Una de las medidas que promovieron las autoridades nacionales para evitar la propagación del COVID-19 fue incentivar la implementación del teletrabajo. Sin embargo, la realidad es que solo un 14,3% de los 2,06 millones de personas ocupadas ha podido implementar el teletrabajo en su empleo principal.
Así lo revelan datos de la sección especial sobre COVID-19 incluida en la más reciente Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) en julio del presente año. Además, ese apartado excluye servicio doméstico y pensionistas que viven en los hogares.
De las 296.079 personas con teletrabajo en Costa Rica, el 83,6% comenzó a aplicar esta modalidad producto de la pandemia de la COVID-19, según la Enaho. Los otros trabajadores (16,4%) ya la venían aplicando desde antes de la emergencia sanitaria.
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El porcentaje de personas ocupadas que se acogen a esta modalidad resulta “muy bajo”, comentó Nancy Brenes, senior de impuestos y legal de la firma Grant Thornton. Por lo que ese rubro puede estar justificado por razones como, por ejemplo, la existencia de muchos empleos en el país que aún no son teletrabajables.
Brenes y Daniel Valverde, socio especialista en derecho laboral de la firma Ecija, estiman que el teletrabajo en Costa Rica experimentará una tendencia al alza en los próximos años.
El coordinador de la Enaho, Eddy Madrigal, explicó el pasado 23 de noviembre que el teletrabajo es más frecuente entre las mujeres y personas con educación superior. Asimismo, la región Central es la que concentra a la mayoría de los teletrabajadores.
Razones
El “bajo” porcentaje de los ocupados que ha podido teletrabajar durante la pandemia de la COVID-19 podría justificarse con distintas razones.
Los dos especialistas consultados por EF coincidieron en que una de ellas es que en Costa Rica hay muchos puestos que no son teletrabajables, entre ellos los empleos de meseros, misceláneos o cajeros.
Brenes, de Grant Thornton, señaló que las posiciones que requieren trabajo de escritorio deberían adaptarse al cambio y habilitar la posibilidad de teletrabajo para sus colaboradores.
Otro de los motivos que puede incidir en que solo una “pequeña” parte de la población ocupada tenga acceso al teletrabajo es que la infraestructura tecnológica del país no esté 100% apta para ciertas labores teletrabajables.
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“Si uno tiene problemas o dificultades con el Internet en el Valle Central, tal vez en zonas más alejadas esa dificultad pueda ser aún mayor y eso impida que puestos que sean teletrabajables en este momento no lo estén siendo en zonas rurales”, mencionó Valverde.
Hay empresas que, a pesar de la pandemia, mantienen una resistencia a aplicar el teletrabajo entre sus colaboradores, pues continúan creyendo que la persona que implementa esta modalidad no hace el trabajo con la misma efectividad que si estuviera en presencialmente en la compañía, aún cuando —según el socio de Ecija— las estadísticas sobre la implementación de teletrabajo más bien “indican todo lo contrario”.
Brenes acotó que es un tema que no está suficientemente regulado, además que la Ley para Regular el Teletrabajo (9.738) exige que el patrono asuma el pago de la energía utilizada por el empleado, lo que eventualmente puede ocasionar que las empresas decidan no incorporar el teletrabajo.
“Proveer y garantizar el mantenimiento de los equipos, los programas, el valor de la energía determinado según la forma de mediación posible y acordada entre las partes y los viáticos, en caso de que las labores asignadas lo ameriten. La disposición anterior podrá ser variada en aquellos casos en que el empleado, por voluntad propia, solicite la posibilidad de realizar teletrabajo con su equipo personal y la persona empleadora acepte (...)”.
— Artículo 8, inciso a) de la Ley para Regular el Teletrabajo (9738)
Ante ese vacío, la especialista explicó que correspondería hacer una reforma a la ley o reglamentarla para establecer una fórmula para medir cuánta energía se utiliza para ejercer las labores durante el teletrabajo y cuánto se le va a reconocer.
El socio de Ecija manifestó que la cantidad de teletrabajadores en el país experimentó un “crecimiento explosivo” entre el 2019 y el 2020, mientras que en 2021 apenas registró un ligero aumento. “Va a haber una tendencia al alza. Ciertamente no va a ser como la del 2019 al 2020, donde la pandemia hizo que el crecimiento fuera explosivo”, dijo Valverde.
Brenes expresó que en “definitiva” el teletrabajo va a crecer más en el país, que llegó para quedarse y que cada vez serán más las posiciones laborales que pueden migrar a este modalidad.
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Perfil teletrabajador
El 51,7% (153.128) de las personas que realizan teletrabajo son mujeres, mientras que los hombres representan el 48,3% restante (142.951).
Además, por zona de residencia, la urbana es la que registra más concentración de personas que implementan el teletrabajo en Costa Rica. Los resultados de la Enaho 2021 arrojan que el 91% (268.287) de los trabajadores que tuvo acceso a esta modalidad habitan en esta zona.
Por región de planificación, la región Central es la que lidera con mayor cantidad de teletrabajadores, pues concentra al 88% (260.855) de las personas que acogieron dicha modalidad. Le siguen la Huetar Norte y la Pacífico Central.
En lo que respecta a la escolaridad, se observa que el teletrabajo es más frecuente entre las personas que poseen un mayor nivel académico, pues el 40,8% de la población ocupada, que cuenta con educación superior, implementa el teletrabajo en su empleo principal.
En cuanto a la cantidad de días en que las personas ocupadas realizan teletrabajo, la Enaho 2021 revela que el promedio nacional es de cuatro días por semana.