Tener de cerca los alpes suizos, disfrutar de la cerveza alemana, la comida italiana o admirar la arquitectura de los castillos europeos son metas que muchas personas extranjeras quieren realizar como residentes o naturalizados en el viejo continente.
En cuanto una persona se muda a Europa y decide establecerse allí, una serie de impuestos empiezan a correr. Entre esas obligaciones está el impuesto eclesiástico que se destina a la Iglesia.
Alemania, Suiza, Dinamarca, Finlandia, Austria, Italia, Islandia y Suecia cobran dicho tributo a los feligreses que están inscritos a una congregación o bautizados (utilizado como método de registro). La apostasía es la opción para librarse del pago.
La iglesia católica y la iglesia protestante de cada país son los principales destinatarios de la recaudación del impuesto porque son los que tienen mayor cantidad de creyentes en estos territorios. En España y Portugal es optativo el pago.
El tributo no es una donación que posteriormente se descuenta al impuesto. Es una financiación directa de la Iglesia en la que el Estado dicta la tasa.
Algunas personas consideran la obligación como el diezmo mencionado en el Antiguo Testamento (10% de sus ingresos) de la Biblia, pero no en todos los países la tasa cubre ese monto, ya que parten desde el 0,8% y supera el 20% de la proporción sobre la renta.
Impuesto por país
Cada país tiene reglamentado hacia qué iglesia se dirigirá lo recaudado. Es decir, puede destinarse a dos o más denominaciones distintas, o solamente una.
Las personas que quieren vivir en Alemania deben empadronarse por medio del formulario Anmeldung, donde le consultan la religión que profesa. Las reglas de impuestos de este país son las más conocidas.
Alemania
Las leyes alemanas nombran al impuesto eclesiástico y se conocen como Kirchensteuergesetz. Actualmente por el tributo se paga una tasa entre un 8% y 9% que varía según la región de residencia.
De acuerdo con Pew Research Center, en la mayoría de estados aplica un 9% de impuesto excepto en Baviera y Baden-Württemberg, que se establece en un 8%.
Este tributo se recauda automáticamente junto al correspondiente de renta.
Las personas que deben pagarlo son los “miembros de las iglesias católica y protestante, además de miembros de algunos grupos judíos y grupos humanistas. Otras organizaciones religiosas registradas, incluidas las que representan a los menonitas, los testigos de Jehová y un grupo musulmán, también tienen permiso legal para recaudar el impuesto, pero no lo hacen”, informó Pew Research Center (PRC).
Según un reciente estudio del Instituto de la Economía Alemania de Colonia (IW), en el 2022 la Iglesia católica alemana recaudó €6.800 millones y la protestante €6.100 millones.
Las actas de bautismo de la Iglesia católica están registradas de manera global, por lo cual no es necesario que la persona que profesa esa fe se inscriba en algún sitio. En el caso de los protestantes, la información se declara por medio del anmeldung y a través de la afiliación a la congregación a la que asiste.
Austria
El mismo método de Alemania se replica en Austria. La diferencia es que el impuesto es de un 1%.
Todos los grupos religiosos pueden aplicar el impuesto, aunque solamente lo utilizan la iglesia protestante y la católica.
Por lo general los estudiantes, desempleados, jubilados y personas de escasos recursos no están obligados al pago. Esto aplica en Austria y en todos los demás países.
Suiza
El monto de tributo varía según la región; están exentos los ciudadanos de Ginebra y Neuchâtel.
“En la capital suiza, Berna, por ejemplo, es el 20,7% del impuesto sobre la renta para los católicos y el 18,4% del impuesto sobre la renta para los protestantes”, indicó PRC.
La recaudación en estos países europeos se dirige principalmente a las iglesias de corte cristiano.
“La determinación de la afiliación religiosa es parte del proceso de registro ante las autoridades municipales. Las personas sin denominación religiosa o miembros de iglesias distintas de las oficiales suizas (musulmanes, judíos, miembros de la iglesia anglosajona, por ejemplo) no están sujetos al impuesto eclesiástico cantonal”, detalló PRC.
Dinamarca
En Dinamarca el tributo se llama kirkeskat y deben pagarlo los miembros de la iglesia nacional danesa.
La tasa varía según el estado en el que habite el ciudadano y tiene variaciones. Puede establecerse entre un 0,7% y 1,3%.
Finlandia
Los miembros de las iglesias evangélica luterana, ortodoxa, evangélica luterana alemana y olaus petri tienen que pagar el tributo por impuesto eclesiástico. El tributo oscila entre un 1% y 2%.
Para evitar el pago los finlandeses deben presentar una declaración escrita a la iglesia o hacerlo a través de un sitio web.
Suecia
El tributo es obligatorio para los “miembros de la Iglesia de Suecia. Los miembros de otros 15 grupos, incluida la iglesia católica y las organizaciones musulmanas, pueden participar en un sistema de pago paralelo conocido como avgift till trossamfund (pago a las comunidades religiosas)”, según PRC.
Italia e Islandia
En Italia no se da un impuesto eclesiástico como tal. En este país el Gobierno aplica el otto per mille que radica en un 0,8% que se extrae automáticamente de los ingresos del impuesto sobre la renta.
Los contribuyentes italianos eligen a qué organización religiosa quieren que se gire ese porcentaje tomado de los impuestos. Las personas que no eligen organización se agregan al grupo más amplio de otto per mille.
Caso similar pasa en Islandia, país donde el Gobierno extrae el monto de los ingresos totales por impuestos sobre la renta cobrados a miembros de la iglesia evangélica luterana de Islandia y más grupos religiosos. La tarifa se conoce como sóknargjöld.
“Todos los residentes islandeses se agregan automáticamente a la lista de Sóknargjöld a los 16 años y se asignan al grupo religioso de sus padres a menos que cambien a otra afiliación. La tarifa de los islandeses que se declaran sin afiliación religiosa se asigna al tesoro nacional”, según PRC.