Rodrigo Chaves, ahora presidente electo de Costa Rica, defiende las posturas que tomó cuando fue ministro de Hacienda en la actual administración y dice tener una visión gerencial más apropiada para dirigir al país que sus contrincantes.
EF entrevistó a Chaves, el 30 de diciembre del 2021, antes de la primera ronda electoral. Contestó preguntas sobre sus intenciones en materia de impuestos, zonas francas, secreto bancario, Fondo Monetario Internacional (FMI) y temas ambientales, entre otros.
También respondió sobre las sanciones que recibió al salir del Banco Mundial, por “conducta inapropiada” con subalternas y por qué decidió no apelarlas.
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Usted menciona en su plan de gobierno que quiere eliminar exoneraciones que benefician a los más ricos. ¿Cuáles serían?
— Costa Rica otorga a través de diferentes leyes una exoneración total de impuestos que se deben pagar de más o menos el 5,5% del producto interno bruto (PIB) y un 3% de eso no corresponde a zonas francas. Mi propuesta es respetar esas exoneraciones a zonas francas y aprovechar el otro 3%, que va a compañías o cooperativas, como la Dos Pinos y otros grupos de interés, como importadores de ciertos tipos de vehículos, para economizarle al país $1.800 millones al año.
Entre las exoneraciones que existen actualmente están las tarifas reducidas de educación privada y salud privada. ¿Pensaría suprimirlas?
— Hablo de exoneraciones a la gente más beneficiada del país. Por ejemplo, en el caso de la canasta básica, yo no veo por qué mantener la tasa o la tarifa del 1% para la gente más rica del país. Yo propongo eliminar la exención para los ricos, que ellos paguen el 13%, y a los pobres mantener su exoneración. Uno puede devolver el IVA sobre la canasta básica a través del sistema de Sistema Nacional de Información y Registro Único de Beneficiarios del Estado (Sinirube), para quienes lo necesiten.
¿Las tarifas reducidas de educación privada y salud privada estarían dentro de ese plan?
— Ya le dije que sí, pero para los ricos, con planes de devolución para el 40% más pobre del país, que no tiene por qué pagar ese Impuesto al Valor Agregado (IVA). ¿Por qué exonerar a los dueños de El Financiero, por ejemplo, cuando van al supermercado y compran elementos de la canasta básica?
Usted también ha mencionado la intención de eliminar destinos específicos que considera inconvenientes. ¿Cuáles serían los destinos principales que buscaría eliminar, tomando en cuenta que la cantidad es alta?
— Verdaderamente alta e ineficiente. Estamos transfiriendo recursos año a año sin pedirle cuentas a quien los recibe. El caso más claro es el del Instituto Nacional de Desarrollo Rural (Inder), que tiene destinos específicos de impuestos que provienen de los cigarros y de bebidas alcohólicas. El Inder tiene una gran cantidad de recursos de superávit y los tiene prestados a Hacienda.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) tiene años de no poder gastar todos los ingresos que recibe por destinos específicos. Lo que tenemos que hacer es ver cuáles son las necesidades reales del Inamu y del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), que está en la misma categoría, y poner a los ejecutivos o jerarcas de esas instituciones a trabajar como Dios manda... lo que no puedan gastar que vaya a la caja única del Estado.
Cuando fue ministro, usted buscó implantar un impuesto solidario sobre los salarios de ¢500.000 en adelante ante la pandemia de COVID-19. ¿Retomaría alguna propuesta en esa dirección?
— Yo propuse construir un “fondo de guerra” cuando no sabíamos qué iba a pasar con el coronavirus. Esa contribución solidaria de ¢10.000 para quien mantuviera el trabajo (se planteó un 10% sobre salarios de más de ¢500.000) en aquel momento hubiera sido apropiada. En este momento, ya que tenemos tasas de vacunación mayores y no hay indicaciones de que la variante ómicron lleve a una destrucción de la actividad económica tan grande, no apoyaría eso.
También como ministro, impulsó fuertemente el levantamiento del secreto bancario para reducir la evasión. ¿Ese interés se mantendría en un eventual gobierno suyo?
— En Costa Rica tenemos un sistema o un régimen de secreto bancario equivalente al de Guatemala y al de Nicaragua, totalmente diferente al de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Yo lo que dije es que, si queremos evitar el comercio ilegal, el narcotráfico, el lavado y la evasión, tenemos que controlar los flujos de efectivo.
Hoy en Costa Rica tenemos un sistema en el que los lavadores continúan lavando y a la gente buena le imponen cada día más trabas en el sistema bancario. Yo lo que dije fue que se debe mejorar la seguridad de los datos. Debemos poner sistemas de monitoreo ciegos, en los que no sepamos de quiénes son los movimientos de flujo y, cuando se determine que hay un movimiento extraño, se pida más información. Esto requiere acceso a los flujos dentro del sistema.
¿Cerraría, vendería o fusionaría instituciones en un eventual gobierno?
— Esta es una pregunta técnica. Cada institución tiene una función, entonces hay que preguntarse si la función es todavía relevante y si la institución puede hacerla a un costo razonable. Las instituciones que no pasen esos dos tamices hay que reconsiderarlas.
Yo, como ministro de Hacienda, propuse la venta de la Fábrica Nacional de Licores (Fanal) y del Banco Internacional de Costa Rica (Bicsa), porque pienso que no están logrando el objetivo fundamental, ni de una manera eficiente. Hay que entrarle a toda la arquitectura del sistema gubernamental, pero con racionalidad y no con ideología.
¿Qué papel considera que debe jugar Recope en el país?
— Recope debe tener un papel que es el que tiene: comprar los combustibles, que es facilísimo y se hace por computadora; distribuir los combustibles a través de los oleoductos y la red que ya tiene; y asegurarse que el precio del combustible sea el mismo en todo el país.
El problema que tengo con la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) es que por hacer esas cosas tan sencillas tiene una planilla de 1.776 empleados y coge un 8% de margen sobre el valor de los hidrocarburos que importa y distribuye en Costa Rica.
Lo que hay que hacer con Recope es ponerle orden. Yo soy una persona práctica, en lugar de andar como (José María) Figueres, diciendo que le vamos a buscar trabajo a Recope; o como Eli (Eliécer) Feinzaig, que dice que va a cerrar y quitar el monopolio, sin saber que políticamente eso va a costar muchísimo.
Me menciona la planilla de Recope. ¿Hay que despedir funcionarios en Recope u otras instituciones?
— En las instituciones lo que hay que hacer es optimizar los costos, en general, incluyendo la planilla. Eso no significa que haya necesidad de hacer despidos masivos. Yo creo que si Costa Rica da una orden clara de no reemplazar personas que se pensionan, por ejemplo, y eso lleva a un 5% o 6% de los empleados públicos por año; o si abrimos un programa de retiro voluntario y no volvemos a recontratar, lo que nos queda es mover los empleados públicos de una institución a otra, quienes así quieran, para mejorar la calidad del servicio.
Esto de lo que hablo es lo contrario a lo que hizo Liberación. Si usted se fija, la planilla de Costa Rica aumentó en más de 100.000 empleados y reversar eso va a llevar tiempo.
¿Qué función debe cumplir el ICE?
— El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) fue una gran institución de desarrollo. La institución de Jorge Manuel Dengo que llevó electricidad a todo el país y telefonía. Ese ICE ya no existe. Los últimos ocho gobiernos usaron al ICE para garantizarle rentabilidad a generadores privados y para licitar contratos de exceso de capacidad de generación, al punto que hoy Costa Rica tiene entre la capacidad instalada del ICE y los contratos que el ICE está obligado a comprar, en energía a precios enormes, el doble de lo que el país consume.
Hay que revisar al ICE, que no se puede ni debe privatizar. Hay que revisar esos contratos, ver cómo exportamos electricidad del exceso que se tiene y obligar al ICE a aplicar las normas internacionales de información financiera, reestructurar sus costos y hacer que baje el recibo de la luz.
¿Qué ruta debe seguir el acuerdo con el FMI y la agenda negociada con el organismo?
— En vista de la inflación mundial y del aumento en las tasas de interés que anunció la Reserva Federal, Costa Rica necesita un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar que haya una fuga de capitales y un golpe fuerte a las tasas de interés y al tipo de cambio.
Sin embargo, el contenido específico de este acuerdo a mí me parece inadecuado, porque no tocó los problemas fundamentales de la economía costarricense, sino que solo aumenta impuestos y promete un ahorro a largo plazo en la planilla del Estado, y ni siquiera sabemos la solidez técnica de esos cálculos.
Yo voy a seguir en la conversación con el FMI, pero bajo un programa absolutamente nuevo, que se enfocaría en quitar exenciones fiscales; quitar los destinos específicos; quitar las parafiscales, que son un regalito del Estado costarricense al Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop) todos los años; reducir la evasión de manera agresiva; y revisar una serie de precios en las concesiones públicas y en la estructura del gasto en Costa Rica.
Usted fue sancionado por “conductas inapropiadas” en contra de subalternas en el Banco Mundial y se le descendió a un puesto menor por ese motivo, con imposibilidad de recibir aumentos salariales. ¿Cómo evalúa que sería su relación con estos organismos multilaterales tomando en cuenta ese antecedente?
— Yo renuncié primero porque tenía que venir a cuidar a mi mamá, que quedó sola. Hablamos de una señora adulta mayor que ya murió el 20 de septiembre del año pasado. Además, quería venir a servir a mi país. Yo renuncié primero, antes de haber recibido la notificación de que la etapa investigativa había dicho que había habido conductas inapropiadas como bailar merengue en una fiesta o como ofrecer un aventón a una colega más joven, cuando estaba lloviendo y mi hija estaba en el carro. La secuencia es importante, porque yo decidí renunciar antes de eso.
Como yo ya venía para acá, yo dije: “¿cuál es la sanción?” y la sanción era que no me iban ascender, y era imposible ascenderme porque yo ya me iba a ir. Tampoco me iban a aumentar el salario, y también era imposible. Además, me mantuvieron el salario si me hubiera quedado y habría podido seguir trabajando, porque no me despidieron.
Las dos muchachas que apelaron la resolución del banco dijeron: “¡no, tiene que hacerlo acoso sexual”. El Banco dijo: “aquí nunca hubo acoso sexual” y el Tribunal del Banco, que son siete jueces magistrados, más bien le dijo al Banco que manejó mal el caso, porque los elementos que ellas alegaban eran absolutamente subjetivos. Le dijo al Banco: “ustedes no debieron haberse cubierto, tuvieron cobardía, de decir si era o no era acoso, porque los elementos eran subjetivos y no objetivos, como que “la agarró” o cosas tan desagradables como esas”.
Yo simplemente decidí no apelar porque ya había renunciado y me quería enfocar, en lugar de gastar en eso un año o año y medio, que fue lo que duró la apelación de ellas. Yo venía a ser ministro de Hacienda.
Me parece que el tema está claro, requetelitigado. ¿Cuál es el problema con la relación del Banco? Yo renuncié. Y no lo quise apelar porque habría sido una pérdida de tiempo, en vista de que esas dos sanciones que usted menciona se vuelven irrelevantes cuando uno ya no trabaja en la institución.
Sin embargo, cuando se revisa ese caso, por petición de las denunciantes, el Banco emite algunas acciones adicionales como pedir disculpas a las mujeres involucradas, establece una alerta para que no lo vuelvan a contratar y le restringen el acceso a las instalaciones. Entonces, le reitero la pregunta, ¿cómo una persona a la que se le emitieron estas alertas dentro del Banco puede representar al país frente a ese organismo?
— El tribunal llama porque hubo una apelación de parte de ellas. El Banco, no el Tribunal, les dice en las declaraciones (a las denunciantes) “bueno, diay, yo lo siento, que ustedes se sientan así”. Segundo, “yo no le voy a restringir la entrada a Rodrigo Chaves”, porque ellas demandaron que me declararan acoso, un crimen muy serio, que no me lo... no me declararon culpable.
Entonces el Banco, el staff del Banco dice: “ay sí”, porque si el tribunal encuentra culpable al Banco, imagínese la demanda monetaria y la compensación que habría habido que tener. Pero volvemos a lo mismo. El Tribunal lo que le dice al Banco es “¿qué va a hacer para que ellas no estén incómodas?”, entonces “dígale a Rodrigo que llame antes de ir al Banco y nosotros le avisamos (a ellas) por si no quieren encontrárselo en la cafetería”.
Yo seré presidente de Costa Rica cuando gane estas elecciones. Yo no estoy yendo al Banco Mundial a negociar nada y, si yo voy, llamamos antes y eso probablemente cambie.
Yo no entiendo cuál es el propósito de esta línea de cuestionamientos, porque si usted lee la resolución del tribunal, no los alegatos de las partes, porque yo no fui parte de esa apelación y ni siquiera se me notificó; se dice que se desestiman las demandas de estas dos señoras, y las demandas incluían declarar la investigación como mala y no, la investigación estuvo buena; que declararan la decisión del Banco y la reversaran como acoso; y además, el Tribunal instruyó al Banco diciéndole “qué va a hacer usted porque aquí fueron elementos absolutamente subjetivos y usted no escogió ni gallo ni gallina (acoso o no acoso), sino que se inventó algo en el centro”.
Nota del redactor. En el punto 213 de su resolución sobre la apelación de las denunciantes, el Tribunal encargado señala que sería “innecesario” revertir el proceso para declarar las actitudes de Chaves como “acoso sexual”, porque la actual vicepresidenta de Recursos Humanos del Banco Mundial indicó en su testimonio que los hechos “equivalen legalmente a acoso sexual”.
Entre las denuncias se hablaba de acciones como miradas lascivas, intentos de besos, invitaciones no deseadas a hoteles y vacaciones y preguntas sobre relaciones personales. Para eso se entrevistó a 30 personas. ¿Usted niega que eso haya ocurrido?
— Yo con todo respeto, al entender que El Financiero es parte del Grupo Nación, entiendo claramente cuál es la intención que usted tiene en esta línea de preguntas. Está bien. Le voy a responder las preguntas que usted quiera, pero ojalá tenga un poco más de neutralidad editorial y ojalá no borre esto de esta declaración.
Ya le dije que usted lo que está diciendo es absolutamente correcto, en el sentido de que se entrevistaron 30 personas y ninguna pudo confirmar que haya habido intentos de beso o que las muchachas les hubieran contado a ellas que hubo un intento de beso. Ninguna dijo observar comportamientos inadecuados.
Las muchachas mantuvieron contacto conmigo, delante de testigos, por años después de los incidentes que ellas alegaron. Precisamente usted, al repetir los alegatos, ignorando la fase que le digo, o la parte decisoria del documento, yo no sé lo que está queriendo decir.
Yo a usted lo puedo acusar de haber participado en el genocidio de los judíos en Alemania, por el partido Nazi, y puedo describir las cosas más horribles que usted hizo y al final un tribunal dirá si es una acusación absurda, porque usted ni siquiera había nacido y, además, los 30 testigos que entrevistamos no dieron pie para una decisión de culpable.
Lo que los testigos dijeron fue “diay sí, él bailó”, “diay sí, las muchachas dicen que se sienten incómodas”. Por eso le digo, don Josué, yo entiendo la línea editorial que usted está tratando de empujar, en vista de su relación con La Nación; pero yo creo que esto ya está requetelitigado y usted más bien me está ayudando a aclarar, lo que le agradezco mucho. Gracias.
Para un mayor crecimiento económico, usted ha propuesto reducir las cargas de la seguridad social. ¿De qué manera y por cuánto tiempo?
— Yo propongo que la gente contribuya al sistema de seguridad social de acuerdo con el trabajo efectivamente trabajado y a los ingresos verdaderamente recibidos. También tenemos que crear oportunidades y eximir en el primer año a la gente que contrata a una persona joven por primera vez en el mercado formal del pago de la contribución. Esas son las reformas que queremos hacer.
En atención de la pandemia, ¿Qué rescata y qué reprocha de las decisiones del actual gobierno?
— Las peores decisiones han sido las acciones como comprar mascarillas de manera inapropiada y posiblemente corrupta a gente no ha tenido nada que ver con mercadeo de productos médicos. La restricción vehicular también fue muy inapropiada, en el sentido de que la lógica no dice que la gente en su carro vaya a causar más o menos contagios.
El punto es que ahora ya sabemos qué nos está pasando y hemos tenido acceso a vacunas. Ahora lo que hay que hacer es soltar la economía y monitorear de manera muy cercana a ómicron.
Usted salió del Gobierno indignado por la exclusión de las municipalidades de la regla fiscal. ¿Considera que esta debe mantenerse como está o debe reformarse de alguna manera?
— Yo no salí indignado de que sacaran a las municipalidades, sino de los $160 o $180 millones que ha tenido que pagar Costa Rica a raíz de que nos bajaron la calificación por un trato con el Partido Liberación Nacional (PLN) para sacar a las municipalidades de la regla fiscal. Por eso salí. Salí porque le mandé una carta al presidente desafiándolo a vetar la ley.
Ahora, la regla fiscal fue dificilísima de pasar, pero fija un porcentaje de deuda máximo sin tomar en cuenta la tasa de interés. Eso es como fijarle a una persona joven que quiere comprar una casa que no puede endeudarse más del 40% del valor de esa casa; pero si la tasa es del 2%, como en Estados Unidos, sería perfectamente posible elevar la razón de deuda a un 80% o 90%. Ese es el defecto de la regla fiscal actual, que no toma en cuenta lo que en inglés se llama el affordability.
¿Se debe realizar exploración minera, de petróleo o de gas natural en el país?
— Las tres son cuestiones técnicas en lo financiero, en lo económico y en lo ambiental. En petróleo mi intuición es que, técnicamente, no va a dar (resultados) porque cada vez hay un reemplazo mayor de los hidrocarburos como fuente de energía y el costo de explorar petróleo es muy caro, por lo que no habrá suficiente tiempo para amortizar grandes inversiones.
El gas es posible que sí (puede dar resultados), siempre y cuando lo hagamos de alguna manera que no dañe el área de extracción o haciendo un daño mínimo. Es un combustible de transición y basta con ver lo que está pasando en Europa con los precios del gas, se dispararon.
No estoy de acuerdo con la minería a cielo abierto. La excepción es Crucitas, en donde debemos ver cuál fue el daño hecho, porque ahí hubo un fallo absoluto del Estado. Debemos ver cuántos recursos quedan y tomar una decisión técnica de qué es mejor, si cerrar eso o terminar de explotar.
Usted participó en el actual gobierno como ministro de una cartera importante. ¿Cuáles son las cuestiones que más rescata de ésta administración y las que más le reprocha?
— Yo soy parte del 75% de los costarricenses que piensa que este gobierno no lo ha hecho bien. Yo estuve 180 días adentro. Traté de recoger los superávits de efectivo que tenían las instituciones del Estado y el Presidente no quiso. Traté de mantener a las municipalidades en la regla fiscal y no quiso; traté de poner escáneres y no hubo apoyo; cambié los mandos medios de Hacienda para poner orden y tampoco ayudó; traté de ponerle orden al ICE y el Presidente no quiso. También traté de arreglar Fanal, para ver qué hacíamos con eso, y al final nos dimos cuenta de que lo único que se podía era vender la marca.
Yo traté, traté y traté. Es obvio que 180 días después de estar tratando, e incomodar al Presidente, porque no quería hacer las cosas valientes, entonces él me tenía que sacar. Eso es lo que yo le reclamos a este gobierno y al Presidente de la República. No tuvo la valentía, el deseo de comerse la bronca, para arreglar este país.