La posibilidad de un encuentro histórico entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par iraní, Hasan Rohani, se desvaneció este miércoles tras el anuncio de nuevas medidas de presión económica a la república islámica y la negativa de Teherán a negociar “bajo sanciones”.
“Quisiera anunciar que nuestra respuesta a cualquier negociación bajo sanciones es negativa”, dijo Rohani este miércoles en la ONU, y precisó que no está interesado en una “foto de recuerdo” con Trump.
Más temprano, el secretario de Estado, Mike Pompeo, había anunciado sanciones contra empresas chinas acusadas de comprar petróleo a Irán, en contravención del embargo estadounidense.
"Le decimos a China y a todos los países: 'Sepan que sancionaremos cualquier violación de nuestras sanciones para cada actividad'", dijo Pompeo a un grupo de presión que se opone al régimen iraní en Nueva York.
Resolución pacífica
Pompeo señaló que se estaban imponiendo sanciones tanto a las empresas como a sus directores ejecutivos y anunció “nuevas medidas” que no detalló, para “separar a los Guardianes de la Revolución”, una unidad de élite del ejército de la República Islámica, “de la economía iraní”.
LEA MÁS: EF Explica: ¿Cuáles son las tensiones políticas que acechan el precio del petróleo?
"Estados Unidos intensificará nuestros esfuerzos para educar a los países y a las empresas sobre el riesgo de hacer negocios con las entidades IRGC (siglas en inglés de los Guardianes), y los castigaremos si persisten en desafiar nuestras advertencias", añadió Pompeo.
Más tarde, durante una conferencia de prensa con Trump, Pompeo dijo que Estados Unidos encontró un frente unido contra Irán en la ONU, pero que estaba abierto al diálogo.
"Queremos una resolución pacífica con la República Islámica de Irán", dijo. "Al final, dependerá de los iraníes tomar esa decisión o si eligen el odio y la violencia".
Oportunidad perdida
Las nuevas sanciones, sobre las que Trump había amenazado el martes en la ONU, y el “no” definitivo de Rohani el miércoles, arrasaron con los esfuerzos de líderes europeos para lograr una reunión entre los dos presidentes al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York y calmar las tensiones.
En particular, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, encabezó una intensa actividad mediadora que incluyó reuniones por separado el lunes con Trump y Rohani, y un llamado el martes, durante su discurso en la tribuna de la ONU, a Estados Unidos e Irán para que reanuden las "negociaciones" y así evitar una conflagración en el Golfo.
"Ahora más que nunca es el momento de reanudar las negociaciones entre Estados Unidos, Irán, los signatarios del JCPOA (acuerdo nuclear con Irán) y los poderes de la región, preocupados principalmente por las seguridad y la estabilidad", dijo Macron.
El clima de expectativa inicial, sin embargo, dio paso a la incertidumbre. En la tarde del martes, Macron dijo que la Asamblea General de la ONU sería una "oportunidad perdida" si Trump y Rohani no se reunían.
En reuniones al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas, también los líderes de Alemania y Japón conversaron por separado con Trump y Rohani.
Cuatro décadas sin diálogo
Después de la cumbre del G7 en Biarritz, Francia, a fines de agosto, Trump soñaba en voz alta con un histórico encuentro con Rohani, que sería el primero a ese nivel desde la revolución islámica de 1979 y la subsiguiente ruptura de las relaciones entre Estados Unidos e Irán.
Los ataques del 14 de septiembre contra instalaciones petroleras saudíes, que fueron reivindicados por los rebeldes hutíes de Yemen apoyados por Teherán pero atribuidos a Irán por Washington, provocaron una tensión renovada y temores de una escalada militar en la región.
En su discurso en la ONU, Rohani también pidió a Arabia Saudita que termine su ofensiva en Yemen contra los rebeldes hutíes. "La seguridad de Arabia Saudita será garantizada con el fin de la agresión en Yemen, dijo.
Este revés diplomático, a un año para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se superpone con el inicio el martes de una investigación parlamentaria formal contra Trump por supuestamente presionar a Ucrania para perjudicar a su rival político Joe Biden, lo que constituye el primer paso del proceso de destitución.