Las finanzas del Sistema Nacional de Radio y Televisión (Sinart) están plagadas de números rojos. Los estados financieros de la institución han sido históricamente deficitarios; sin embargo, la situación empeoró en los últimos meses, producto de una menor disponibilidad de transferencias del gobierno y de una caída de los ingresos comerciales del 28% hasta el tercer trimestre de este 2024.
Según Fernando Sandí, presidente del Sistema, el Sinart “es una institución que está enferma“. Así lo aseguró el 10 de octubre pasado, cuando visitó la Asamblea Legislativa para acudir a la Comisión de Ciencia, Tecnología y Educación. En ese mismo foro también atribuyó la crisis de la institución a una problema que ”se ha venido gestando desde hace más de una década”. Según dijo, a la empresa solo “se le ha dado oxígeno” para que siga existiendo, pero sin una ruta clara para hacerla realmente competitiva y autosuficiente.
Para atender el desajuste entre ingresos y gastos, el Sinart había iniciado un proceso de reestructuración interna desde 2020, el cual incluyó un programa de despidos y movilidad laboral. Sin embargo, quedó a medias y nunca se alcanzó el ansiado equilibrio.
Junto con otros esfuerzos, los gastos de la institución continuaron disminuyendo; pero los ingresos operativos han caído dramáticamente este 2024. Esta es una realidad en la que influyeron múltiples factores; entre ellos, el fallido intento del Poder Ejecutivo de concentrar el manejo de la pauta de instituciones públicas a través de la agencia de publicidad del conglomerado.
¿Cuán delicada es la situación del Sinart? EF analizó las finanzas de la institución y le explica.
Desajuste reciente
El Sinart ha sido una empresa estatal históricamente deficitaria. Incluso en los años en los cuales ha tenido un balance positivo entre ingresos y gastos, una porción importante del dinero que recibe (entre el 20% y el 35% de ellos en los últimos 10 años) han devenido de transferencias del Gobierno Central.
La situación de la institución se agravó en los últimos meses. A pesar de que logró reducir sensiblemente sus gastos operativos y administrativos en este 2024, que hasta septiembre alcanzaban un 73,6% del monto registrado en el mismo momento del año pasado; sus ingresos netos por servicios también mermaron a un ritmo significativo, alcanzando apenas un 72,1% de lo acumulado en el mismo período de 2024.
¿Cuál fue el origen del agujero en los ingresos? La agencia de publicidad y las ventas comerciales experimentaron caídas de hasta un 89% y un 70% en sus ingresos hasta el tercer trimestre del año.
Ambos fueron los principales medios de ingresos del Sinart en el año pasado, solo superados por las transferencias del gobierno también, que hasta septiembre pasado también habían disminuido en un 8% en la comparación interanual.
El presidente del Sinart, Fernando Sandí, explicó la situación desde la primera mitad de este año. En una carta enviada a la diputada presidenta de la Comisión de Asuntos Hacendarios, Paulina Ramírez, señaló que la institución registraba una menor entrada de dineros estatales, de la pauta que obligatoriamente le deben redirigir las instituciones públicas a la entidad (al menos un 10%) y que la agencia de publicidad no estaba capturando la misma cantidad de recursos que en años recientes.
Este último brazo del Sistema llegó facturar ¢925,5 millones en todo 2023, pero hasta septiembre de este 2024 solo había concretado ventas por ¢79,7 millones (menos de una undécima parte).
La agencia de publicidad del Sinart estuvo inmersa en escándalos recientemente, cuando el Gobierno de la República buscó incidir para que diversas instituciones del Estado le cedieran a ella el control de su pauta publicitaria. Entre otras consecuencias, la Contraloría General de la República (CGR) terminó ordenando el finiquito de varios contratos por cientos de millones de colones, por incumplir requisitos básicos en su formulación, incluidos los estudios de mercado en algunos casos.
La carta de Sandí a la diputada Paulina Ramírez, de Hacendarios, coincidió con la discusión en el Congreso de una solicitud presupuestaria por ¢938 millones por parte del Sinart para reducir su planilla en 78 funcionarios, correspondientes al 36% de su personal, y para pagar por dos litigios desfavorables frente exfuncionarios en la vía judicial.
El presupuesto fue aprobado por el Congreso desde mayo pasado; sin embargo, luego tuvo que pasar por el refrendo de la Contraloría General, que recién llegó hasta el 20 de septiembre pasado, según informó el portal de Trece Noticias del propio conglomerado público de medios.
En tanto, la situación financiera del Sinart continuó deteriorándose y este 18 de noviembre, la Asamblea Legislativa aprobó un nuevo presupuesto extraordinario en favor de la institución, por ¢381 millones, para que pueda pagar obligaciones salariales y aguinaldos en lo que resta del año.
Según dijo el jerarca de la institución, meses atrás, la disminución de personal se concentraría en plazas de secretarias, personal de la agencia de publicidad y de prensa, algunos puestos administrativos, de servicios de mantenimiento y choferes que, se estimó, podrían contratarse por otros medios a menor costo.
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Cambio de modelo
La situación del Sinart genera tensiones en el Gobierno, aunque no ha acaparado grandes reflectores.
Jorge Rodríguez, exministro de Comunicación y actual ministro de Cultura, recién dijo el 8 de octubre que el Gobierno deberá “tomar alguna decisión en algún futuro cercano" sobre el Sistema, pues se trata de una empresa excesivamente costosa. Asimismo, señaló que “muchísimas veces" se ha recomendado a la institución que aplique un cambio de su modelo de negocios.
Rodríguez respondió de esa forma ante una consulta de la diputada oficialista Ada Acuña, en la Comisión de Asuntos Hacendarios; quien le preguntó cuánto dinero usaría en 2024 el MCJ para apoyar al Sinart. “Nosotros no podemos dar más de lo que ya hemos dado”, aseguró en esa línea.
Por el momento, el Sistema Nacional de Radio y Televisión camina entre la niebla.
En su carta a la diputada Paulina Ramírez, el 19 de abril, Sandí proyectó el peor escenario si no se actuaba en el corto plazo. “Se puede dar una quiebra técnica”, redactó; aunque para ese momento todavía no había recibido el dinero para la reestructuración de la planilla.
Seis meses más tarde, de nuevo en el Congreso, mencionó otros problemas de la institución. Entre ellos, dijo que el Sistema debe realizar inversiones en infraestructura y tecnología por unos ¢500 millones anuales en los próximos cinco años para afrontar su rezago tecnológico; y que, en términos de recursos humanos, se ha identificado que una tercera parte de la planilla de la institución no está formada adecuadamente (tienen escolaridad de secundaria incompleta o menos).
“Pretender la supervivencia del Sinart, bajo las condiciones actuales es ilusorio“, manifestó a los legisladores, a quienes pidió hacer ”un análisis profundo del rol del Sinart en la Costa Rica del futuro".
Según Sandí, el Sinart necesita recursos sostenibles para no estar sujeta a “los vaivenes” de las fuerzas políticas y económicas de turno. Además, recordó que las leyes ponen sobre el Sistema una serie de funciones sociales de peso, pero que en algunas ocasiones limitan su capacidad de ser más rentable. “No se puede hablar de cambiar el modelo de negocio, sino de cambiar el modelo de financiación", observó, casi como una respuesta a las palabras del ministro Rodríguez.
EF solicitó un criterio sobre la situación del Sinart a la Presidencia de la República. También se le cuestionó si existe una ruta para atenderla. No obstante, no se recibió una respuesta hasta el cierre de esta edición.
Según su ley fundadora, el Sistema es una empresa pública, cuyas acciones pertenecen íntegramente al Estado de forma intransferible. Además, su asamblea de accionistas es el Consejo de Gobierno. Su capital social es de ¢1.650,4 millones, entre capital inicial, inmuebles y otros. En su ley fundadora, se le encomendó se ofrecer “programas culturales, musicales, artísticos y deportivos, así como todos aquellos de interés académico, social, político y económico”.