de maíz durante este proceso", puntualizó.
Canadá rechazó que las amenazas de Trump dañen las negociaciones.
"Las negociaciones del acuerdo normalmente tienen una retórica intensa", comentó Adam Austen, portavoz de Chrystia Freeland, la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá. "Nuestras prioridades siguen siendo las mismas y continuaremos trabajando duro para modernizar el Nafta y apoyar a millones de empleos de la clase media".