La administración Solís Rivera cerraría con un aumento presupuestario más importante que el reportado por los gobiernos de Óscar Arias y Laura Chinchilla.
Gran parte de este crecimiento (de casi un 38%, en términos reales en cuatro años) está explicado por los pagos relacionados con la deuda y los gastos obligatorios a entidades como el Ministerio de Educación Pública (MEP), y otras instituciones.
De resultar aprobado su presupuesto de ¢9,3 billones, Solís habría integrado en su administración 9.113 plazas nuevas (casi todas educadores y policías) y habría incrementado el gasto en remuneraciones básicas reales en un cuarto, casi tanto como lo hizo la administración Chinchilla.
Así se desprende de un análisis a los presupuestos globales autorizados del 2006, del 2010, del 2014 y el proyecto presupuestario del 2018, traídos a valor presente para visualizar la evolución del gasto gubernamental real de las tres últimas administraciones.
De esta forma, si el proyecto presupuestario del 2018 se aprueba, el gasto en el Gobierno Central del país se habría duplicado en estos 12 años, la cantidad de plazas habría crecido en un tercio y el gasto en remuneraciones habría aumentado 1,5 veces.
A partir de esas variaciones, Laura Chinchilla sería la presidenta con mayor contención en las autorizaciones de gasto reportadas en las tres últimas administraciones, mientras que Solís y Arias habrían mostrado incrementos mucho mayores.
Qué recibió, qué dejó
El proyecto presupuestario del Gobierno Central para el 2018 prevé un aumento interanual de un 3,2% en el gasto, explicado –en su extensa mayoría– por las obligaciones constitucionales y legales del Gobierno para las transferencias a Educación, al Patronato Nacional de la Infancia, el Poder Judicial y otras entidades.
“El gasto operativo y el gasto no ligado a algún tipo de obligación legal más bien decrece”, explicó a EF Martha Cubillo, viceministra de Egresos, quien asegura que el Ejecutivo ha realizado un esfuerzo de contención en el último proyecto de este gobierno que discutirá la Comisión de Hacendarios del Congreso.
Ese proyecto cierra el legado presupuestario de la administración de Solís: un 38% mayor del que recibió en el 2014.
En su gobierno, el gasto en el servicio de la deuda pública creció en casi la mitad. Hoy este rubro representa un tercio del total , lo que terminó estrujando los recursos de instituciones con poco peso presupuestario como el Ministerio de Vivienda o el Ministerio de Planificación, que en esta administración redujeron sus recursos en casi una carta parte. Empero, ese fenómeno no detuvo los aumentos presupuestarios que recibió la segunda partida más importante en el Presupuesto: la del MEP.
Por ejemplo, Solís decidió contratar 9.113 nuevos trabajadores, aumentando a un 6,8% el número de las 133.163 plazas que recibió. La mayoría de esas plazas creadas fueron de docentes (5.607 nuevos trabajadores) . Además, en su administración, el gasto en educación también creció en un 31%, mayor al aumento de Chinchilla.
El empujón de Arias Sánchez
Aunque el gasto total creció más en la administración de Solís, fue la de Óscar Arias la que empujó con mayor fuerza el presupuesto, si se descartan el pago de la deuda y los intereses.
Desde la perspectiva del gasto primario, la administración de Óscar Arias fue la que más hizo crecer el presupuesto del Gobierno Central. El gasto primario excluye el pago de intereses y de amortización, y es útil para analizar la evolución sin considerar los pagos relacionados con la carga financiera, que los gobiernos eventualmente podrían postergar aunque con consecuencias.
Entre el 2006 y el 2010, el gasto primario creció en un 76% en términos reales. Es una cifra mayor al crecimiento de un 32% de Solís y, por mucho, al aumento de un 20% de Chinchilla Miranda.
De hecho, la variación en el número de plazas y en remuneraciones ejemplifica parte del aumento presupuestario de Arias. Aunque, fundamentalmente, los incrementos en números de plazas de la administración Arias Sánchez se observaron en instituciones descentralizadas, dentro del Gobierno Central estas plazas aumentaron en un 18%, porcentaje que es casi el doble respecto a crecimientos que presentaron Chinchilla y Solís.
En su periodo el gasto en remuneraciones creció en casi la mitad, a diferencia de los gobiernos 2010-2014 y 2014-2018, donde solo aumentaron en un cuarto.
Sobre gastos polémicos
Solís cerraría su administración con buenos signos de contención en algunos gastos polémicos y pendientes para la próxima administración en otros.
Por ejemplo, el gasto en publicidad y propaganda en el Gobierno Central cayó hasta cifras similares a las que recibió Óscar Arias en su presupuesto del 2014. Solís y Chinchilla también lograron reducir los gastos en viajes en una décima parte, especialmente en viáticos dentro del país y en los gastos de transporte y viáticos en el exterior. Incluso, Solís logró disminuir el renglón de viajes al exterior en casi un cuarto con respecto a lo recibido.
No obstante, aumentos en gastos como los alquileres de edificios no se han detenido, y se triplicaron desde el 2006. Para el 2006 el gasto era de ¢9.800 millones, en el 2018 sería de ¢38.700 millones.