La Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) se replantea su futuro en medio de una economía que marcha hacia la descarbonización. Costa Rica ya cuenta con una ley que promueve el transporte eléctrico y el Presidente de la República emitió una directriz para estimular el uso de hidrógeno como combustible.
Si Costa Rica busca desincentivar de combustibles tradicionales, y el monopolio de Recope amarra a la entidad al petróleo y sus derivados, ¿cuál es el futuro de la entidad y del monopolio del Estado sobre la importación de combustibles? Alejandro Muñoz, presidente de la institución, trabaja en un plan -a solicitud del Poder Ejecutivo- para transformar paulatinamente a la institución y alinearla con las metas del país.
El plan debe tomar forma en los próximos meses, pero contemplará el uso de combustibles alternativos (como gas natural, LPG e hidrógeno) y pasa por la reforma a la Ley Orgánica de Recope para ampliar las competencias de la entidad, así como pactar alianzas público-privadas.
Combustibles alternativos
Para sobrevivir al inminente cambio, Recope presentará un plan con una serie de etapas. El objetivo es incorporar a sus actividades los combustibles alternativos que vayan acorde a los cambios tecnológicos del país.
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El condicionamiento deja en un segundo plano la posibilidad de explotar el hidrógeno como fuerza para movilizar la creciente flotilla vehicular, principal generador emisiones de gases de efecto invernadero. Muñoz enfatizó en que la institución no producirá hidrógeno si el país carece de vehículos que requieran este combustible.
Estas declaraciones se dan luego de que el presidente Carlos Alvarado firmara una directriz para que las empresas del sector ambiente y energía desarrollen un plan para propiciar la investigación, la producción y la comercialización del hidrógeno como combustible.
Se vislumbra más cercana la posibilidad de ampliar el uso de gas licuado de petróleo e incorporar el gas natural a la matriz de combustibles del país en una etapa intermedia. Ambos combustibles cuentan con la ventaja, desde la perspectiva de Recope, de no requerir la incorporación de tecnologías costosas para el país.
En el caso del gas natural, la entidad certificaría talleres para que realicen los cambios necesarios a los automotores y que puedan utilizar este combustible alternativo en lugar de gasolina o diésel.
Amarras
Para lograr una transformación sustantiva, será necesario meterle bisturí a la legislación que delimita las actividades de la Refinadora.
La Ley 6.588, que regula a la Refinadora, especifica que los objetivos de la entidad son refinar, transportar, comercializar a granel el petróleo y sus derivados. Esto deja fuera de su campo de acción a la mayoría de los combustibles alternativos que se vislumbran con alguna posibilidad de sustituir al crudo.
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Para Muñoz la actual legislación impone una serie de trabas, y de momento lo único que permite para estar en sintonía con el ambiente, es adicionar etanol y biocombustibles a la gasolina.
Estos obstáculos quedaron al descubierto en anteriores intentos de Recope por experimentar con combustibles alternativos. El caso más conocido fue el convenio que la institución realizó con la empresa Ad Astra Rocket Company para el proyecto “Ecosistema de Hidrógeno para el Transporte”, que estuvo en firme del 2011 al 2014.
Recope no pudo finiquitar el proyecto luego de que la Procuraduría General de la República (PGR), determinara que la entidad no estaba facultada para la producción e industrialización de biocombustibles.
La Refinadora también había coqueteado con la posibilidad de importar gas natural para alimentar calderas industriales e incluso autobuses cuando el barril de petróleo sobrepasaba los $100 y el apogeo del fracking había abaratado el gas natural. Tras encargar un estudio de rentabilidad a SNC-Lavalin, la iniciativa se enfrío paulatinamente hasta quedar en el olvido.
Caja de Pandora
La propuesta de cambios en las normas que regulan a Recope estará lejos de ser cosmética. Paola Vega, diputada del Partido Acción Ciudadana (PAC), quien trabaja junto a las autoridades de la Refinadora en un proyecto de ley, calificó la reforma que están creando de “ambiciosa”.
La iniciativa nació hace tres semanas y para construir el texto base, la legisladora y las autoridades de Recope mantienen reuniones bisemanales.
La reforma tendría como objetivo que la entidad produzca y comercialice combustibles alternativos, y además, ayude a eliminar la dependencia a los hidrocarburos.
La discusión de la ley que norma las operaciones de Recope podría también arrastrar a los reflectores legislativos a la Ley 7.356, la cual creó el monopolio estatal sobre la importación, refinación y venta al mayoreo del petróleo crudo y sus derivados.
La posibilidad de abrir un mercado bajo control estatal no se presentaba en el país desde la discusión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos que requería poner punto final a los monopolios en seguros y telefonía celular.
Aunque los antecedentes en este tipo de debate apuntan hacia la discordia, en Recope prevén un futuro de mayor colaboración con la empresa privada y no de competencia. Según Muñoz una empresa privada puede desarrollar hidrógeno pero los costos son sumamente altos y esto solo sería viable si pudiera hacer el desarrollo en conjunto con la entidad.
Los cambios que podría experimentar Recope en el futuro podrían impactar el bolsillo de los consumidores, ya que para financiar los proyectos Recope necesitará que la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), reconozca los recursos, los cuales entrarían a la entidad mediante aumentos en la tarifa.
¿Será posible sobrevivir?
Si bien, Recope debe superar muchos retos para transformarse, expertos en materia energética señalan que la entidad tiene un papel clave que jugar en el proceso de descarbonización del país.
“El papel del Estado en esta transición es vital. Sin necesidad de violentar de súbito la estructura de producción, administración y distribución de combustibles, una entidad como Recope debe controlar esa transición de combustibles con carbono a combustibles sin carbono”, aseguró Frankling Chang, astronauta y físico y presidente de Ad Astra Rocket.
No está solo. Gustavo Jiménez, consultor e investigador del Incae, afirma que la Refinadora puede encontrar grandes oportunidades si decide dar un giro hacia la energía. Los retos que puede enfrentar están relacionados con la capacidad de adaptación, innovación y reinvención de su modelo.
La necesidad de diversificar actividades recorre todo el sector petrolero empezando con grandes nombres como la Royal Dutch Shell y la British Petroleum, empresas que han ampliado su modelo de negocios para incluir la generación de energía renovable a la extracción y explotación de hidrocarburos.
De momento la descarbonización da sus primeros pasos en el país y el proceso deberá madurar para entender las implicaciones que conlleva. El reto será lograr la meta en medio de una industria que aún depende altamente de los derivados del petróleo.