En sus conferencias de prensa y apariciones públicas, el presidente Rodrigo Chaves Robles siempre se dirige a una “señora de Purral”. Dice que quiere hablar de modo que ella lo comprenda, y no se cansa de pronunciar refranes y frases hechas para generar empatía con el público, o al menos una buena parte de este. No conocemos esa “señora de Purral” y quizás el presidente tampoco, pero es el arquetipo perfecto que él eligió para nombrar a ese sector de la población con el que busca, y por ahora parece que consigue, conectar.
Una reciente encuesta realizada por el Observatorio de Desarrollo de la Universidad de Costa Rica (OdD-UCR) determinó que hasta un 70% de la población aprueba la gestión del mandatario durante sus primeros días en Zapote: un período marcado por decretos de los cuales se conocen pocos resultados todavía y un discurso encendido en contra de sus críticos, opositores y contrapesos.
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El estudio se realizó entre el 11 y el 20 de julio, abarcó 518 entrevistas telefónicas y su margen de error se estimó en 4,3 puntos porcentuales.
Chaves le habla calibrada y encendidamente a un sector de la población que ve en él a un outsider de la política tradicional, a pesar de que fue ministro de Hacienda de Carlos Alvarado por seis meses. También están quienes le agradecen el nuevo tono con el que ha impregnado la Presidencia: un discurso con acento de indignación, señalamientos y, sobre todo, promesas de cambio.
La “señora de Purral” seguramnte no tiene tiempo para explicaciones técnicas, pero sí vive problemas de años. No está interesada en los nombres extensos de las leyes a los que Chaves siempre tacha de confusos, pero puede relacionarse con ese tono del presidente, lleno de disconformidades y anuncios de novedades. “Chaves le habla a un sector decepcionado, que se siente desatendido, y le convence de que ahora sí se va a lograr todo”, afirmó el académico Carlos Murillo.
La retórica del presidente Chaves es tan efectiva que algún sector de la población le aplaude por tareas que todavía no concreta.
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Un 7,3% de las personas encuestadas por el OdD-UCR contestó que la mejor decisión del nuevo gobernante hasta ahora fue el manejo de la emergencia provocada por la tormenta Bonnie y el restablecimiento de puentes que quedaron destruidos. Los puentes, sin embargo, siguen pendientes de instalación en San Carlos, a pesar de que el presidente afirmó que habría “consecuencias” si no quedaban listos en una semana.
Otro 4,9% de los encuestados le aplaudió a Chaves por bajar el precio del arroz. Pero los precios de ese producto han crecido un 14,5% en el último año con la crisis inflacionaria internacional.
Pese a ello, Chaves cierra sus primeros 100 días de gobierno con su popularidad a tope y con un discurso confrontativo del que sale airoso.
Para bien y para mal: confrontación
Una buena forma de ganar popularidad es distinguirse de otros: dividir y presentarse como alguien diligente, cuya voluntad basta para solucionar problemas nacionales. Rodrigo Chaves ha impregnado su mandato de ese estilo. Su discurso confrontativo y polarizante con sus opositores y sus críticos ha sido la constante.
Durante sus primeros 100 días, con ese tono poco común en jefes de Estado costarricenses, Rodrigo Chaves irrumpió sorpresivamente en la Fiscalía tras conocer la existencia de investigaciones judiciales en su contra (16 de julio); le pidió a los magistrados que no se prestaran a “intereses canallas” de denunciantes cuando realizó su visita de cortesía a la Corte Suprema de Justicia (20 de junio); le pidió a los diputados que dejaran de “jugar chapitas” cuando les solicitó aprobar sin mayor dilación el permiso para emitir $6.000 millones de deuda externa (25 de julio); y comparó a los medios de comunicación con una “fauna” en la que hay de todo, incluso “ratas”, en una conferencia en Casa Presidencial (4 de agosto).
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A los “canallas”, los que “juegan chapitas” y las “ratas”, los ha caracterizado como otros: una polarización discursiva que, según el comunicador y doctor en estudios culturales, Carlos Sandoval, busca anular otros puntos de vista.
“Su patrón discursivo es la descalificación del otro y es así porque, en un contexto de polarización extrema, se busca anular a los que son diferentes, ya sean Poderes de la República, medios de comunicación u otras instituciones”, explicó.
Desde su punto de vista, el discurso de Chaves combina populismo con autoritarismo, y esa mezcla le gusta a una parte de la población que está hastiada y que ve con buenos ojos los desplantes a la institucionalidad.
La situación, aseguró el especialista, se parece a los fenómenos de “radicalización” que ya se han visto en otras partes del mundo; por ejemplo, los casos de Jair Bolsonaro, en Brasil; Donald Trump, en Estados Unidos; o Narendra Modi, en India, entre otros.
Algunas características de líderes populistas no son difíciles de enumerar: suelen ser mandatarios de promesa fácil: prometen sin explicar con profundidad cómo harán aquello que ofrecen; utilizan lenguaje divisorio; tratan de plantear opciones binarias: “o es una cosa u otra”; tratan de apropiarse de la corrección, la moralidad, la justicia, el crecimiento y la honestidad como características suyas (y de nadie más); y a veces suelen inflamar sus figuras para ubicarse por encima de instituciones democráticas. Con frecuencia, además, los populistas crean movimientos políticos centrados alrededor de su persona.
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La popularidad de Chaves es evidente por el momento, pero su tono podría implicarle obstáculos futuros. En una reciente entrevista con Noticias Repretel, la expresidenta Laura Chinchilla consideró que al gobierno “se la ha ido mucha energía” en su retórica y que su tono “tiende a hacer más difíciles los procesos de encuentro, de convergencia, de diálogo y negociación”. Esa negociación no ha sido urgente hasta ahora para el presidente, pero siempre termina siéndola para cualquier gobernante.
“La agenda que este gobierno traía, sobre todo en materia de estructura de los precios y en materia de agilización de toma de decisiones en el sector público, es una agenda valiosísima; pero siento que toda la energía ha sido más puesta en una retórica por lo demás contraproducente y mucho menos en la concreción de acciones”, subrayó la expresidenta, politóloga de formación, consultada por Repretel sobre su análisis de los primeros 100 días del nuevo gobierno.
La imagen de Chaves, sin embargo, está en pleno auge en la actualidad y parece que seguirá de esa forma en el corto plazo, mientras las fuerzas de oposición política ven al nuevo mandatario con recelo.
El presidente legislativo Rodrigo Arias reconoció en una reciente entrevista con EF que la oposición ve a Chaves como un presidente que en estos primeros meses “ha hecho cosas para mantener su base electoral” y que “eso se siente en el ambiente”, que parece apagado. “Pero la Asamblea ya tendrá su momento”, matizó. Esas son las palabras de un congresista actual, pero también las de un político de varias décadas de trayectoria en Liberación Nacional.
La cautela en la oposición es comprensible. El presidente es popular y su reacción a la crítica, duda u oposición es implacable y pública. El nuevo mandatario y su gabinete incluso han coqueteado con el escarnio público en las conferencias de prensa de los miércoles, horario estelar que la página oficial de Casa Presidencial, en sus distintas redes sociales, suele anunciar con la frase: “¿Saben qué? Mañana hay conferencia de prensa”.
“Los actores susceptibles a la descalificación (del presidente) se sienten disminuidos y en una posición débil”, explicó Sandoval, “y esta polarización encuentra un país dividido, con una especie de pesimismo que ve bien las actitudes de un presidente que no dialoga sino descalifica”, subrayó.
“Populismo muy particular”
Carlos Murillo, el doctor en gobierno y políticas públicas que dirige el Observatorio de Desarrollo de la UCR que realizó la reciente encuesta sobre la popularidad de Chaves, considera que su fortaleza radica en una mezcla de varios factores. Entre ellos, citó esa visión “gerencial” que ha instaurado de sí mismo –mostrándose como alguien que busca concretar acciones en el corto plazo y que reclama a quienes se oponen a sus trámites. También mencionó su estrategia de comunicación, que traslada a un sector de la población disconforme o enojado un mensaje a su medida.
“Tiene un estilo de populismo particular. Él le habla a la gente en el tono en que quiere que le hablen y por eso es que vemos la ‘señora de Purral’ en todas las conferencias de prensa”, explicó. “Él se muestra como parte del pueblo aunque no lo sea, y eso a la gente le está gustando”, subrayó.
A eso se suma una maquinaria de comunicación que es cuidadosamente planificada. Las conferencias de prensa posteriores al Consejo de Gobierno se han convertido en una puesta en escena para la retórica de un gobernante, que se siente cómodo debajo de los reflectores y que tiene habilidad para posicionar sus mensajes con fuerza.
“Las conferencias de prensa demuestran que el discurso es preparado”, apuntó Murillo. “En las transmisiones se dice algo e inmediatamente el cintillo se actualiza con lo que dice el presidente. Hay una planificación que no se dirige a los medios, sino a la gente directamente. Eso se complementa con el trabajo en redes sociales, que hace que todo se vuelva viral en minutos”, detalló.
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La otra cara de la moneda
Algunos psicólogos clínicos sostienen que el estado de enamoramiento suele durar entre seis meses y dos años, que se relaciona con un instinto de supervivencia de las personas y que permite la idealización sobre la imagen del ser amado. Todo eso lo mencionó el psicólogo y autor Walter Riso al periódico español El País, en una nota de 2010. Pero el enamoramiento merma eventualmente, advierte la ciencia, y sus efectos también.
Algo similar ocurre con los nuevos mandatarios, que suelen disfrutar de un período al que comúnmente se le conoce como “luna de miel”, en el que electores y oposición suelen tratarles con más benevolencia.
Otro presidente que arrancó con un discurso encendido y altas expectativas fue el de Luis Guillermo Solís, en 2014. Por aquel entonces, decía que estaba recibiendo una “finca encharralada” por el bipartidismo de Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana (PUSC), con una promesa de cambio que muchos sienten jamás concretó en la forma en que muchos esperaban y su popularidad decayó paulatinamente. El expresidente, sin embargo, tenía un tono distinto. Moderó su discurso con el paso del tiempo y su crítica la centró en los partidos tradicionales, no en otros sectores como la prensa, grupos empresariales y autoridades públicas, como hoy hace Chaves. ¿Qué tan diferente será la historia de su popularidad?, solo el tiempo dirá.
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Chaves promete otro cambio. Uno distinto. Uno más. Con una población más sedienta, que sale de una pandemia poco a poco y que trata de reactivar su economía en un mar de inflación de doble dígito, el más alto desde 2009. Ahora mismo el escrutinio de la población sobre lo prometido por Chaves es realmente exiguo, pero seguramente crecerá conforme pasen las semanas. Es inevitable.
El 2 de julio pasado, por ejemplo, el presidente afirmó que habría “consecuencias” si no se restauraban dos puentes afectados por la tormenta tropical Bonnie en menos de una semana. Pero dichas estructuras siguen sin habilitarse y el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) dijo recientemente que ambas estructuras podrían estar, si acaso, a finales de agosto. Dicho incumplimiento es menor y de él apenas se habla, pero habrá que analizar más adelante qué ocurre con otras promesas de fondo que podrían encontrar dificultades, como reducir el costo de la vida, ponerle freno a las complejidades burocráticas y eliminar las pensiones de lujo, entre otras cuestiones.
El peso sobre Chaves, además, será más fuerte por tratarse de un presidente que disfruta de su protagonismo, que resultó electo por un partido político carente de estructuras reales y que se ha responsabilizado completamente por la selección de cada unos de sus jerarcas. A centrado su gobierno en su figura, para bien y para mal.
¿Sabe jugar el ajedrez?
Más pronto que tarde, también, llegará el momento en que Chaves tenga que negociar con otras fuerzas políticas, incluso a las que critica con más fuerza. Así será cuando quiera impulsar con más fuerza sus reformas estructurales prometidas.
Ya Rodrigo Arias afirmó considerar que el presidente “se apartó del principio de respeto entre poderes” y que su tono fue “desafortunado e inconveniente”, cuando Chaves llamó a los diputados a no jugar “chapitas” y a aprobar sin más dilación el plan que impulsa el Ejecutivo para emitir $6.000 millones en títulos de deuda externa. Ese pulso por el endeudamiento externo sigue en marcha y es apenas el primero que desarrolla el Ejecutivo en el Congreso, en parte porque le urgen los recursos para pagar el vencimiento de un bono por $1.000 millones en enero y porque solo mediante la aprobación legislativa puede conseguir ese dinero en el mercado internacional.
Pero más allá de eso, Chaves ya anunció su interés de impulsar reformas estructurales en el aparato estatal y su ministro de Hacienda, Nogui Acosta, también confirmó la intención de reformar el modelo de pago del impuesto sobre las rentas del trabajo en los próximos años. Todo ello requerirá de otras habilidades negociadoras y de otro tipo de tratos políticos a los que ha desplegado el presidente hasta el momento, al menos públicamente.
Como un avance en esa línea, ha desarrollado algunas reuniones con figuras legislativas y ha desplegado invitaciones a un mayor diálogo con las fracciones del Congreso en los últimos días. De hecho, se reunió con Rodrigo Arias este 9 de agosto, aunque al cierre de la conversación no se anunció acuerdo alguno.
Por ahora, la diputada Pilar Cisneros –como operadora de Chaves en el Congreso– reconoce que el gobierno disfruta de su “luna de miel”: “las lunas de miel siempre son placenteras”, afirmó en una reciente conversación con EF sobre los primeros días del nuevo Congreso. También calificó positivamente que el presidente vaya haciendo lo que puede a través de decretos y evite “el enredo” que representan los trámites en Cuesta de Moras, según palabras de la propia congresista.
Esas negociaciones quedarán para más adelante. Para la hora clave del ajedrez político, cuando el nuevo gobierno se disponga a lanzar sus planes más ambiciosos, aquellos que no pueden celebrarse únicamente con decretos en una democracia tan robusta como la tica. Por ahora, Rodrigo Chaves Robles y su discurso incendiario –su cambio de tono en la escena política nacional– son los protagonistas de sus primeros 100 días como presidente. Todavía le quedan 1.361 días por delante. Y la “señora de Purral” estará atenta.
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Para este trabajo se solicitó una entrevista con el presidente Chaves desde el 26 de julio pasado, pero no se asignó un espacio hasta el cierre de esta edición.