El sector de la construcción es uno de los principales motores de la economía nacional, sin embargo, para este 2018 enfrenta grandes retos. Durante el 2017 los proyectos constructivos experimentaron una desaceleración del 13%, un importante decrecimiento si se comparan los incrementos anuales que presentó desde el 2012.
La disminución en el número de obras como construcción, ampliación y reparación se dio a nivel nacional, principalmente en San José donde se reportó una baja del 23%, seguida de Alajuela con 14%.
Estos datos se desprenden del reporte anual Estadísticas de la Construcción del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), que analiza los permisos de construcción que extienden las municipalidades luego de que se han aprobado y cancelado los derechos que exige la ley.
Uno de los elementos que pudo contribuir con este panorama fue el poco apetito que presentaron los consumidores por los préstamos y la alza de las tasas de interés, lo que generó una desaceleración de la cartera de créditos a partir de mayo de 2017.
Para el 2018 los principales condicionantes del sector son el déficit fiscal, que a febrero del 2018 se contabilizaba en 1% del Producto Interno Bruto, y el cambio de gobierno, según apunta el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA).
A pesar de las dificultades que se han presentado durante los últimos meses, el terreno se allanó durante el primer bimestre de este año. La intención de metros de construcción que registró el CFIA durante enero y febrero del 2018, presentó un mayor dinamismo que en los mismos periodos del 2016 y 2017.
Contracción
Durante el 2017 el sector experimentó un decrecimiento no visto en los últimos cinco años. El número de obras - es decir construcción, reparación y ampliación- disminuyó 13% con respecto al 2016. El año anterior se reportaron 30.507 obras y hace dos años la cifra era de 34.909.
Si se analizan ambos periodos, pero por tipo de proyectos, la desaceleración también es evidente. Las construcciones nuevas y las ampliaciones tuvieron una caída del 14%, seguidas de las reparaciones que sufrieron una contracción del 4%.
La caída se dio a nivel nacional aunque con diferentes matices por provincia. Las zonas que tuvieron más impacto son aquellas que concentran mayor cantidad de actividades económicas o turísticas del país.
San José tuvo una disminución en las construcciones del 25,57%, seguida de Alajuela con 15,27% y Guanacaste con 9,56%. Sin embargo, en el caso de Limón, provincia en la que tradicionalmente se invierte menos, la desaceleración fue tan solo del 2% con respecto al 2016.
Las construcciones residenciales no escaparon a esta situación y presentaron una baja del 17%. Desde el 2012 este tipo de proyectos mostraban un dinamismo que alcanzó su punto máximo en 2014 cuando las edificaciones de viviendas y apartamentos crecieron 12%.
La caída del sector cobra importancia cuando se analiza el aporte a la economía nacional. En el 2017 la contribución del sector fue de ¢1,3 billones al PIB y solo este campo representó, durante ese mismo año, el 4% de aporte a la producción nacional.
Causas
Randall Murillo, director ejecutivo de la Cámara de la Construcción, aseguró que el sector no enfrenta una crisis, aunque sí presenta una caída.
Algunas de las causas que repercutieron en esta contracción son la presión en las tasas de interés y la baja en el otorgamiento de créditos en dólares, que a criterio de Murillo ofrecía mayores posibilidades de endeudamiento a los consumidores.
Desde mayo del 2017 los créditos se desaceleraron ante la menor demanda de los consumidores. El alza en las tasas de interés (en moneda nacional) encareció los préstamos, mientras que el alza del dólar que se generó en mayo -cuando casi alcanza los ¢600- generó que los consumidores optaran por posponer sus decisiones de financiamiento.
Esta situación impactó a la banca pública y privada y generó el encarecimiento de los créditos de vivienda principalmente. Sin duda, este panorama económico fue una de las principales causas de la desaceleración, ya que el sector es altamente dependiente de la oferta bancaria y el financiamiento.
Murillo afirmó que la tramitomanía también impactó al sector, ya que durante la presente administración hubo un retroceso en este tema, lo que generó que algunos proyectos se estancaran o que los desarrolladores desistieran.
Un ejemplo de las trabas que se han dado durante este Gobierno fue la Matriz Genérica de Protección de Acuíferos implementada por el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas de Riego y Avenamiento (Senara), que entró a regir en octubre del año anterior. El requisito aún no dispone de reglas claras y que exige la contratación de costosos estudios hidrogeológicos -que podrían oscilar entre los $5.000 y los $100.000- para procesos constructivos.
La puesta en marcha de la matriz ha generado incomodidades en el sector, el Director Ejecutivo de la Cámara de la Construcción, comentó a EF que este requisito está en pausa tras una medida cautelar que impuso la Presidencia de la República y un periodo de moratoria que impuso la junta directiva del Senara.
Retos del 2018
¿Qué le espera al sector al 2018? A pesar del difícil panorama de los últimos meses, el CFIA registró un dinamismo en la intención de metros de construcción, proceso que se hace previo al trámite de los permisos.
Para enero y febrero la institución registró un crecimiento del 14% al reportar con respecto a los mismos meses de 2017.
Las cifras que contrastan con el decrecimiento del 9,86% que se dio durante el mismo periodo en el 2016, cuando se reportaron 1.548.876 metros cuadrados de intención de construcción.
Aunque el sector presenta una mejora durante los primeros dos meses del año, aún no se puede saber con certeza si esta condición será sostenible durante el resto del año.