Estudios dan cuenta de que hay algunas rutas en Costa Rica donde los conductores de vehículos tardan hasta siete minutos en recorrer 100 metros de carretera. Esto ocurre a pesar de las inauguraciones y las ampliaciones de vías y, entre muchas posibles causas, podría relacionarse con un fenómeno sencillo: hay más vías y carriles, pero también hay más carros en ellas.
Los datos de cobro de marchamos dejan la situación en evidencia.
El Instituto Nacional de Seguros (INS) puso al cobro 1,56 millones de marchamos para esa misma cantidad de vehículos en 2020; pero este 2025 informó sobre un registro de 1,88 millones. Esta última cifra implica la existencia de un vehículo por cada dos costarricenses mayores de 18 años que se estiman en el país, según las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Los datos de 2025 además implican un crecimiento del 20,5% en los últimos cinco años. Sin embargo, el crecimiento se aceleró en el último año, en el que se sumaron más de 130.000 unidades (un 40%) de las 320.000 adicionales desde 2020.
Los datos coinciden con los del Registro Nacional, que hasta octubre pasado contabilizaba registrados poco menos de 2 millones de medios de transporte entre automóviles, vehículos de carga liviana y carga pesada, buses, microbuses, y otros tipos de equipos especiales; además de las casi 850.000 motocicletas que engrosan los números generales.
Múltiples motivos
El aumento de la flota vehicular coincide con una caída en los precios de los vehículos.
Según el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide el INEC, los precios de los vehículos nuevos y de las motocicletas han caído un 22,4%% y un 20,7%%, respectivamente, desde junio de 2022.
Ante una consulta de EF, el INEC explicó que obtiene los precios de los vehículos nuevos a partir de consultas directas a agencias automovilísticas, sobre carros con características específicas de cilindrada, cantidad de puertas, tipo de transmisión, tipo de combustible, entre otros.
En el caso de las motocicletas, aclaró, los datos también se recogen mes a mes, tomando en cuenta modelos deportivos, de trabajo y de doble propósito; utilizando criterios similares.
“En ambos artículos, se consultan precios de venta al consumidor minorista final, incluyendo todos los impuestos aplicables, así como los descuentos, siempre y cuando sean temporales y de aplicación para cualquier cliente (no discriminatorios) (...) Todos los meses se consultan los precios de exactamente los mismos vehículos y motocicletas, es decir, con las mismas características de los consultados el mes anterior; para asegurar la comparabilidad de precios”, agregó la entidad.
El fenómeno de la caída de los precios de vehículos y motocicletas también coincide con otro fenómeno que afecta a toda la economía, y que reduce el precio de los bienes importados como los carros: el comportamiento del tipo de cambio.
En este campo, el colón se ha apreciado un 27% frente al dólar desde junio de 2022, según el tipo de cambio promedio en el Monex registrado por el Banco Central (BCCR) hasta el cierre de la primera semana de diciembre.
El economista Gerardo Corrales definió la caída de los precios de los carros nuevos como “una locura” en una reciente entrevista en el programa Hablando Claro, transmitido por radio Columbia; en la que tradujo la caída del dólar como una especie de reducción indirecta del precio de los vehículos.
“La venta de carros nuevos está creciendo por año casi un 20%, porque el tipo de cambio bajó más de un 25% y eso es como si hubieran quitado un impuesto, y ahora los carros, como vienen en dólares, fueran un 25% más baratos”, describió.
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El dinamismo en el sector también lo confirmó desde la primera mitad de este año la Asociación de Importadores de Vehículos y Maquinaria (Aivema), cuyo director ejecutivo, Carlos Aguilar, calificó la última edición de Expomóvil como la más exitosa de la historia. Según informó la entidad, el evento recibió a 77.500 visitantes; un 72% más que en el año pasado.
Por entonces, otros actores del sector también apuntaron hacia otro factor que aumentó el dinamismo de los últimos meses. Según dijeron, la pandemia de covid-19 hizo que muchas personas detuvieran su intención de compra entre 2019 y 2022; pero la retomaron a partir de ese momento.
En múltiples campos de la economía se ha hablado de este fenómeno como un efecto “rebote”; es decir, crecimientos más acelerados de indicadores que cayeron por la emergencia sanitaria y que luego subieron a un mayor ritmo del usual, conforme se recuperaron.
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Carros eléctricos baratos
Además de la caída en los precios de los vehículos en general por la apreciación del colón, también inciden otros factores. Uno de ellos es el boom de los autos eléctricos, cuya oferta ha aumentado de la mano de incentivos fiscales para su comercialización.
Los beneficios para impulsar al sector iniciaron desde 2018; sin embargo, se ampliaron a partir de entonces y siguen vigentes, por medio de un proyecto de ley con efectos para los próximos 12 años.
Entre otros beneficios, se plantearon exoneraciones del impuesto selectivo de consumo para los autos eléctricos de hasta un 100% entre 2023 y 2025; y tarifas reducidas del tributo para los años siguientes.
Solo ese gravamen, han explicado especialistas, representaba un 30% del valor del vehículo.
Asimismo, se estableció una tarifa reducida del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que empezaría en un 1% en 2023, pero subiría 1 punto porcentual cada año hasta alcanzar el 13% regular en 2045; así como exoneraciones parciales del impuesto a la propiedad de vehículos durante los primeros cinco años de la ley; es decir, hasta 2028.
Según un estudio publicado en septiembre pasado por la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), Costa Rica es el tercer país con más carros eléctricos de América Latina por detrás de Brasil y de México, con más de 17.900 hasta el primer semestre del año. Asimismo, el mismo documento indicó que el país es el que más autos de este tipo tiene por cada 10.000 habitantes (34,3), por encima de Uruguay (17,4) y Brasil (7), que le siguen de lejos en las proporciones.
Según el economista Corrales, todos estos factores permiten comprender por qué las personas sienten que hay más carros en las carreteras. “La infraestructura no está creciendo en la misma proporción y entonces lo que estamos teniendo son cuellos de botella”, subrayó.