Moverse de un punto a otro dentro de la Gran Área Metropolitana invita a clamar por dos valores: la paciencia y la tolerancia.
Viajar en vehículo particular se ha convertido, para muchos, en la salida a un servicio de transporte público que está lejos de satisfacer sus necesidades.
Así, las calles metropolitanas se muestran cada vez más saturadas, y sortear las largas filas se ha convertido en el ejercicio por excelencia.
En 2014, el país alcanzó una flota vehicular de 1,25 millones de vehículos; un aumento sostenido de la tasa del 47,8% desde el 2003, según datos del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT).
De ese total, las motocicletas fueron el tipo de vehículos que más vio aumentado su tasa, pues para ese mismo periodo, por cada 1.000 habitantes, la flota de motos creció un 166%.
La implementación de rutas interurbanas en 2013, y años más atrás, en 2005, la activación del tren de pasajeros, fueron planteadas desde las esferas gubernamentales como una de las posibles rutas de escape a un congestionamiento vial que entraba al país.
Sin embargo, estas iniciativas solo han servido de muros temporales de contención, pues el problema se mantiene.
¿Cuándo tendrá entonces Costa Rica un sistema de transporte público eficiente?
¡Parada por favor!
En enero el Consejo de Transporte Público (CTP) elevó a seis el número de rutas interurbanas que operan en el casco metropolitano.
Pese a ello, su efectividad no ha quedado alejada de la crítica. El funcionamiento de las rutas se ha visto limitado por el mismo congestionamiento vial que afecta la capital y que repercute en los horarios y frecuencia con que los buses interlínea llegan a las paradas asignadas.
En un inicio, se estimó que los autobuses pasarían cada 15 minutos en hora pico. Ese tiempo se ha visto afectado hasta por un cuarto de tiempo más.
Además, la demanda de todas las rutas no ha sido la esperada. Una ruta como la de La Uruca-Escazú debió sufrir una modificación en su recorrido, pues reportó la menor cantidad de pasajeros transportados desde su puesta en marcha.
La interlínea de La Uruca-Escazú transportó 1.079 usuarios por día. Un 16% del total de usuarios transportados entre las tres primeras rutas en ejecución, según la información con que cuenta el CTP y que data de abril del 2014.
“Trabajamos en una revisión constante de los levantamientos de puntos conflictivos para poder llegar a realizar mejoras en el servicio. En este momento estamos valorando modificaciones en algunos tramos pequeños de recorrido”, comentó Aura Álvarez, directora técnica del Consejo.
Sin embargo, el CTP le seguirá apostando a la medida y valora la integración de otra interlínea más, en este caso entre Hatillo y Guadalupe. La entidad no precisó una fecha exacta de cuándo podría iniciar operaciones.
“Se espera que con la integración de otras rutas logremos una mejora en el servicio y hasta poder alcanzar un modelo todavía más integral y con un mayor aporte”, concluyó Álvarez.
Cuidado con el tren
Lo que inició con la reactivación del tren en el 2005 como la medida ideal para descongestionar la capital y ofrecer otro medio de transporte público, hoy no da abasto.
A febrero del 2015, el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) aseguraba que unos 3,5 millones de pasajeros se movilizan en tren al año, entre las rutas a Belén, Cartago, Heredia y la Urbana (que incluye puntos como Pavas, Contraloría y San Pedro).
Aún así la demanda no queda satisfecha.
Guillermo Santana, director de Incofer, es consciente de ello y señala la necesidad de aumentar la frecuencia de los trenes y mejorar su velocidad como parte del trabajo pendiente.
Además, se requiere la modernización de sus vagones, sus vías, y hasta incorporar nuevas rutas.
En este último punto, asegura que sí hay avances. El tren ya se prepara para conquistar la provincia de Alajuela y apunta a expandirse en Cartago para llegar hasta Paraíso.
“Usted me preguntará entonces que cómo vamos a hacer para cumplir con esas nuevas metas, yo le digo que imploramos por la aprobación en la Asamblea Legislativa del proyecto de Ley de Fortalecimiento del Incofer. Necesitamos de un marco jurídico apropiado para tener la capacidad de generar nuestros propios recursos y poder actuar”, clamó Santana.
Por su parte, al cabo de ocho años la institución vislumbra la puesta en marcha de lo que denominó un Sistema de Transporte Rápido de Pasajeros (TRP).
Una primera etapa, de cuatro que componen la obra, podría verse realizada hasta en los próximos tres o cuatro años.
La iniciativa permitiría llegar, una vez completada todas sus fases, a movilizar cerca de 15 millones de pasajeros; en una conexión continua entre los núcleos Alajuela-Aeropuerto y Cartago-Paraíso a través de San José.
Eso sí, este impulso no es nuevo; desde la administración Chinchilla Miranda se barajaba una idea en esta línea. En ese momento, la firma española Ineco propuso el proyecto.
Santana lo reconoce, pero afirma que esta última idea es mucho más completa, y con una mayor viabilidad para encontrar financiamiento que lo convierta en una realidad.
No se conoce aún de dónde provendría el dinero, pero se tiene claro que el proyecto devengaría una inversión cercana a los $1.400 millones.
La utilización de corredores viales ya existentes, como el jardín central de la autopista Florencia del Castillo, se enlista como una de las diferencias respecto de planes anteriores.
“Entiendase el tren rápido como una infraestructura nueva, con pasos de acceso restringido, lejos de accidentes, choques. Que el ferrocarril no interrumpa las vías normales, y pueda cumplir horarios”, detalló Santana.
El éxito del TRP dependerá, además, del grado de compenetración que el proyecto logre con otros esfuerzos, entiéndase por estos interlíneas o hasta un tranvía en el casco josefino, que ya fue considerado factible por la misma Municipalidad de San José.
“El tren no va a dejar a la gente en la esquina de la casa o de la oficina, se necesita de un complemento y ahí es donde se enlazan los demás elementos del transporte público”, afirmó.